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Hosteleros de A Coruña ante el cambio de terrazas de María Pita: 'Si perdemos la posibilidad de trabajar en invierno, volvemos 30 años atrás'"

A la espera de la reunión con el Concello, se muestran sorprendidos con la propuesta y esperan poder aportar su opinión

Terrazas en María Pita.

Terrazas en María Pita. / Carlos Pardellas

El anuncio del Concello de A Coruña de sustituir las terrazas acristaladas de la plaza de María Pita por una nueva estructura inspirada en las de San Sebastián ha abierto un debate entre los hosteleros de la zona. Aunque comparten la idea de buscar una imagen más uniforme y acorde con el entorno histórico, temen que el nuevo modelo no se adapte a las condiciones climáticas de la ciudad ni a las necesidades reales de sus negocios.

El vicepresidente de la asociación Zona Obelisco y responsable de El Tequeño, Javier Pastoriza, estuvo presente en la reunión celebrada con el Ayuntamiento y la Asociación Provincial de Hostelería. Explica que, por el momento, “solo se abordaron pinceladas del asunto”, ya que el encuentro se centró en la ordenanza general que afectará a toda la ciudad. “El tema de María Pita se va a tratar con detenimiento [en una reunión el próximo día 21], y tenemos que analizar el impacto que pueda tener. Me preocupa especialmente lo que pase en los meses de invierno”, apunta.

Pastoriza subraya que no todos los locales de la plaza funcionan igual ni tienen las mismas necesidades. “Gracias a la terraza y a nuestra clientela fiel, nosotros no sufrimos la estacionalidad. Pero si perdemos la posibilidad de trabajar en invierno, volvemos 25 o 30 años atrás”, advierte. La cuestión no es solo económica, sino también humana: “Mis empleados son parte de mi familia, no queremos tener que prescindir de ellos”.

El hostelero recuerda, además, el esfuerzo que supuso levantar las actuales estructuras: “Algunos negocios tuvimos que invertir hasta 250.000 euros para cubrir la terraza, mientras que otros que abrieron después no lo hicieron”.

Una visión similar, aunque desde una experiencia más reciente, comparte Fadi Elías, propietario del restaurante Alma. Instalado en la plaza desde hace año y medio, confiesa que “siempre se habla de terrazas, pero todavía no sabemos nada concreto”. Sobre la reunión del día 21, pide “una solución con terrazas bonitas, pero igual para todos”. Elías muestra su disposición a colaborar, pero exige claridad y previsión: “Si van a hacer obras o cerrar terrazas, tienen que avisarnos con tiempo. No pueden comunicártelo el mismo día. En Las Palmas, donde tuve siete restaurantes, el ayuntamiento te avisaba con dos semanas de antelación”. El Concello ha informado que los hosteleros tendrán hasta finales del año que viene para adaptar sus terrazas.

Más allá del diseño, lo que le preocupa es el impacto inmediato en su negocio: “Si tengo que cerrar la terraza, ¿quién me paga esos meses? Tengo cuatro familias trabajando conmigo. Si hay indemnización y los trabajos son rápidos, se puede hablar, pero no se puede improvisar. Estamos en España, no en el tercer mundo”.

Daniel Vázquez del Breen´s Tavern

Daniel Vázquez del Breen´s Tavern / Carlos Pardellas / CARLOS PARDELLAS

Desde Breen’s Tavern, Daniel Vázquez se muestra algo más prudente, aunque igualmente escéptico con la forma en que se ha gestionado el proceso. “Nos ha sorprendido que no nos consultaran directamente. El Ayuntamiento negocia con la Asociación de Hostelería, pero sin pedirnos opinión a los que trabajamos aquí. Entiendo que querían cumplir unos objetivos, pero cada bar tiene su forma de trabajar y no todas las terrazas pueden ser iguales”, señala.

Pese a ello, mantiene una actitud constructiva: “No hay que ser catastrofistas, depende de lo que nos dejen hacer. Si podemos poner cortavientos, calefactores o un hilo musical, quizá no sea una desventaja”. Lo que sí considera irrenunciable es la comodidad del cliente: “Aquí hace mucho viento. Las terrazas cubiertas resolvían ese problema. Si las nuevas estructuras móviles no aguantan, perderemos muchos días de uso”.

Para Vázquez, la clave estará en la flexibilidad: “La terraza actual permite estar sentado a resguardo, viendo la lluvia caer. Si nos dan la oportunidad de opinar, seguro que algo bueno se puede sacar”.

Juan Trashorras del Bao Viene

Juan Trashorras del Bao Viene / CARLOS PARDELLAS

Por su parte, Juan Trashorras, de Bao Viene, aporta la mirada de quienes no tienen terraza cubierta. En su caso, la propuesta no le parece mala siempre que se haga con planificación y consenso: “Primero necesitamos saber cómo se va a plantear, los plazos de ejecución y cómo nos afectará. Nos afecta a todos, tanto a los que tienen terraza cubierta como a los que no. Habrá que buscar la conformidad de todos”.

Trashorras cree que una renovación puede ser positiva si se adapta al clima coruñés. “Me parece mejor idea que lo que hay, siempre que aguante el viento y proteja de la lluvia o del sol. Habrá que pensar en mamparas o sistemas de protección. En mi caso, como mi local funciona mejor con buen tiempo, no me preocupa tanto, pero entiendo que para un restaurante sí es vital poder cubrir al cliente”.

Su principal petición es que haya diálogo: “Sorprende que se pacte con la asociación, pero no se hable directamente con los hosteleros de la plaza. Tendrán que tenernos en cuenta”.

A la espera de la reunión específica con el Concello, prevista para los próximos días, los hosteleros coinciden en un mensaje común: no rechazan el cambio, pero quieren participar en él. Todos piden un modelo de terraza que combine estética y funcionalidad, que mantenga la actividad durante todo el año y que no suponga un golpe económico ni laboral para los negocios que sostienen la vida diaria de la plaza.

Sin una normativa clara

En otras zonas de la ciudad, como la calle San Juan, la reacción ante la nueva normativa general es más pragmática. Santi Rodríguez, del Malders, celebra que la ordenanza aporte un marco claro: «En la acera no tenemos sitio, así que prefiero la zona de aparcamiento porque se aprovecha mejor el espacio. La normativa era lo que esperábamos. Así todos tenemos un criterio estándar, sabemos qué materiales usar, cuánto costará y si compensa o no».

Santi Rodríguez del Malder's

Santi Rodríguez del Malder's / Carlos Pardellas / CARLOS PARDELLAS

En El Huevito, Antony Rodrigo coincide en la necesidad de estabilidad: «No puedes estar cambiando normativas todo el rato. Son inversiones pequeñas, pero nos afectan mucho. Nosotros tuvimos que invertir 2.000 euros para tener cuatro mesas. Si hay una norma clara, sabremos a qué atenernos».

Antony Rodrigo de El Huevito

Antony Rodrigo de El Huevito / Carlos Pardellas / CARLOS PARDELLAS

Más escéptico se muestra Jorge Rilo, del Bar San Xoán, que ve en la ordenanza un paso más en la retirada progresiva de terrazas: «Cada año nos complican un poco más. No quieren entrar en conflicto con el hostelero, pero cada vez rizan más el rizo con las normas para que quitemos las terrazas». El hostelero tiene dos terrazas en su negocio, una en la zona de aparcamiento y otra lateral que no está encima de la acera. Aunque ahora no le afecta, cree que llegará un día en el que digan: «señores, se acabó».

Rilo denuncia también la elevada presión fiscal: «Entre la estructura que piden y la tasa, nosotros trabajamos un mes solo para pagar al Concello».

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