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Rosa Otero, primera Hija Adoptiva de A Coruña: Esta es su historia

La farmacéutica nacida en Santiago es la primera mujer en ser nombrada Hija Adoptiva | Desea que el trabajo por la igualdad de oportunidades «siga vivo en las generaciones futuras»

Rosa Otero recibe el título de Hija Adoptiva de A Coruña

Ana Carro

A Coruña

Un salón de plenos sin un asiento libre ovacionó durante minutos a Rosa Otero. Cuando entró, junto a la alcaldesa, Inés Rey, parecía que el aplauso iba a ser eterno. No tanto como la huella que ha creado desde que llegó a la ciudad hace 61 años, cuando prestó su ayuda a los colectivos más desfavorecidos y nunca se fue de su lado. La farmacéutica nacida en Santiago pero con corazón coruñés es la primera mujer en ser nombrada Hija Adoptiva de A Coruña. «Es un gran honor», dijo, visiblemente emocionada, delante de sus familiares, amigos, compañeros, miembros de la Corporación municipal o exalcaldes. Todos querían estar allí.

Otero se acordó de su marido, Pepe, al que perdió hace cinco años y quien estaría «muy orgulloso» de este título. «Gracias por traerme a esta ciudad tan linda», proclamó, e hizo un viaje en el tiempo para contar su historia a quien todavía no la sepa. Y eso que la alcaldesa lo dejó claro: «pocas personas quedan en A Coruña que no conozcan a Rosa Otero».

Fue analista clínica en el hospital Labaca, donde comenzó su labor sanitaria, pero también la social, pues entró en contacto «con personas de los asentamientos chabolistas». «Allí comencé como farmacéutica comunitaria», recuerda, aunque también fue quien enseñó a leer a muchas mujeres.

En los años 80, la droga —y también el sida— apareció «en todos los lugares y clases sociales». Así fue como nació la asociación antidroga Antonio Noche, que ella misma presidió. «Y posteriormente, creamos la Asociación de Ayuda y Atención al Preso», añadió. También es la presidenta de la Asociación de Amas de Casa desde hace casi 20 años y fundó la Asociación de Empresarias de A Coruña. En su discurso tuvo palabras para todas esas personas, instituciones y entidades que la acompañaron en este camino marcado por la «lealtad, el trabajo y el apoyo».

En resumen, según las palabras de Inés Rey, esa mujer que «dedicó su vida a hacer mejor la de los demás».

Pero Otero no solo miró hacia atrás, también otea el futuro y desea que «el esfuerzo, el trabajo y el corazón generoso de trabajar en la igualdad de oportunidades continúe vivo en las generaciones futuras». Como quien sopla una vela y pide un deseo, esta coruñesa de adopción manifestó que espera que se puedan «reducir los niveles de pobreza y exclusión social». Esa es Rosa Otero, siempre pensando en los demás.

La alcaldesa aseguró que fue «una mujer pionera», igual que María Pita o Concepción Arenal. «Se hizo ver y escuchar en un contexto que no era muy favorable. Abrió caminos en un mundo en el que todavía no se hablaba de techos de cristal sino que había que abrir puertas y ventanas», destacó, e insistió en que en aquel entonces «las mujeres tenían que luchar el triple para ocupar el lugar que les correspondía». Y Rosa Otero lo hizo «valentía, inteligencia y una enorme capacidad de trabajo». La regidora indicó que la homenajeada fue «un faro de esperanza» para muchas familias. Incluso peleó por conseguir un estatuto para las amas de casa. «Entendía y entiende que no hay justicia si no se reconoce el trabajo de quien sostiene la vida diaria, las familias y los cuidados», relató.

El nombramiento de Hija Adoptiva, por tanto, «no es un título, es un símbolo, la forma de decir que sabemos mirar hacia atrás con gratitud y reconocer a las personas que nos hicieron mejores». «Por abrir puertas y recordar a las mujeres invisibles, por hacer ciudad sin excluir a nadie», continuó Rey sobre una mujer que trabajó por la igualdad «sin descanso». Una Rosa Otero que tenía guardado un grito para poner fin a este homenaje: «Viva A Coruña».

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