Música e ilusión para Bolboretas

Estudiantes y docentes del Conservatorio Profesional de Música compartieron ayer escenario por una buena causa, dar a conocer la asociación Bolboretas de la que forma parte la profesora Loreto Pérez, y que combina deporte, risas y pacientes de cáncer de mama

La profesora Lidia Espido, miembros de Bolboretas y alumnos del Conservatorio Profesional, ayer, antes del concierto, sobre el escenario. |  Germán Barreiros/Roller Agencia

La profesora Lidia Espido, miembros de Bolboretas y alumnos del Conservatorio Profesional, ayer, antes del concierto, sobre el escenario. | Germán Barreiros/Roller Agencia

A Coruña

A Loreto Pérez nunca le había gustado el deporte, para ella, su vida era la música, tocarla y enseñarla, porque es profesora del Conservatorio Profesional, pero el diagnóstico de que tenía cáncer de mama cambió muchas cosas, incluso esa. Su historia es como la de muchas otras compañeras que forman parte de la asociación Bolboretas que, entre otras actividades, ofrece la del paleo en barco dragón, un deporte milenario que recomiendan a pacientes de esta enfermedad.

«Es una modalidad de piragüismo china en la que se hace el movimiento solo de uno de los lados, vamos sentadas en bancos de dos en dos y nos ayuda para fortalecer el tronco superior y las extremidades inferiores y para uno de los efectos secundarios de la enfermedad, que es el linfedema, que es la hinchazón de los brazos y las manos. Esa forma de remar nos ayuda para el drenaje», explica Sole Tohux.

Marcos Fernández, Rodrigo Fernández y Jacobo Ferreiro tienen once años y tocan el violín. Ayer se subieron al escenario del Conservatorio Profesional para participar en el concierto que unió a Bolboretas, profesores y estudiantes del centro para dar visibilidad a la entidad y para intentar llegar a todas aquellas personas —mujeres y hombres— que hayan sido diagnosticadas de cáncer de mama, independientemente de cuál haya sido o esté siendo su proceso, porque consideran que Bolboretas tiene un sitio para ellas y porque, como les pasó a ellas, aunque no les guste especialmente el remo, encontrarán un espacio en el que se habla del cáncer, sí, pero no exclusivamente.

Carlos Piñeiro toca el bombardino, tiene diez años y Lucas Mourenza, de once, el piano. Para ellos el de ayer era un concierto especial porque sus profes les habían explicado para quién y para qué era la música que iban a interpretar, así que, a la pregunta de si les hacía ilusión tocar para ellas, sin duda, dicen que «sí». Para Lidia Espido, que es profesora del Conservatorio y que también participó en el concierto, esta actividad supuso una oportunidad para «abrir el centro al barrio», para que los vecinos sepan que pueden ir y empaparse de la música que hacen pequeños y mayores, uno de sus objetivos de este año.

«El lema del concierto es Música que mueven olas, olas que mueven vidas, porque queremos que se convierta en una forma de transmitir lo que hacemos y los beneficios del paleo en barco dragón y que sea un tsunami que llegue a cuantos más hogares, mejor», profundiza Loreto. Marta Alcalá-Zamora empezó en kayak y en Bolboretas ya en el proceso de la enfermedad, a Rebeca Gómez le habló de este deporte una de sus compañeras de la asociación contra el cáncer y Maica Sánchez se encontró un folleto en la consulta de la oncóloga durante una revisión y fue ella la que le dijo que era bueno «para fortalecer toda la zona de los ganglios», así que, se decidió a probar. Lo que no sabía ninguna de ellas era que, además de remar y de hacer ejercicio en seco iban a hacer otra cosa más, incluso más inesperada todavía que las anteriores: «cantar», porque a todas les beneficia hacerlo, les ayuda a conectar con ellas mismas y con las demás. «Tenemos nuestras adaptaciones musicales y nos hace bien por las risas que nos echamos, por lo mal que cantamos y porque la música mueve», explican Marta y Sole, que definen el tiempo que están en el barco como su «momento». Un momento en el que se pueden olvidar del resto del mundo y centrarse en ellas y en su proceso. Normalmente, salen una hora y media o dos horas por la zona de La Marina o por Oza y adaptan la actividad a lo que cada una puede hacer en cada momento.

Actualmente, son cuarenta mujeres y seis hijos e hijas de socias que son los que colaboran con ellas tocando el tambor y yendo en el timón. Cuentan con dos barcos, uno de 22 plazas y otro de doce, así que, si alguien toma estas posiciones, las socias pueden remar, que es lo que les beneficia. «Es importante que los niños puedan compartir esos momentos con sus madres para que vean que estamos bien», resume Sole. «Nosotras aspiramos a llegar al mayor número de personas con cáncer de mama de A Coruña y alrededores, porque cuanta más gente nos conozca, más se podrán beneficiar de esta actividad y estamos seguras de que, quien viene a probar, se queda», resume Marta, que anima a las personas diagnosticadas a que les escriban a bolboretascoruna@gmail.com para pedirles información, a que prueben gratuitamente esta actividad y también a que las sigan en redes sociales. «Hacemos muchas cosas, también ganar medallas y premios», dicen y es que este diario les otorgó este año uno de los galardones especiales del Jurado en la Gala do Deporte da Coruña e a súa comarca por su labor.

Tracking Pixel Contents