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LAS CONSECUENCIAS DE LA INFLACIÓN

La industria de A Coruña, tras cinco años de subida de precios: «Llegamos a hacer presupuestos a 24 o 48 horas por la inestabilidad»

Aunque lo peor de la inflación ha pasado, materiales básicos como la madera, la energía o el acero siguen entre un 25 y un 45% más caros que antes del covid, encareciendo los precios para el consumidor y dificultando a empresarios y promotores asumir inversiones

Carpintería Crugar en Espíritu Santo

Carpintería Crugar en Espíritu Santo / Casteleiro

A Coruña

Los problemas de las cadenas de suministros derivados del covid, la explosión de la demanda tras salir de la pandemia, la guerra de Ucrania, el aumento de los precios del combustible, las guerras comerciales, la demanda de reformas y de vivienda... El último lustro se ha caracterizado por los vaivenes económicos y por los aumentos abruptos de precios, que, aunque ahora están más estabilizados y en algunos casos han bajado, se encuentran todavía muy por encima de los niveles prepandemia, con subidas de entre el 25 y el 45% en productos básicos como la madera, la energía, el acero o el cemento. El alza de precios ha causado distorsiones y obligado a algunas empresas a reducir márgenes, al tiempo que ha perjudicado a las inversiones de empresarios y promotores. Como consecuencia positiva, la Confederación de Empresarios de A Coruña (CEC) destaca que las compañías coruñesas aprovecharon la inflación para hacer una «apuesta por la eficiencia».

El salto de precios ha sido desorbitado en las materias primas para la construcción. De acuerdo con los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, para diciembre de 2024, el cemento y la cerámica habían subido casi un 45% en relación al último mes de 2019, mientras que el cobre lo hizo prácticamente en la misma proporción, un 44,1%. La energía se elevó un 33,6%, y el acero más de un 34%. La empresa cambresa Construcciones Metálicas Crugar, con sede el polígono industrial Espíritu Santo, explica que tuvo subidas de hasta un 70%, y pasó por épocas en las que había que hacer presupuestos con solo 24 o 48 horas de vigencia.

Lo mismo ocurre con el aluminio, con una subida del 39,1% entre 2019 y 2024. «Decían que iba a bajar y no llegó a hacerlo», señala David García, dueño de la empresa A Galería, con sede en Meicende, que se ha especializado en carpinterías con este metal y con PVC. «Estamos dando quince días de valor para un presupuesto y reducimos bastante los márgenes para poder seguir trabajando», resume el empresario. Aunque la madera tuvo una subida más moderada, está un 25,6% más cara que antes del covid, y el veterano del sector Fernando Meizoso, dueño de la empresa carralesa Carpifer, explica que incluso el pino o el tablero rechapado han subido, «no digamos ya el roble o la teca». Los ligantes, que se emplean para unir entre sí otros materiales, tuvieron un alza del 66,7%.

En Canagal Instalaciones lo notaron con el precio de la pizarra. Uno de sus socios, Cristian Candal, reconoce que subió «un 30%»y que se volvió misión imposible encontrar este material, por lo que optaron por trabajar con previsión para dar respuesta a los proyectos que les llegan.

Estos incrementos son muy superiores al crecimiento de los sueldos de los ciudadanos. «La inflación en España subió de media un 18,8% entre diciembre de 2019 y diciembre de 2024», explican desde la Cámara de Comercio, y, aunque «hay sectores con subidas muy superiores, como es este caso», la subida de los precios «se notó en prácticamente todos los sectores de la economía y se trasladó a la capacidad adquisitiva de empresas y particulares». En algunos productos, indica la Cámara, los empresarios pudieron repercutir el coste en el consumidor y soportaron mejor la inflación, pero «los que no lo pueden hacer, o solo parcialmente, ven reducidos los márgenes y a veces su propia supervivencia».

La inflación, que la entidad liga en parte a «una política monetaria laxa», acabó causando también problemas cuando el Banco Central intentó corregirla subiendo los tipos de interés. La idea era contener los aumentos de precio, pero a cambio hubo que encarecer el precio del dinero y perjudicar a los ciudadanos con hipotecas a tipo variable, aunque la Cámara recuerda que esta política «se ha ido suavizando».

Y los problemas continúan. Como explica el presidente de la Confederación de Empresarios de Coruña (CEC), Antonio Fontenla, «la escalada de precios se inició con la pandemia y se agravó con la guerra de Ucrania», pero «entre 2023 y 2025 seguimos percibiendo un componente de inflación que depende también de la presión de la subida de los costes que soportan las empresas, como los logísticos o los laborales». Y, este último año, se han sumado «las tensiones en el comercio internacional».

Aunque el encarecimiento de materias primas y energía «afecta de manera transversal a todos los sectores», la construcción «ha sido probablemente el sector más golpeado, junto con la industria del metal y sus auxiliares». Esto perjudica a las empresas que quieren crecer, pues Fontenla recuerda que «siempre que hay inestabilidad en los costes e incertidumbre» se retrasan las decisiones de inversión en aras de la liquidez. Es decir, las compañías prefieren dejar el dinero en caja en vez de dedicarlo a construir nuevas instalaciones y contratar. Hay que renegociar las condiciones con los clientes y «la volatilidad de precios ha supuesto un reto enorme» en los sectores más afectados, indica el líder de la patronal, en especial en los contratos a largo plazo.

Las empresas podrían mantener los márgenes traspasando el aumento de precios de sus suministros al consumidor, pero «no siempre puede repercutirse en su totalidad» el alza. En algunas ocasiones hay «presión de la competencia», explica Fontenla, con alternativas más competitivas, o el cliente es sencillamente incapaz de pagar toda la subida. Las empresas coruñesas, añade, han tenido que realizar «una apuesta por la eficiencia», invirtiendo en digitalización, ahorro energético, mejoras en el control de costes y reducción de las pérdidas en sus procesos de producción. «El tejido empresarial de A Coruña ha demostrado resiliencia ante este escenario», defiende el líder de la patronal.

En cuanto al papel de las administraciones, Fontenla recuerda que en 2022 tanto el Gobierno central como la Xunta aprobaron mecanismos excepcionales de revisión de precios en los contratos públicos de obras, para hacer frente al «encarecimiento extraordinario» de las materias primas y la energía, pero añade que «habría sido de utilidad una mayor agilidad» en los mecanismos que permiten reajustar los importes. «Aunque insuficientes, ha habido medidas positivas como avales ICO —a pesar de la necesidad de mejorarlos—, algunas bonificaciones fiscales o líneas de ayudas, entre otras para eficiencia energética, por ejemplo», remacha.

«No sabes tus costes»

Aunque los mayores vaivenes de precios ya han pasado, los promotores siguen «preocupados» por la deriva inflacionaria, según afirma el secretario general de la Asociación Provincial de Promotores Inmobiliarios de A Coruña (Aproinco), Juan José Yáñez. «Hay fabricantes o instaladores que no te ofrecen un presupuesto en un plazo superior a seis meses, hubo un tiempo en que solo te lo mantenían quince días», pone como ejemplo.

Y «eso es un problema enorme», pues, para dar financiación los bancos exigen un porcentaje «elevado» de ventas aseguradas antes de construir. «Tienes que empezar a vender casi antes de obtener la licencia, pero no vas a entregar hasta 30 o 36 meses después, y no sabes cuánto te van a costar cantidad de materiales», explica Yáñez, que añade que falta mano de obra y las «nuevas exigencias» legales a la hora de construir vivienda nueva llevan a que esta sea mayor que en décadas pasadas, pero también más cara de producir.

Siempre según el responsable de Aproinco, esta inestabilidad es uno de los motivos por el que los precios de la vivienda suben, no solo porque hay que repercutir las materias primas, sino porque «tienes que cubrirte las espaldas» y poner precios que permitan no perder dinero si hay subidas elevadas. En su momento, recuerda, se planteó que los pisos que se venden sobre plano pudiesen subir en base al precio de los materiales, pero esto «no es posible por normativa de consumidores», y el promotor tiene que darle a su comprador «un precio fijo y un plazo cierto». «Hubo casos de promotoras que dijeron que se les daba más dinero o se presentaban a concurso, pero afortunadamente solo sucedió en la época de la grandísima crisis», puntualiza.

Crugar

Un operario trabaja en las instalaciones de Crugar, en Cambre. / Casteleiro

Construcciones metálicas Crugar | Acero y aluminio

«Llegamos a hacer presupuestos a 24 o 48 horas por la inestabilidad»

En la empresa cambresa Crugar, que lleva casi dos décadas en el sector de fabricación e instalación del metal, vieron subir los precios de los materiales «incluso a un 70%» , y, aunque ahora ha habido una bajada, estos continúan muy por encima de los niveles de 2019. El incremento, que acabó repercutiendo en el cliente, fue especialmente significativo en el acero inoxidable, y la inestabilidad llegó a ser tan grande que «hacíamos presupuestos a 24, 48 horas». Este año los precios han subido relativamente poco, quizás un 2 o un 3%, algo que entra dentro de lo «habitual». «Estamos intentando conservar [los costes de los] presupuestos y se pueden defender», argumentan desde la compañía.

Fernando Meizoso, en su taller de madera de Carral.

Fernando Meizoso, en su taller de madera de Carral. / Casteleiro

Carpifer | Carpinterías de madera

«Hasta la madera de pino está carísima, no digamos ya el roble o la teca»

Fernando Meizoso lleva más de 30 años en el sector de la carpintería, pero cree que la subida de precios de la madera de los últimos años es la más elevada que ha vivido. «Hubo un incremento bastante notable y hasta el pino está carísimo, no digamos ya maderas más nobles como el roble o la teca», enumera Meizoso, dueño de la empresa carralesa Carbifer y que realiza desde puertas y armarios hasta suelos y reformas. Y el incremento no ha sido solo en la madera maciza, pues «el tablero rechapado subió muchísimo también». El incremento se dio sobre todo en 2022, a raíz de la guerra de Ucrania, y los precios solo «bajaron un poco». Esto se convierte en mayores costes para el consumidor final, pues «tenemos que incrementar en función de la mercancía», y ahora hay bastante demanda de trabajo. «Las reformas son más caras y no hay profesionales», explica.

David García posa en las instalaciones de A Galería.

David García posa en las instalaciones de A Galería. / Carlos Pardellas

A Galería | Carpintería de aluminio

«Reducimos márgenes: no puedes cobrar 200 al cliente por algo que valía 100»

David García es el responsable de la empresa de carpintería de aluminio A Galería, de Meicende, un metal que entre 2019 y 2024 subió más de un 39%. Los mayores incrementos ya han pasado, pero «decían que iba a bajar y no llegó a hacerlo», indica el dueño de A Galería, que pone como ejemplo que «bajó el kilo cinco céntimos, pero a los tres meses subió diez». Esto tiene dos consecuencias para su empresa: dificultad para planificar a largo plazo y bajada de beneficios. «Estamos dando quince días de valor para un presupuesto y reducimos bastante los márgenes para poder seguir trabajando», explica García, pues trabajan sobre todo reformas y viviendas unifamiliares y a sus clientes, particulares, «no puedes cobrarle 200 por una cosa que antes valía 100».

Tejado en Canagal Instalaciones

Tejado en Canagal Instalaciones / LOC

Canagal Instalaciones | Cubiertas de pizarra y canalones

«Lo notamos con la pizarra, subió el precio y era difícil de encontrar»

En Canagal Instalaciones, que se dedica a cubiertas de pizarra y todo tipo de canalones, notaron el alza de precios, «sobre todo en la pizarra», según explica el socio Cristian Candal. «En el aluminio también, pero menos. El precio de la pizarra subió sobre un 30%», apunta.

Recuerda que «antes del 2020 había subido un poco, algo normal, pero a partir de la pandemia se disparó». «La pizarra se empezó a exportar mucho al extranjero y era difícil de encontrar», señala Candal, que indica que parece que ahora el panorama ha cambiado porque «ya llaman para ofrecer pizarra». En su empresa, sin embargo, trabajan con margen y previsión. «Solemos tener pizarra almacenada. Siempre tenemos un pedido hecho. Así, si te llega un proyecto, solo tienes que llamar al camión para que lleve el material a la obra, sino puede tardar mucho», añade.

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