Un incendio destroza un edificio ocupado en Barrera y daña otro
El inmueble cuenta con un historial conflictivo de ocupaciones previas y tráfico de drogas | La Policía Científica acudió al número 30 para investigar las posibles causas del fuego

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El edificio de calle Barrera número 30 sucumbió por completo a las llamas durante la madrugada del martes. El incendio iniciado en el inmueble ocupado no causó ningún herido, aunque sí provocó daños en el edificio colindante en su parte posterior, el de San Nicolás 29, que sufrió daños localizados en la cubierta, informó el Concello.
El fuego se inició sobre las 02.50 horas, según explicó la central de emergencias del 112, que fue cuando los primeros particulares comenzaron a llamar para dar la voz de alarma. Sobre las 07.00 horas las llamas ya estaban controladas en el número 30, pero los bomberos permanecieron en el lugar hasta refrigerar bien lo que quedaba de la estructura, que fue gravemente afectada. También actuaron sobre las cubiertas del edificio colindante, cuyos residentes no pudieron volver en todo el día de ayer, aunque, de acuerdo con fuentes municipales, ya contaban con una solución habitacional.
En total cinco dotaciones de bomberos se trasladaron hasta el lugar del incendio, que empezó en el cuarto piso y se extendió rápidamente al resto del edificio, cubierto por un andamio. Los servicios de emergencias tuvieron que desalojar a los números 28, 32 y 34 de la calle Barrera, además de los números 25 y 27 de la calle San Nicolás. Todos los vecinos de estos edificios pudieron volver a sus casas a primera hora de la mañana.

Un incendio destroza un edificio ocupado en Barrera y daña otro
Los servicios de emergencias confirmaron que no hubo heridos, aunque la central del 112 señaló que los efectivos del 061 movilizados de madrugada, tuvieron que atender en el lugar a cinco personas, una de las cuales fue trasladada por causas que no tienen relación directa con el fuego y el humo.
El Concello señala que el incendio no provocó víctimas. Por la mañana, la alcaldesa, Inés Rey, acudió al lugar acompañada de los bomberos y de la Policía. Rey destacó que las causas todavía se desconocían y que hasta el edificio se había trasladado la Policía Científica para comenzar las pesquisas y, a partir de ahí, determinar o no si se continúa la investigación de lo sucedido. Fuentes conocedoras del caso apuntan que no hay ninguna prueba de que el fuego haya sido provocado, pero que es pronto para llegar a conclusiones.

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Tanto el número 30 de la calle Barrera como el 29 de San Nicolás están catalogados en el Plan Especial de Protección y reforma Interior (Pepri) de la Cidade Vella y Pescadería. Los dos fueron construidos antes del año 1960. Mientras que el edificio calcinado cuenta con una catalogación de «significación arquitectónica ambiental», el inmueble de la calle San Nicolás, tiene una protección mayor por «características singulares estructurales».
El número 30 de la calle Barrera cuenta con una historia conflictiva desde hace tiempo. En mayo de 2022, la Policía Nacional tuvo que desalojar a cuatro personas que habitaban en el cuarto piso y que se habían negado a abrirle la puerta a funcionarios del juzgado. Uno de los ocupantes acabó siendo arrestado. Los vecinos también denunciaron el posible tráfico de drogas en el inmueble el año pasado y un «amago de incendio» por personas que residían ilegalmente allí el pasado noviembre.
Los vecinos: «La pena de todo esto es que sabíamos que se iba a dar antes o después»
Los vecinos de los edificios colindantes pasaron también una noche de «escándalo». Sergio Pérez, del número 32, señala que él y su novia se despertaron con los ruidos. «Vi que había llamas en el tejado de al lado y al poco tiempo ya nos desalojaron». Ellos estuvieron casi cuatro horas en la calle, cuando por fin les dejaron entrar de nuevo en su piso, eran las seis y cuarto de la mañana.
Ellos tenían claro que unas llamas en ese edificio era tan solo cuestión de tiempo. «Ya el año pasado hubo un incendio», recuerda Pérez, que añade que es una «vergüenza» que un inmueble en estas condiciones exista en el centro de la ciudad. Para Manuel Carro, otro de los vecinos de la calle, el problema está en los propietarios y el Concello, que no controlaron bien el estado del edificio. «Yo llevo aquí 40 años y a mí me obligaron a rehabilitar este edificio, pero a ellos que están ahí, nada. No lo entiendo», afirma.

Un incendio en un edificio ocupado de la calle Barrera obliga a desalojar otros seis inmuebles / Carlos Pardellas
«Son muchos años en los que esta situación se está repitiendo, la pena de todo esto es que sabíamos que se iba a dar antes o después, porque ya hubo problemas», señala Andrea Añón, del número 28 de la calle Barrera. Añón recuerda que hace un año hubo un amago de incendio y que, ante esta situación, se remitieron quejas al Ayuntamiento por parte de los vecinos, se intentó contactar con los propietarios del inmueble y era algo « que no se solucionaba». «Es una pena que tengan que pasar estas cosas. Menos mal que todo el mundo está bien que espero que sean solo desperfectos de los domicilios», dice.
Los ocupas: «En tres minutos el humo ya estaba a un palmo de mi cara, no veía nada»
Dos de las personas que dormían en el edificio señalan que les despertaron los gritos del resto de los ocupantes gritando «fuego» y que al abrir los ojos vieron una enorme masa de humo en la habitación. «En tres minutos el humo ya estaba a un palmo de mi cara, no veía nada», dice uno de ellos.
Señalan que llevan allí dos meses, y que fue la persona que vigila el inmueble el que les dejó entrar. Explican que el edificio «no es un narcopiso» y que el resto de personas que habitan en él son gente como ellos, en exclusión social.
Creen que las llamas fueron iniciadas por alguien. «El incendio fue provocado porque hubo tres puntos de fuego y nos bloquearon la entrada para que no pudiéramos salir. Fue con premeditación», dice Rubén, uno de los afectados. «Tuvimos que saltar al andamio para salir».
«Hemos perdido toda la ropa, hemos perdido toda nuestra vida, no tenemos nada, no sabemos si tenemos algún ingreso mínimo vital», confiesa.
Su compañera explica que ya han llamado a varios de los albergues de la ciudad como Padre Rubinos o a Cruz Roja, pero están completos. «Nosotros no queremos vivir así», dice. «No tenemos trabajo, no tenemos una situación estable. Para alquilar una habitación en A Coruña piden un contrato de trabajo y eso no lo tenemos. Nosotros buscamos pisos, pedimos ayuda a los servicios sociales y nos cierran la puerta. Ojalá muchas personas se dieran cuenta de lo que estamos sufriendo».
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