Las inmobiliarias de A Coruña opinan: duras reservas y esperanzas por la congelación del alquiler
El Estado realiza trámites para declarar A Coruña como zona de mercado resdencial tensionado este julio, y algunas inmobiliarias de la ciudad afirman que este movimiento, que conllevará limitaciones al precio de los alquileres, puede implicar que se retiren pisos del mercado o conducir a acuerdos en negro

Una pareja camina delante del escaparate de una inmobiliaria. | Iago López
El Ministerio de Vivienda trabaja con el objetivo de que A Coruña se convierta este julio en una zona de mercado residencial tensionado, una petición del Concello a la que dio el visto bueno la Xunta y que, durante tres años, implicará la congelación de los nuevos alquileres y topes a lo que podrán cobrar grandes propietarios y dueños de viviendas que salgan al mercado. Ya antes de implantarse, causa discrepancias entre las inmobiliarias de la ciudad, con algunas voces que apuntan a que hará desaparecer vivienda del mercado. Otras advierten de la «picaresca» que se puede desplegar para evadir las limitaciones de la ley, señalan que aún hay dudas y desconocimiento acerca de lo que ocurrirá o advierten de que, pese a la desconfianza mutua, muchos propietarios y arrendatarios actúan de manera razonable.
La norma establece que los nuevos contratos en un piso deberán mantener el precio del último mes del anterior, con subidas ligeras en casos tasados. Pero los que salgan al mercado sin haber estado arrendados en los últimos cinco años deberán someterse al precio de referencia que marque el Estado, y fuentes de Ático Inmobiliaria indican que posiblemente «va a haber mucha diferencia» entre unos y otros, cuando los dueños vean que sus conocidos tienen precios «mucho más altos de lo que a ellos les permiten».
Ahí puede haber «picaresca» de dueños que intenten evadir la norma, o pisos que «se retirarán». Por el momento, la gente conoce «muy poco», pero ya hay dueños con «mucho miedo» a ocupas, impagos o inquilinos a los que no se pueda expulsar porque se declaren vulnerables, y «nos están quitando algún piso del mercado por eso». «Si alquilar no es rentable nadie va jugarse meterse en un fregado por poco dinero», indican desde Ático.
Lo mismo piensan desde Rúa Inmobiliaria, que señalan que «desaparecerá más vivienda del mercado». Las medidas de la Ley de Vivienda, consideran desde este negocio, han contribuido a que no se alquilasen pisos, y ahora hay «escasez». «Si no tienes seguridad jurídica no la alquilas, o se lo alquilas a un amigo en B», resumen fuentes de este negocio, que consideran que la política de vivienda «no se puede hacer peor».
Pero de eso discrepan en Será por Casas, donde tienen «un montón de inversores queriendo comprar para alquilar», lo que indica que el arrendamiento sigue siendo atractivo. Desde la inmobiliaria señalan que «no ha habido margen de maniobra» para saber si la zona tensionada cambiará esta tendencia, pero el problema de vivienda no es «porque la gente no saque sus viviendas», sino por falta de pisos. «Desde la última gran crisis, ¿qué se ha construido? Entre cero y nada», señalan en Será por Casas, e indican que en la ciudad hay «edificios enteros de viviendas abandonadas» que se podrían recuperar.
La zona tensionada también implicará límites de precios para grandes propietarios, pero en Será por Casas «nuestros propietarios están todos muy tranquilos: son dueños de una o dos viviendas» y no les afecta esto. Pese al miedo, indican las mismas fuentes, «la gente que alquila es maravillosa, paga y cuida los pisos en el 99% de los casos».
Para Mirko Sanhueza, de Urbeko Inmobiliaria, hay dueños que «tienen pisos vacíos porque no quieren entrar en la dinámica del Gobierno» y sus restricciones, y otros que «tratan de forzar el alquiler ahora para que su contrato no se regule» con los condicionantes de la declaración de zona tensionada. Predice que va a haber «gente que se va a inventar historias» para evadirlos, como pedir la diferencia entre lo que quiere cobrar y lo que es legal en negro.
«Yo no voy a entrar en esa dinámica, y la idea es que ningún inquilino acepte, y el que lo vea denuncie: no podemos entrar en la jugarreta», reclama, aunque matiza que no todos los dueños de pisos optarán por la picaresca. «Hay un gran porcentaje de propietarios que son coherentes, lógicos, gente muy razonable», defiende Sanhueza, que reivindica que hay que «poner en valor a las inmobiliarias que traten de llegar a buenos acuerdos» entre dueños e inquilinos y señala que «lo que hemos vivido en subida de alquiler estos años no es normal».
En cuanto a las restricciones para los individuos que tienen diez pisos o más, Sanhueza advierte de que «se han convertido en tenedores personas que hace cuatro años no lo eran» y que se han lanzado a comprar pisos para invertir. Ahora «hay gente que tiene doce o catorce pisos y los está dividiendo en sociedades limitadas, en empresas diferentes», pues «te gastas seis o siete mil euros ahora, pero los vas a recuperar por no entrar a ser gran tenedor».
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