Xunta y Concello acuerdan rehabilitar los frescos de Lugrís y dejarlos en Olmos

La opción de retirarlos del antiguo restaurante costaría 1,2 millones | Los técnicos cifran en casi 400.000 euros las obras necesarias para acondicionar el bajo, que prevén adquirir, y en 150.000 euros las intervenciones de recuperación de las obras

Reunión, esta mañana, sobre el futuro de los murales de Lugrís

Reunión, esta mañana, sobre el futuro de los murales de Lugrís / La Opinión

A Coruña

Xunta y Concello han acordado rehabilitar los murales que Urbano Lugrís pintó en el antiguo restaurante Fornos, de la calle Olmos, y musealizar el espacio para que puedan ser exhibidos en su ubicación original. Ambas administraciones asistieron esta mañana a la primera reunión de la mesa de diálogo para decidir el futuro de estos frescos, en cumplimiento de la proposición no de ley aprobada en el Parlamento galego a finales de abril. A esta reunión, aunque estaba invitada, no asistió la Diputación que alegó «motivos de agenda» y que, a pesar de la insistencia de este diario, no aclaró si acudirá a próximas citas.

El conselleiro de Cultura, José López Campos, avanzó que el informe realizado sobre el estado de los frescos analiza y cuantifica las dos opciones posibles, que las pinturas se queden donde están o que sean trasladadas, y que su propuesta, avalada ahora también por el Concello, es la de dejar las pinturas donde están. Es también la opción que habían defendido colectivos como O Mural e In Nave Civitas, que fueron los que, con su solicitud de que los murales fuesen declarados Bien de Interés Cultural (BIC), consiguieron que se hiciesen avances para su recuperación y protección.

La opción de rehabilitar los frescos asciende a aproximadamente medio millón de euros (150.000 euros para «mantener el policromado de las obras» y entre 380.000 y 400.000 para acondicionar el espacio, de unos 200 metros cuadrados). Esta alternativa requiere, además, llegar a un acuerdo con los actuales propietarios del edificio para comprarles el bajo, toda vez que la Xunta adquirió por 36.000 euros las pinturas, pero no las paredes en las que fueron creadas. «Es la más viable y está alineada con la estrategia del Concello», destacó López Campos, que cree que el entendimiento con los actuales dueños del inmueble no tardará, porque son conocedores del gran valor de los frescos de Lugrís.

«No se va a dilatar mucho en el tiempo. Tenemos mucho avanzado y llevamos trabajando en esto un año», sentenció el conselleiro. Según ha podido saber este diario, los titulares del inmueble están abiertos, efectivamente, a cerrar la operación para que el bajo sea un espacio dedicado a la divulgación de la obra de Urbano Lugrís.

«Hay buena disposición, aunque todavía no hemos hablado de cifras concretas», contestó López Campos, a preguntas de este diario. En la compra de los murales y en los estudios técnicos incluso en unas tareas para acondicionar mínimamente los murales, la Xunta ha invertido, según explicó el conselleiro, unos 90.000 euros. Actualmente, la posibilidad de que la Xunta —sola o en concurrencia con la Diputación y/o el Concello— adquiera todo el edificio no está encima de la mesa, ya que los propietarios tienen un proceso de rehabilitación en marcha (se ha sometido ya a la comisión de aplicación del Pepri, aunque el Concello le ha requerido cambios para la concesión de la licencia de obra).

En el informe realizado por los técnicos de la Xunta se incluye también la posibilidad de que las pinturas sean retiradas de sus paredes, aunque no es la más favorable, ya que, económicamente requiere una inversión de unos 1,2 millones de euros además del coste a mayores del traslado a otra ubicación. «Esta opción está desaconsejada técnicamente, no es la más viable, y, por su situación actual requeriría no solo la retirada de las obras sino también retirar parte de la estructura y sería muy costoso y habría que hacerlo por fases», detalló López Campos, que incidió en que, por el estado en el que se encuentran las pinturas —muy delicado, por el paso del tiempo, la falta de mantenimiento y las deficiencias del edificio— sería incluso arriesgado acometer este proceso, porque se podrían dañar más de lo que están.

Sobre cuáles serán los plazos, López Campos explicó a preguntas de este diario que «con permiso de la propiedad» podrían actuar para recuperar los murales «sin tener que llegar a ningún tipo de acuerdo» sobre la titularidad del bajo. «Otra cosa es que persistan los problemas estructurales del edificio, que puede pasar, que el arreglo de las cubiertas y de las humedades no se ejecute y que la Xunta pueda hacer las obras de mantenimiento de los murales y que después, no se hagan el resto de las obras que garanticen su buen estado», remarcó, aunque cree que habrá «acuerdo» y que no se llegará a una situación de parálisis en la que la Xunta no invierta en el mantenimiento de los murales porque el edificio sigue deteriorándose por falta de obras.

El concejal de Cultura, Gonzalo Castro, aseguró que, en esta primera reunión, el papel del Concello era el de «escuchar» las alternativas que la Xunta ofrecía. 

O Mural celebró que, «cuatro años después de su primera denuncia, por fin» se den pasos «en el buen sentido», es decir, «no mover ni destruir el conjunto muralístico». Lamenta que no se hubiese adquirido el bajo en el proceso concursal porque habría sido «más barato» y defiende «el acceso público a la belleza, a poder ser, como una taberna» y es que fue para ese fin para el que Lugrís pintó los frescos.

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