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Parque Europa, renaturalizar lo industrial

La Semana de la Arquitectura, centrada este año en el espacio público, pone el foco en el proceso de transformación de este espacio, antiguas instalaciones de Campsa, en zona verde y de disfrute ciudadano

«Fue el primer parque de España en tener un cartel de ‘Se puede pisar el césped’», recuerda el ingeniero Tom Núñez sobre el Parque Europa, enclave que proyectó hace 35 años en lo que eran las instalaciones de Campsa. Hoy es un espacio verde de referencia en la ciudad, dinámico y, sobre todo, habitado.

 Un lugar para el deporte y para el descanso que emana del derribo de depósitos de combustible y sobre el que la Semana de la Arquitectura, centrada este año en el espacio público, ha puesto el foco. Cuando el Ayuntamiento anunció el concurso para su remodelación, Núñez tuvo claro donde fijar primero la mirada.

«Era el espacio equivalente a tres campos de fútbol. Lo primero en lo que me fijé fueron los muros de piedra que rodeaban el recinto, y con ellos armé todo el jardín», cuenta el ingeniero, artífice de otros espacios verdes de la ciudad, como el parque de Vioño, y que persigue en sus proyectos la pretensión de reproducir la topografía de Galicia, huyendo de las líneas rectas.

«Para mí es más fatigoso ir por una recta que por una línea sinuosa. Lo que en fotografía llamamos varifocales, vas entretenido viendo un punto de atracción, unas plantas o una escultura, para que no se haga tan largo el tránsito», explica Núñez. Igual que la plaza de A Palloza, también salida de su lápiz, el parque Europa enraíza en un parking subterráneo, para cuyo acceso se optó por amplias entradas. Y, arriba, ese jardín vivo destinado a que la gente lo pise.

«Se hizo un campo, una pradera. En mis obras la intención siempre es fijarme en quién usa los parques: niños y gente mayor. La asociación de vecinos aportó ideas, colaboraron mucho. La iluminación de la parte central la hicimos con unas torres altas. Se iluminaba como un campo de fútbol, como el estadio de Riazor, para evitar las farolas, porque en estos casos tienes que poner muchas, y, más que de árboles, parece una plantación de farolas», continúa el ingeniero. Un estadio a cielo abierto que se convirtió en campo de entrenamiento de equipos locales, como el Galicia Gaiteira, y en el que los seres humanos convivían con los otros habitantes vivos del parque: la fauna y la flora. Y aunque su diseño ha envejecido bien, Núñez guarda un par de enmiendas. «Si actuáramos hoy sobre ese espacio habríamos destapado el Río Monelos», comenta.

Estrategia verde

«En los años 80 y 90 la ciudad tenía un proyecto propio que entendía que determinados espacios podían ser reconvertidos y reutilizados para la ciudadanía. El Parque Europa es ejemplo de cómo la ciudad recupera un espacio industrial reconvirtiéndolo en paisaje», explica el arquitecto Juan Caridad, profesor en los grados de Arquitectura y Paisaje y que impartió, junto a Núñez, un aula abierta en el parque esta semana.

Una estrategia de renaturalización que se dio a gran escala y reverberó en A Coruña con ejemplos como el Parque Europa, que pasó de almacenar combustible de alto riesgo a abrir un pulmón en un enclave periférico de la ciudad. Un espíritu que Caridad llama a recuperar para la nueva etapa urbanística que se abre en la ciudad. «La renaturalización de la ciudad debería presidir su futuro desarrollo, para convertir espacios en agradables para la vida. Entonces se pasó de cero a 100, ahora hay otra oportunidad con la redefinición del frente marítimo, y el equilibrio ecológico vuelve a ser un tema central, no solo formal. Esta puede ser nuestra apuesta para la A Coruña del siglo XXI», propone.

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