Los debates del paro de la construcción en A Coruña
La CIG pide un marco gallego este 5 de noviembre, con la primera huelga del sector en medio siglo en Galicia, y la patronal defiende que no tratará con un solo sindicato sino con el conjunto

El secretario comarcal de Construción e Madeira de la CIG, Mario Maceiras, ante una obra. | | CASTELEIRO
La CIG ha convocado para este 5 de noviembre una huelga de la construcción en toda Galicia, la primera de este alcance, señala el sindicato, desde 1976. Los representantes coruñeses y gallegos del sindicato, que no tiene respaldo de otros en esta convocatoria, afirma que la patronal no ha querido sentarse con ellos para configurar un marco de condiciones laborales gallego, algo que, consideran, es necesario para no depender de las negociaciones a nivel nacional: actualmente, están en marcha p ara renovar el convenio, que caduca en 2026. La Federación Gallega de la Construcción afirma que no ha recibido una «petición formal» para esto, y que no quiere cerrarse a otros sindicatos para pasar a una «negociación bilateral», con la CIG.
Para Mario Maceiras, secretario comarcal de Construcción en A Coruña para este sindicato, defiende que es necesario crear un marco gallego para pactar mejoras en los convenios provinciales de la comunidad, para que no sean «impugnadas» desde Madrid. «La subida salarial de 2025 está pendiente de negociación», afirma Maceiras, que añade que en el sector el sueldo es «miserable» y reclama que suba, al menos, con el IPC. También pide expandir la jornada continua, que «se puso en marcha de manera pionera en el convenio de Pontevedra», pues conciliar es un «derecho fundamental», y afirma que muchos trabajadores realizan horas extra no declaradas. Trabajar sin el parón del mediodía, defiende, también permitiría mejorar la «seguridad», pues afirma que el sector es el que tiene más accidentes graves y mortales atendiendo al número de trabajadores y la siniestralidad «aumenta». Para Plácido Valencia Rodríguez, secretario nacional de la Federación da Construcción e Madeira de la CIG, el problema principal es que «el convenio estatal de la construcción prevé que el 99% de las materias a negociar son exclusividad de Madrid», desde donde «tienen secuestrada la negociación colectiva provincial». Siempre de acuerdo con el representante sindical, se llegó a un acuerdo para incrementar en Pontevedra los salarios por encima de lo que fijaba el convenio, pero esto «lo impugnó la patronal de Madrid».
Así, la CIG apuesta por «salirnos del marco estatal», y, según afirma, lleva «más de un año y medio» intentando comunicarse con la patronal gallega. Pero, según afirma la Federación Gallega de la Construcción, cuyo presidente es el mismo que la patronal coruñesa (Apecco), no han recibido «ninguna comunicación formal» para la constitución de una comisión negociadora de un convenio sectorial autonómico.
La patronal es tajante
Sí recibió, admite la federación, una petición de reunión de la CIG para «tratar, entre otros, de un posible marco/acuerdo gallego para el sector de la construcción». Pero la patronal es tajante e indica que no está dispuesta a «reducir el ámbito de negociación actual» a nivel estatal, en el que «están convocados todos los sindicatos más representativos del sector, incluido la CIG», y pasar a una «negociación de carácter bilateral», solo con esta central. Según argumenta la federación, además del estatal, también hay convenios provinciales, y las patronales de Galicia «han estado y están abiertas al diálogo y a la negociación», como muestra que los hayan firmado «desde hace 40 años».
Para la agrupación de las patronales gallegas, y «respetando el derecho a huelga», no hay «fundamentos reales para una medida tan extrema», como el paro de noviembre. Pero la lectura del secretario nacional de Construcción de la CIG es diferente, pues afirma que la postura de los empresarios ha sido de cerrazón y «no quieren reunirse con nosotros, nos abocan a una huelga para poder sentarnos y mirar la posibilidad de tener un marco gallego». Desde la CIG se pusieron en contacto con CCOO y UGT, añade, pero «tampoco respondieron». Mario Maceiras añade que «no nos pueden acusar de tener mecha corta», si la última huelga general es de 1976.
Para Plácido Valencia, es necesario abordar problemas como que no se haya aplicado la revisión salarial de este año, que «ni siquiera se sientan para negociar: no sabemos qué pasa con los atrasos cuando vienen con mucha demora, hay empresas que pagan, otras que no, trabajadores que denuncian, otros que no». También afirma que hay empresarios que traen «mano de obra de fuera», inmigrantes reclutados a través de empresas creadas en Portugal, para mantener bajas las condiciones. «Llamamos a los trabajadores a que secunden la huelga masivamente», remacha.
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