Entrevista | Rosa Flores Responsable de Trata de Cruz Roja Española
«Nos falta que si vemos una mujer prostituida, nos parezca que se vulneran sus derechos»
La víctima como centro del problema de la trata es el eje de las jornadas que desarrollan este jueves y viernes en la Facultad de Ciencias de la Educación la Rede Galega contra a Trata y la asociación lucense Aliad Ultreia. Rosa Flores, responsable de la Unidad de Trata de Cruz Roja Española, es una de las participantes

Rosa Flores, responsable de la Unidad de Trata de Cruz Roja, en la Facultad de Ciencias de la Educación de A Coruña. / Iago Lopez
¿Por qué es necesario centrarse en la víctima de la trata? ¿Hay más preocupación por el delito?
Sí, como la trata es un fenómeno que tiene muchas caras y aristas, las organizaciones y las administraciones que estamos implicadas en la lucha contra ella cada una sabe de lo suyo y a veces se nos olvida vertebrar toda la intervención de una forma coordinada hacia las necesidades y capacidades que tienen las mujeres en situaciones de trata y explotación.
¿Qué sería necesario para que las víctimas reciban la asistencia adecuada?
Para conseguir una mayor protección necesitamos una intervención multidimensional deberíamos, como ciudadanía, no dar la espalda a estas situaciones de explotación que muchas veces están en nuestros barrios y que parecen realidades ajenas. Lo primero sería revisar por qué muchas veces toleramos o pasan inadvertidas situaciones que suponen una grave vulneración de los derechos humanos y que también están reconocidas como una forma de violencia de género. Nos sigue faltando que cuando pasamos por delante de un club o vemos un anuncio, cuando vemos a una mujer en un contexto prostitucional nos parezca una vulneración de derechos humanos.
¿Tiene que ver que sean mujeres, pobres y de otros países?
Sin lugar a dudas, tiene que ver con nuestra educación y nuestro sistema de valores. No dejamos de vivir en una sociedad basada en el patriarcado y en la que hay una perspectiva de género interseccional, que hace que las mujeres vivan en un contexto de opresión. No es casual que la mayoría de las mujeres en contextos prostitucionales sean migrantes, pobres, no conozcan el idioma, que en sus países de origen ya hayan sufrido situaciones de violencia, y no hayan tenido acceso a la educación, ni siquiera a trabajos remunerados. Eso genera un caldo de cultivo que facilita que en sociedades enriquecidas, donde hay demanda de estos servicios, por llamarlo de alguna forma, se vean abocadas a esas situaciones como método de supervivencia.
¿Cómo es posible que persistan los clubes donde las explotan?
Nos falta reconocer el valor de los derechos humanos para todas las personas. Y también mucha educación a nuestra población joven y no tan joven, y otras herramientas que nos permitan ver a las personas como sujetos de derechos y qué derechos se están vulnerando cuando están ahí. Y que no nos duela. Nos tenemos que preguntar: ¿por qué a mí no me duele ver ese club? A lo mejor hace 50 años nuestra sociedad era distinta, pero ahora las luchas feministas están consiguiendo esa equiparación de derechos, ¿por qué se siguen dejando atrás a determinadas mujeres?
¿Hace falta mayor implicación de las administraciones o más conciencia social?
Yo creo que ambas, porque necesitamos cambiar esa mirada y también cumplir las leyes internacionales que se han firmado. También generar unos estándares mínimos para que cualquier mujer sepa que le vamos a poder dar una respuesta, porque como en cada sitio las cosas funcionan de una manera, le generamos incertidumbre e inseguridad.
¿Las víctimas de la trata son ahora en su mayoría extranjeras?
Lo dicen las cifras del Ministerio del Interior, de la Policía, de la Fiscalía General del Estado y todas las entidades sociales. La mayoría son migrantes y está en una situación irregular, lo que les dificulta el acceso a derechos. La mayoría ahora son colombianas y venezolanas, seguidas de algunas de Europa del Este y también algunas nigerianas. Esas nacionalidades van cambiando a lo largo de los años y se nota mucho la crisis política o de derechos en otros países, que expulsan a mucha población que tiene el sueño de conseguir una vida digna.
¿Tienen ayudas para regularizar su situación?
Se encuentran en una carrera de obstáculos para el acceso a la salud, ya que tienes que estar empadronada, para lo que necesitas un contrato de alquiler, para lo cual necesitas dinero.... Es verdad que ahora pueden acceder a permisos de residencia y trabajo, tanto por su situación personal como por colaborar en la persecución del delito, pero también está el miedo al se enfrentan. No suelen confiar ni siquiera en las organizaciones sociales, ya no digo en las fuerzas y cuerpos de seguridad por su propia experiencia en sus países.
¿Suelen sufrir represalias?
En mi experiencia profesional las he visto. Quien las trae aquí es alguien de su entorno de confianza y cuando están aquí saben dónde está su madre o su hijo y no hace falta que las peguen o las aten a una cama. Saben que con decirle que van a ir a ver a su hijo a la salida del colegio a ver qué tal le va, la mujer no se va a mover.
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