Entrevista | Juan José Lojo Fandiño Antiguo sindicalista y edil, activista por los derechos de los mayores
Juan José Lojo, coruñés premiado por su lucha en favor de la tercera edad: «Llamo a la sociedad a que no vea a los mayores como a enemigos»

Juan José Lojo Fandiño, ante la Fábrica de Tabacos. / CASTELEIRO
Juan José Lojo fue sindicalista en la Fábrica de Tabacos y edil con Liaño Flores. Ahora, con 85 años y jubilado, administra los grupos de Whatsapp y Facebook de Pensionistas de Cigarreras, Tabaqueros y Mayores y ha recibido un homenaje de la asociación Ajype por su lucha por los derechos de los mayores.
Pasó la mayoría de su vida laboral en la fábrica de Tabacos.
Empecé a trabajar a los 15 años en un taller mecánico del suegro de Paco Vázquez. Entré en la fábrica con 21 años. Fui el mecánico más joven de toda España en Tabacos. Allí estuve 40 años, llegué a ser jefe de control de calidad y jefe de producción. Había una falta de derechos total de las mujeres trabajadoras y nuestra principal lucha fue reivindicarlos. No había sindicación libre [con el Franquismo], pero parábamos las máquinas al llegar a un tope de producción a partir del cual cobrábamos prima. Hacíamos dos horas diarias de huelga de brazos caídos. La lucha de las cigarreras fue un ejemplo a seguir: me enseñaron a mí. Conseguimos que ellas tuviesen derecho al tabaco, como los hombres, becas de estudio...
¿Qué le motivaba?
Tuve en casa un tío detenido en la Guerra Civil, estaba afiliado a la CNT. Viví aquella situación, y empezó en mí a germinar en mí que faltaban derechos sociales.
Luego cae el franquismo.
Fui concejal del Ayuntamiento de A Coruña, y de las áreas que llevé, la que más me gustaría destacar es la de beneficencia y sanidad. Entré a dirigir el Hospital Municipal de Labaca, hoy Centro Oncológico; yo soy el firmante de la cesión. Allí empecé a ver cosas que nunca había visto: la pobreza, la falta de derechos... Fui presidente del Consejo de Trabajadores, y empecé a moverme por ahí, a asistir a reuniones, a asambleas, estuve en Alemania, y allí encontré que también había otra forma de vivir y de sentir el sindicalismo.
Ya jubilado, empieza a pelear en favor de los mayores. ¿Cómo inicia el grupo que gestiona?
Al jubilarnos, y darnos cuenta de que en la sociedad parece que exista una especie de enfrentamiento intergeneracional. ¿Cómo había de ser yo enemigo de mi hijo y de mi nieto? Sois nuestros amigos, nuestros hijos, dependemos de los jóvenes. Quiero hacer un llamamiento a la sociedad para que no se nos vea como enemigos. No puedo admitir que nos culpen de que nosotros tenemos pensiones muy altas. Solo el 5% de los pensionistas españoles cobra la pensión máxima. El 62% cobra menos de 1.200.
Denuncian falta de plazas en residencias públicas.
Las plazas de financiación pública representan el 62%, alrededor de medio millón de personas mayores no tienen plaza en la residencia. Una residencia privada está en un precio de entre 1.400 y 2.400 euros, cuando la pensión media son 1.500. La tasa que establecen los organismos internacionales son 5 plazas por 100 mayores; en Galicia estamos en 2,86, y no es la peor de las comunidades autónomas. Hay 100.000 españoles mayores de 65 años, que están esperando a que se les revise su grado de dependencia.
Hay mayores solos, con dificultades para pedir ayuda. ¿Se les dan vías suficientes para solicitarla?
En absoluto. La depresión, la soledad, llevan a problemas mentales, y hay déficit total de asistencia sanitaria en esto. Hay personas que viven todavía en cuartos y en quintos sin ascensor. Hay personas en soledad total. ¿Cuántas veces vemos en la prensa que aparecen muertas, abandonadas, olvidadas? Eso en una sociedad moderna no se puede tolerar. El 7 de abril de 2022 presentamos una moción al Ayuntamiento que, asombrosamente, fue aprobada con unanimidad por todos los grupos municipales, pero no se ha ejecutado.
La sociedad se digitaliza. ¿Esto afecta a los mayores?
En los viajes del Imserso pierdes la clave o no te llega la carta, llamas y te manden que pulses uno, te H, T, P, no sé qué, no sé cuántos... Les he escrito cinco correos electrónicos y no he recibido respuesta.
¿Los mayores están actuando con suficiente diligencia para reclamar sus derechos?
Tristemente, no. No hay concienciación. En A Coruña nos manifestamos [por las pensiones], creo que fue un 22 de marzo, y desde entonces, no he visto movilizaciones importantes, más que en Madrid, a la cual asistí, que pongan en solfa que las pensiones no son un regalo, son el producto de toda una vida, son el producto de una lucha, de unas cotizaciones. Lo que más me duele en el alma es la pasividad de la gente. Yo, si tengo que coger la pancarta, la cojo.
Las jubiladas cobran menos.
Son infinitamente más bajas. Viven seis años más que los hombres, y si son viudas y no han trabajado, reciben, en el mejor de los casos, un 54% de la última cotización del marido. Esa mujer no puede vivir, si tiene que ir a una residencia, solicitar una ayuda por horas, el horario que dan los Ayuntamientos y la Xunta no alcanza para nada.
¿Qué otros temas tratan en el grupo de Whatsapp que gestiona?
El de los mutualistas. Los que hemos trabajado fuera teníamos derecho, que se nos negó, a deducir las entidades que aportábamos. Con mi colaboración y la de otras personas, sobre todo un abogado, Marcote, avanzamos, denunciamos... Y hemos despertado la conciencia de que teníamos derechos.
¿Cómo recibe el homenaje de la Asociación de Jubilados y Pensionistas (Ajype)?
Es una sorpresa para mí, es premiarme por algo que no tiene mérito ninguno porque es lo que llevo dentro. El acto en el que lo recibí fue uno de los más emotivos que he recibido en mi vida.
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