Una ciudad en continua evolución durante 25 años
El primer cuarto del siglo XXI ha visto el nacimiento de nuevos barrios en A Coruña y la construcción de importantes infraestructuras y equipamientos, al tiempo que espera por la puesta en marcha de otros

Vista aérea de A Coruña, con las rías de O Burgo y de Betanzos al fondo de la imagen / Carlos Fernández Sousa
El transcurso de un cuarto de siglo supone en cualquier ciudad la aparición de importantes transformaciones en todos los órdenes a causa de la lógica evolución de la actividad humana en ese entorno. Los primeros veinticinco años del siglo XXI en A Coruña, que coinciden con los de vida de LA OPINIÓN, han visto como su crecimiento se expandía hacia lugares que hasta ese momento estaban marcados por su carácter rural, a pesar de que algunos de ellos estaban rodeados por un entorno urbano.
Es el caso de Novo Mesoiro, construido desde principios de los dos mil y cuya denominación inicial fue la de Valle de Mesoiro, con la que los vecinos numeraron sus edificios antes de que se bautizaran las nuevas calles del nuevo barrio, el primero a gran escala tras Os Rosales. Levantado sobre un promontorio en los confines del término municipal, ya en el límite con el de Arteixo, la concentración en sus viviendas de un gran número de familias jóvenes convirtió a este enclave en uno de los más dinámicos desde el punto de vista social, ya que sus habitantes reclamaron desde el primer momento todas las dotaciones necesarias para hacer de esta zona un barrio más.
Cuando LA OPINIÓN inició su andadura, Vioño era aún una aldea con casas unifamiliares en las que sus últimos residentes cultivaban las huertas que las rodeaban. En 2005 comenzó el derribo de las últimas edificaciones, lo que dio paso después a la construcción de un nuevo barrio que ocupó el hueco existente entre la ronda de Outeiro y el polígono de Agrela.
Otra de las áreas de expansión de la ciudad en estos años se desarrolló en los terrenos comprendidos entre las avenidas de Alfonso Molina y de Monelos, el emplazamiento del fallido proyecto del parque ofimático, diseñado a finales de los años ochenta del siglo pasado para la localización de empresas y cuyo fracaso animó a que se reconvirtiera en un polígono residencial.

Edificio de viviendas en Xuxán, uno de los nuevos barrios de A Coruña / Germán Barreiros / Roller Agencia
Fue en 2008 cuando se tomó la decisión de destinar este suelo a la construcción de viviendas, pero aún hubo que esperar a noviembre de 2011 para que comenzaran las obras de urbanización, que además se vieron retrasadas por sentencias judiciales. El telón de fondo de este proceso fue, además, la situación de las familias que residen al otro lado de Alfonso Molina y que, al renunciar a ser expropiadas, fueron convertidas a la fuerza en promotoras inmobiliarias, lo que les obligó a afrontar los muy cuantiosos costes de urbanización.
Los afectados pelearon durante años para evitar estos perjuicios y protagonizaron protestas durante más de una década hasta que finalmente consiguieron su objetivo. La demora de las obras en el polígono, cuyo proyecto tuvo además que ser modificado de forma sustancial, hizo que los primeros habitantes no llegaran al nuevo barrio hasta febrero de 2019 y en la actualidad aún hay parcelas sin edificar en este lugar, pendiente de su definitiva integración en el casco urbano.
La iniciativa de ubicar en el extrarradio de la ciudad un recinto ferial fue el origen de otro barrio al que se denominó oficialmente con el mismo nombre que la instalación, pero que finalmente adoptó el del núcleo tradicional más próximo, Someso. El proyecto se presentó de forma oficial en 2006, que debía albergar 17 torres de otras plantas, además de otras dos con 32 alturas, lo que las convertiría en las más altas de A Coruña. En medio del barrio se levantaría un nuevo centro comercial que prestaría servicio a los nuevos vecinos y que llevaría la marca de Espacio Coruña.
En el año 2008 comenzó la construcción del complejo comercial, inaugurado al año siguiente, cuando ya había tres edificios de viviendas levantados. Pero entonces comenzó la crisis del sector inmobiliario y el proyecto se paralizó. En 2012 eran solo cinco las torres existentes en el barrio, en el que acabaron por descartarse las más elevadas por los problemas financieros de las cajas de ahorro gallegas, que debían ser sus impulsoras. Hubo que esperar a la reactivación de la edificación varios años después para que se ocuparán las parcelas vacías, aunque la urbanización del barrio quedó pendiente durante ese tiempo y los nuevos vecinos tuvieron que movilizarse para exigir a las constructoras que la completasen.
San Pedro de Visma se conservaba como un núcleo rural separado del casco urbano en cuyos alrededores se planificó a finales del siglo pasado un nuevo barrio que debía comenzar a construirse en los años siguientes. Los trámites urbanísticos arrancaron ya sobrepasado el 2000, pero la existencia de numerosos propietarios y la complejidad del planeamiento de esta actuación hicieron que las obras de urbanización no se iniciaran hasta hace ahora un año.
Las dimensiones de este proyecto, en el que están previstas casi 3.600 viviendas, hace de este polígono la mayor iniciativa inmobiliaria que se desarrollará en A Coruña en las últimas décadas, que transformará un entorno hasta hace poco periurbano en una zona plenamente integrada en la ciudad, al menos según las previsiones.
Vías de comunicación
Para alcanzar el objetivo de la conexión entre las diferentes partes del municipio, así como para favorecer los desplazamientos en el área metropolitana coruñesa, han sido imprescindibles en los últimos años nuevas vías de comunicación que resolviesen los problemas existentes. El siglo se estrenó con la conclusión de la ampliación de la avenida de A Pasaxe para disponer de una mayor capacidad en el segundo acceso al casco urbano por volumen de tráfico, que desde entonces atraviesa parte de Os Castros mediante un falso túnel y desemboca en el centro mediante una también entonces remozada avenida del Ejército.

Uno de los tramos de la tercera ronda / Víctor Echave
La que desde su construcción a mediados del siglo XX pasó a ser la primera vía de entrada y salida de la ciudad, la avenida de Alfonso Molina, acaba de poner en marcha la transformación de uno de sus tramos con el fin de evitar los muy frecuentes accidentes que se producen en el sentido hacia el casco urbano entre la salida de la autopista y la zona de Ponte da Pedra.
La iniciativa para solucionar este problema se remonta a 2012, primer año en el que el proyecto se incluyó en unos Presupuestos del Estado, pero el nuevo diseño elaborado para la avenida fue reformado y se incluyó la humanización de los márgenes para incluir zonas verdes, zonas ciclables y peatonales y espacios para el transporte público. La introducción de esos cambios y la tramitación del nuevo proyecto, así como su posterior licitación llevaron a que los trabajos no pudieran comenzar hasta octubre de 2024, aunque en febrero de ese año se abrió una actuación incluida en el proyecto, la pasarela peatonal que une Pedralonga y Palavea sobre Alfonso Molina, que libra a los vecinos de exponerse al tráfico por las vías del entorno.
El enlace de la ciudad con la autovía A-6 y la búsqueda de accesos al casco urbano alternativos a los existentes, así como la necesidad de una nueva circunvalación más amplia que la de la ronda de Outeiro movió a los responsables políticos a promover lo que desde un primer momento se llamó tercera ronda.
El alcalde Francisco Vázquez y el conselleiro Xosé Cuiña firmaron en diciembre de 2000 el acuerdo político para desarrollar la obra, pero la salida del segundo del Gobierno gallego paralizó la tramitación durante tres años. En noviembre de 2006 la Xunta dirigida por PSOE y BNG puso la primera piedra de la ronda en la rotonda del pavo real, donde se inició el primer tramo, pero cuando en enero de 2008 los trabajos alcanzaron el alto de Penamoa tuvieron que interrumpirse porque el asentamiento chabolista existente allí aún no había sido desmantelado y hubo que esperar a octubre para que se reiniciaran. En junio de 2012 se abrió al tráfico la totalidad del recorrido de titularidad autonómica, que desde Penamoa discurre por el polígono de Agrela, sobrepasa la carretera a los Baños de Arteixo y accede a Lonzas por As Rañas.
El Estado comenzó por su parte en 2009 las obras del tramo que parte de Lonzas y llega hasta la A-6, oficialmente denominado AC-14, pero los retrasos producidos en el proyecto hicieron que hasta marzo de 2015 no se pudiera circular por todo su trazado. En 2009, el Concello decidió darle el nombre de Real Club Deportivo al tramo de esta vía que pasó a titularidad municipal.
El nuevo puerto
También en el campo de las infraestructuras, la construcción del puerto exterior y las consecuencias que tendrá para los muelles interiores es otro de los hechos relevantes en A Coruña en este primer cuarto de siglo. La catástrofe del petrolero Prestige hizo que se planteara la necesidad de disponer en Galicia de un puerto para estos buques, además de atender a la demanda de sacar los tráficos peligrosos del centro de la ciudad, por lo que el Gobierno central impulsó la instalación de una dársena de este tipo en las proximidades de la ciudad y a corta distancia de su refinería. El lugar elegido fue punta Langosteira, en el vecino municipio de Arteixo, donde en 2005 comenzó a gestarse el nuevo puerto.

Buques mercantes en el puerto exterior de Punta Langosteira / LOC
La complejidad de la obra, de unas dimensiones de enorme tamaño y desarrollada en una costa que soporta un fuerte oleaje, se tradujeron en que su duración fuese mucho más allá de lo calculado inicialmente. Hasta 2012, con el puerto aún en construcción, no llegó el primer barco, mientras la Autoridad Portuaria se vio obligada a suscribir un préstamo con Puertos del Estado para cubrir el sobrecoste que había generado esta actuación, que finalmente pasó de ser un puerto refugio a uno de carácter comercial.
Las explanadas de Langosteira fueron ocupándose de forma paulatina a lo largo de los años, con la llegada del primer buque a la terminal de Repsol en 2023 como uno de sus principales hitos. La elección de este puerto por empresas del sector eólico y del energético para desarrollar su proyectos industriales en los próximos años, todavía pendiente de materialización, hace prever que la dársena exterior se convierta en un trascendental polo de actividad económica para la comarca coruñesa. La marcha a esos muelles de algunos de los tráficos que se desarrollaban hasta ahora en el puerto interior hará que una amplia superficie quede sin uso, lo que abre la posibilidad de que se integre en el casco urbano.
Dos de esos muelles, la Batería y Calvo Sotelo, ya son escenario de diferentes iniciativas públicas y privadas y se prevé que tengan un uso abierto a la ciudadanía. En el caso de los de San Diego y petrolero, así como en el de la estación ferroviaria de mercancías, aún debe definirse cuál será su destino, para lo que todas las administraciones implicadas promueven la elaboración de un plan que detalle cuál será el futuro de todos los terrenos portuarios.
Nuevos equipamientos
Los equipamientos de la ciudad también han evolucionado al ritmo de los tiempos, ya que en los últimos 25 años han sido creados algunos que han supuesto una notable mejora con respecto al pasado, aunque en algunos casos su implantación no ha estado exenta de importantes dificultades. El crecimiento de la actividad de congresos en A Coruña animó al Concello a construir un edificio dedicado en exclusiva a este fin, ya que hasta entonces se compaginaba con la de los espectáculos en el palacio levantado a principios de los años noventa al pie de la cantera de Santa Margarita.
El lugar elegido para su construcción fue el que ocupaba hasta entonces la antigua Estación Marítima del puerto y para su diseño se convocó en 2001 por la Autoridad Portuaria un concurso que incluía también la construcción de un centro comercial situado junto al recinto congresual. Los arquitectos Ricardo Bofill y César Portela fueron los ganadores del certamen, mientras que la Sociedad de Fomento y Desarrollo Turístico, recibió la adjudicación de la gestión de los dos edificios. En 2005 se produjo la apertura de ambos complejos, con un resultado que generó controversia ciudadana. La reclamación judicial promovida por una de las firmas participantes en el concurso para su diseño derivó en una sentencia del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia que reveló que la propuesta elegida era «la que peor se adecua al plan especial y al entorno», no cumplía la normativa urbanística municipal ni la Ley de Patrimonio Cultural de Galicia y suponía una «una barrera visual desde todos los puntos posibles».
Mejor suerte tuvo la instalación levantada en lo que hasta entonces había sido un descampado situado tras el estadio de Riazor, en el que el Concello apostó por situar la nueva sede de la Empresa Municipal de Aguas (Emalcsa), así como un recinto que albergaría diferentes propuestas recreativas y deportivas de tipo acuático. El complejo entró en funcionamiento en 2007 y desde entonces proporciona más oportunidades de disfrutar de actividades relacionadas con el agua, aunque con desigual suerte para sus espacios comerciales.

Una feria del sector del automóvil en Expocoruña / Iago López / IAGO LOPEZ
La carencia de un espacio moderno para la realización de certámenes de tipo comercial fue respondida por la Xunta con la promoción de un recinto ferial al que se denominó Expocoruña y que se ubicó en Someso. Una entidad participada por la administración autonómica, la municipal, la provincial, la Cámara de Comercio y la Confederación de Empresarios gestó este proyecto, cuyas obras arrancaron en 2003 con un presupuesto de 22,2 millones, pero se detuvieron dos años después cuando la constructora reclamó un incremento ante la subida del precio de los materiales.
La actuación se finalizó en 2008 con un sobrecoste de 15 millones y, pese a los esfuerzos realizados desde entonces, no ha conseguido alcanzar la autosuficiencia prevista por el lastre que supone el pago de su construcción, la competencia de los otros recintos feriales gallegos, así como el impacto que tuvo la aguda crisis económica que se inició el mismo año de su apertura.
Después de 76 años de actividad, la fábrica de armas de A Coruña cerró sus puertas en 2013 tras un largo declive que se agudizó con la privatización de la producción de lo que fue una empresa estatal. Aunque la compañía Hércules de Armamento ocupó las instalaciones desde 2014 a 2020, su proyecto fracasó, lo que animó a la Universidade da Coruña a lanzar la idea de levantar allí un parque empresarial y de investigación destinado a la promoción de las tecnologías de la información y la comunicación.
El Ministerio de Defensa, propietario de los terrenos, cedió entonces a cambio de un canon a la institución académica 127.000 metros cuadrados que podrán ser ampliados a 135.000 más por un periodo inicial de 25 años. En la actualidad existe ya un Centro de Servicios Avanzados para proporcionar asistencia a las empresas que se instalen en la llamada Ciudad de las TIC, mientras que la Xunta impulsa la construcción de un centro de formación y la Diputación dispone ya allí del plató virtual inmersivo más grande de España. La fortaleza de este sector económico en A Coruña y la creciente demanda expresada por las empresas que lo integran, así como la especialización de la Universidade coruñesa en este campo, pretenden servir de base para que ese complejo sea uno de los ejes de desarrollo de la comarca en los próximos años.
El crecimiento del hospital
El incremento de la prestación sanitaria ha hecho preciso a lo largo de todo este siglo la ampliación del complejo hospitalario público de A Coruña. Ya en 2001 se puso en marcha un crecimiento de su superficie en 22.000 metros cuadrados que cristalizó en la apertura cuatro años después de un nuevo edificio que proporcionó nuevas habitaciones y camas. Las obras volvieron al recinto sanitario en 2010 para intervenir en el bloque más antiguo, en el que se reformó un área de 12.769 metros cuadrados y se añadieron otros 7.245 mediante un edificio anexo al existente.
Esos trabajos concluyeron en 2016 sin que se realizaran todas las actuaciones previstas, por lo que cuando en 2022 la Xunta anunció que ampliaría el hospital, las que no llegaron a realizarse en aquel momento se incluyeron en este proyecto. El objetivo era pasar de 85.000 a 255.000 metros cuadrados de superficie construida para contar con 1.500 camas, un 15% más que ahora, y 500 consultas externas. El plan autonómico preveía comenzar las obras a comienzos de 2023, pero no lo hicieron hasta marzo de 2024 y el desarrollo programado se ha visto retrasado por dificultades técnicas que no figuraban en el proyecto inicial, lo que hace prever que su conclusión no se produzca en 2027, como había establecido el Gobierno gallego.
Oferta comercial
Al comienzo de este siglo, la ciudad ya contaba con una aceptable oferta de grandes recintos comerciales, puesto que a mediados de los ochenta se instalaron El Corte Inglés, Alcampo y Continente (hoy Carrefour), además del centro Cuatro Caminos, a los que en 1996 se sumó el complejo de Los Rosales, que disponía de un hipermercado Pryca.
La nueva centuria vio nacer Comcor, que abrió en 2003 en Agrela y especializado en la decoración, tras el que llegó El Puerto Centro de Ocio en 2005. La fiebre de aperturas continuó en 2008 con Dolce Vita y en 2009 con Espacio Coruña, a los que había que añadir en la comarca Parque Oleiros y The Style Outlets. Pero Marineda City, el segundo centro comercial más grande de España, supuso en 2011 el punto culminante de este proceso.

Uno de los espacios del centro comercial Marineda City / Víctor Echave
El exceso de oferta y la crisis iniciada en 2008 provocó en 2014 el cierre de Dolce Vita y en 2019 el de Comcor. Espacio Coruña prepara su transformación en un recinto multifuncional y Os Rosales ha perdido la mayor parte de sus establecimientos. El solar de Dolce Vita acoge ahora las obras de construcción de Breogán Park, un nuevo modelo de instalación comercial que prevé abrir en 2027 según sus promotores.
Paseo y parques
Desde la apertura al público de su primer tramo en Riazor-Orzán en 1992, el paseo marítimo se convirtió en un emblema de A Coruña. Con el paso de los años se amplió por O Parrote, Orillamar y San Roque de Fóra durante el siglo pasado y con la llegada del actual se programó extender su trazado por el litoral del municipio. Así fue como en 2004 se completó el trazado que llegó hasta O Portiño, de donde partió el siguiente recorrido, que concluye en el límite municipal situado en Bens. La remodelación prevista del borde de la ría en As Xubias incluye la ampliación del paseo desde la playa de Oza hasta A Pasaxe en los próximos años. El crecimiento urbanístico de la ciudad también ha ido acompañado en estos 25 años de la aparición de nuevos parques, como los de Eirís, Oza y Visma.
Más peatonal y ciclable
Impulsada por los fondos europeos, las grandes transformaciones recientes y próximas de la ciudad apuestan por mejorar la calidad de vida y la salud de los vecinos, con la humanización y peatonalización de vías y la apuesta por las nuevas formas de movilidad, en especial, la bicicleta. El servicio municipal y la ampliación del carril bici no paran de cosechar récord de usuarios.
- Abre al público el primer local comercial del barrio de Xuxán en A Coruña
- Arranca en A Coruña tras once años de espera la obra del nuevo mercado y centro de salud de Santa Lucía
- Luz roja del Ayuntamiento de A Coruña al proyecto de 100 viviendas entre A Maestranza y Metrosidero
- Cocinas de A Coruña que brillan en pocos metros cuadrados: 'El truco está en la organización y la comunicación constante
- La Xunta ordena suspender el cambio que dio más usos a Espacio Coruña
- Así era Dolce Vita, el centro comercial de A Coruña que cerró al abrir Marineda City y que ahora se transformará en Breogán Park
- Tres desayunos para dar la vuelta al mundo sin salir de A Coruña: 'En Perú desayunamos fuerte porque trabajamos mucho
- Las nuevas terrazas de A Coruña: estos son los colores que podrán tener con la nueva normativa