Reencuentro en A Coruña tras 50 años de separación

Antiguos compañeros de la pensión Internacional, que formaron la Peña Palmesú, se reúnen de nuevo en la fuente de Santa Catalina gracias a un reportaje de LA OPINIÓN

Los reunidos ayer en Santa Catalina y, arriba, la foto original de 1975. |  Casteleiro/Roller Agencia

Los reunidos ayer en Santa Catalina y, arriba, la foto original de 1975. | Casteleiro/Roller Agencia

A Coruña

Fueron compañeros en la pensión Internacional en el curso académico 1974-1975 y al acabar ese curso separaron sus caminos tras haber creado la llamada Peña Palmesú, pero muy pocos de ellos conservaron la relación. El norirlandés Paul Murray, que trabajaba como lector de inglés en centros educativos de A Coruña, decidió intentar localizar a sus antiguos compañeros y para ello recurrió a las redes sociales, aunque sin éxito.

Un reportaje de LA OPINIÓN publicado el pasado febrero hizo público su interés por hallar a quienes fueron sus amigos y, finalmente, uno tras otro fueron apareciendo, lo que permitió que se reunieran de nuevo en la ciudad este fin de semana. Pero uno de ellos ya falleció, mientras que el propio Murray y otro miembro de la peña sufren problemas de salud, a los que se une otro de los integrantes tampoco pudo acudir.

Los integrantes de la Peña Palmesú, en A Coruña. |  Cedida por Paul Murray

Los integrantes de la Peña Palmesú, en A Coruña, hace 50 años. / Cedida por Paul Murray

Este sábado posaron ante la fuente de la plaza de Santa Catalina de la misma forma que habían hecho cincuenta años antes, con el edificio de la pensión a sus espaldas, aunque ahora con la fachada oculta por un andamio a causa del estado ruinoso del inmueble y con la emoción visible en sus rostros después de haber transcurrido medio siglo sin verse en la mayoría de los casos.

Roberto García y José Luis Álvarez son asturianos y son dos de los antiguos peñistas que se abrazaron con sus viejos amigos. «Decidimos volver a vernos en la fuente y reeditar aquella foto», señaló el primero, mientras que segundo comentó que «con la protección de datos hoy es prácticamente imposible conseguir el teléfono de alguien». Aunque en aquel momento estaba pendiente de una intervención quirúrgica, su sorpresa fue enorme y este sábado se encontraba «contentísimo» al volver a ver a sus compañeros de la pensión, de los que algunos adelantaron su llegada al viernes y visitaron alguno de los locales que frecuentaron en su juventud, como la popular taberna Priorato, en la calle de la Franja.

Artículo de LA OPINIÓN

«Fui una de las primeras que vi el artículo y se lo pasé a uno de mis compañeros, y así empezamos a buscarnos unos a los otros», explicó Raquel López, quien asegura que vive el reencuentro con «mucha emoción después de tantos años».

«Mi marido y yo estábamos en Madrid y él vio el artículo, por lo que llamamos al periódico y nos contaron la historia», recordó Carmen Barro sobre el inicio de la búsqueda. «Pensábamos que iba a ser muy difícil, pero en quince días estábamos todos localizados, lo que es increíble, porque algunos llevábamos toda una vida sin vernos», apuntó. «Leo LA OPINIÓN todos los días y cuando vi la foto dije: ‘Pero si esta foto es mía», rememoró José Alfonso Soto, el marido de Carmen, sobre el día que se publicó el reportaje. Su mujer trabajó en el Chuac y consiguió averiguar que otro de los amigos, Alberto, estaba ingresado en el Chuac para ser trasplantado de un pulmón, por lo que llamó a una de sus antiguas compañeras del Modelo, ahora en el hospital público, para localizarle. La enfermera contó a este vecino de O Carballiño la historia del reencuentro y se emocionó tanto que cuando su hija llegó a la habitación preguntó si su padre estaba desvariando.

«No solo nos hicimos compañeros, sino también amigos», recordó el naronés José Díaz sobre sus años de estudiantes, tras los que dijo que siempre se preguntaba qué habría sido de ellos. Una «emoción tremenda», explicó que fue lo que sintió al volver a verles. Jesús Piquín fue quien consiguió localizar a Roberto al recordar que la familia de su mujer tenía un mesón en Asturias, pero descubrió que había cerrado hace años. A través de Google Maps vio que en las proximidades había otro mesón y al preguntar allí por él consiguió contactar.

Los congregados ante la fuente se lamentaban de que Paul Murray no pudiese acudir al haberse roto la cadera, por lo que piensan citarle el año que viene o viajar hasta Gales, donde ahora reside.

Tracking Pixel Contents