El Hogar Santa Lucía de A Coruña acude al Banco de Alimentos cada semana: «Hacemos encaje de bolillos para alimentar bien a nuestras usuarias»
«Sin esas donaciones sería imposible mantener el centro», explican

Teresita Santos, Rocío Barros y Eli Pino, en la cocina del Hogar Santa Lucía. | Casteleiro
Las responsables del Hogar Santa Lucía acuden, cada jueves, al almacén del Banco de Alimentos Provincia de A Coruña para reponer su despensa. Esta casa de acogida básica para mujeres en situación de desamparo, carentes de apoyo familiar, sin recursos personales, económicos y sociales para asegurarse una vida digna, víctimas de violencia sexual, con problemas de salud mental y/o que viven en la calle, gestionada por la Fundación Hogar Santa Lucía, es, por tanto, una de las cerca de 160 entidades de toda la provincia que se beneficiarán de las donaciones que se lleven a cabo en la Gran Recogida de alimentos, el 7 y el 8 de noviembre.
«El gasto mensual en alimentación del Hogar Santa Lucía asciende a unos 800 euros. Lo que no dona el Banco de Alimentos, lo tenemos que poner nosotras», apunta Rocío Barros, directora del centro —donde conviven, en la actualidad, «19 residentes y tres religiosas»—, quien resalta que, «sin esas donaciones del Banco de Alimentos [a las que se suman una aportación semanal del Fogga (Fondo Galego de Garantía Agraria) y una donación anual de Vegalsa-Eroski], sería imposible mantenerlo».
«En los últimos años, venimos observando que la cantidad de alimentos que nos entregan es muy poca. Sabemos que no es algo que dependa del Banco de Alimentos, a quienes les estamos muy, muy agradecidas, sino de otras circunstancias, como el encarecimiento de la cesta de la compra, que notamos todos»
«No obstante, en los últimos años, venimos observando que la cantidad de alimentos que nos entregan es muy poca. Sabemos que no es algo que dependa del Banco de Alimentos, a quienes les estamos muy, muy agradecidas, sino de otras circunstancias, como el encarecimiento de la cesta de la compra, que notamos todos», subraya Barros, antes de exponer «otra cuestión» que perciben: que «muchos» de los productos que reciben, como «bollería, empanadas, porciones de pizza, arroz con verduras...», son «procesados».

Teresita Santos, en la despensa del Hogar Santa Lucía. / Casteleiro
«Estos productos, a veces, vienen en envases pequeños, lo cual complica su reparto ya que, al ser poca cantidad, no es posible servirlos como menú. Aparte de que tienen una fecha de caducidad bastante corta y de que, por ejemplo, en el caso de la bollería, no podemos servirla porque muchas de las mujeres a las que atendemos tienen problemas de salud, como colesterol, diabetes… Y es nuestro deber ofrecerles una dieta equilibrada. No por ser personas con dificultades económicas, vamos a alimentarlas a base de pizza», destaca la directora del Hogar.
«Lo que recogemos, cada semana, es como una caja sorpresa, porque las donaciones vienen en palés que ya están completos, y tampoco te puedes poner a escoger ‘quiero esto’ o ‘esto otro’. Algo que, por otro lado, me parece normal, porque el Banco de Alimentos tiene su logística»
«A esto se le añade que los productos que vienen en grandes cantidades, vienen en grandísimas cantidades. Entonces, al tener que servirlos en fecha, es imposible aprovecharlos, porque nuestro centro es pequeñito», prosigue Barros, quien hace hincapié en que, «de alimentos básicos», como «leche, pescado o verduras», reciben «muy poquita cantidad».
«Lo que recogemos, cada semana, es como una caja sorpresa, porque las donaciones vienen en palés que ya están completos, y tampoco te puedes poner a escoger ‘quiero esto’ o ‘esto otro’. Algo que, por otro lado, me parece normal, porque el Banco de Alimentos tiene su logística», señala la directora del Hogar.
Productos más necesarios
«Otro producto que también nos donan, por ejemplo, son ensaladas variadas de estas que vienen en bolsa. Nos vienen fenomenal, porque las servimos como guarnición, y es una manera de que las residentes consuman también verdura fresca», continúa Barros, quien indica que también les serían de gran utilidad «más paquetes de pasta y arroz, o legumbres envasadas», porque «eso sí se puede hacer en grandes cantidades». «Las latas de atún, por ejemplo, también nos resolverían bastante, al igual que los yogures, ya que nos entregan muy poquita cantidad. Y nos vendrían muy bien el azúcar y el café, dos productos que prácticamente no recibimos, y aquí se consumen mucho», especifica.
«Hacemos encaje de bolillos para alimentar bien a nuestras usuarias», reivindica la directora del Hogar. «Los cocineros trabajan fenomenal. Estiran de donde no hay y tienen una creatividad desbordante, porque elaboran comidas que están sabrosas, pero se las ven y se las desean», afirma, antes de incidir, de cara a la Gran Recogida, en que los productos que, en su caso, más precisan son, «sobre todo, pasta, arroz y legumbres envasadas, latas de atún, leche y café». «De frescos ya no digo nada, porque entiendo que en una campaña como la Gran Recogida no es viable», finaliza.
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