Déficit de conductores en el taxi de A Coruña: "Yo empecé a los 22 años con mi padre, pero ahora no podría"
Las compañías exigen que los profesionales tengan más de 25 años, que acrediten un lustro de carné y, sin son de otro país, que hayan estado asegurados antes

Manifestación en enero por la subida de los precios de los seguros. / Casteleiro/Roller Agencia
«El que quiera trabajar en el taxi, ahora mismo, tiene trabajo», sentencia el presidente de Tele Taxi, Ricardo Villamisar, porque el sector busca conductores con los que poder rentabilizar las 522 licencias que tiene la ciudad. Sin embargo, hay varios inconvenientes a la hora de acceder a estos puestos de trabajo, empezando por la falta de vocaciones para ejercer un oficio en el que los veteranos explican que hay días que se pasan más tiempo esperando que conduciendo.
Si los propietarios de las licencias consiguen encontrar a alguien dispuesto a sentarse al volante, tienen que vérselas con los seguros para conseguir que les permitan conducir un taxi y, de este modo, poder contratarlos. «Para una nueva incorporación, el conductor tiene que tener más de 25 años, tiene que acreditar cinco años de antigüedad de carné y, si es de otro país y no tiene historial en compañías de seguros, tampoco los quieren. Eso influye a la hora de poder contratar porque nos ponen muchas trabas», denuncia Villamisar.
Su análisis de la situación la comparte su homólogo en Radio Taxi, Antonio Vázquez, que explica que se está dando la paradoja de que hay compañeros que tienen hijos que quieren darles el relevo pero que, por edad, todavía no pueden, aunque se hayan sacado el carné a los 18 y sean conductores experimentados.
«Yo empecé a los 22 años, porque mi padre también trabajaba en el taxi, ahora no podría», resume Vázquez, a quien le gustaría también que se acortasen los plazos que afectan a las nuevas contrataciones. Pone por ejemplo, el caso de los exámenes municipales, que se realizan solo una vez al mes y que podrían tener más convocatorias para poder facilitar que los taxistas pudiesen contratar a nuevos conductores, ya que no se pueden poner al frente de este servicio público si no han superado esta prueba en la que les preguntan, entre otras cosas, por las calles de la ciudad.
«Estaría bien que los que suspenden no tuviesen que esperar al mes siguiente, que tuviesen otra oportunidad antes», relata Vázquez, que defiende que todo aquel que tiene una licencia de taxi, lo que quiere es rentabilizarla al máximo aunque no siempre es posible. La sensación general de los usuarios es que, desde hace unos años, es mucho más difícil conseguir un taxi libre en la parada que antes.
Pero, ¿es solo una impresión o mala suerte porque justo los días en los que más se necesitaba el servicio la centralita estaba colapsada y los taxis estaban todos ocupados o hay algo más? «La ciudad tampoco es la misma», sentencia el presidente de Tele Taxi, que señala que el hecho de que existan «muchas más calles peatonales» ralentiza los recorridos y mantiene ocupados durante más tiempo los coches.
«Lo que antes te llevaba cinco o diez minutos, ahora te lleva 25», resume Vázquez y en la misma línea, se expresa su compañero Villamisar. «Para llegar al mismo destino tenemos que dar más vueltas y el tráfico también empeoró en los últimos años», argumentan, en una queja que, por cierto, comparten también los conductores de los buses urbanos.
Vázquez apunta también a la reducción de la velocidad en las calles y a la carencia de vías específicas que les permitan «sortear» el tráfico, como en su día les permitía el carril bus.
El presidente de Radio Taxi se queja también de que hay días en los que la ciudad se colapsa con la programación de varios espectáculos a la vez y porque no hay un refuerzo de otros servicios, como puede ser el bus urbano.
Los cambios en la movilidad promovidos durante los últimos años por las ayudas europeas con la rebaja de los precios del transporte público han hecho también que se incremente la demanda del servicio, sobre todo, en los días laborables y para trayectos cortos dentro de la ciudad.
«Antes, la gente si tenía que ir a Santiago iba en el coche, ahora, va en el tren y el viaje, tanto de ida como de vuelta de casa a la estación, lo hace en taxi. Si a eso le añadimos que, cada vez, hay menos calles para circular, el tráfico se ralentiza porque no somos vehículos voladores», ironiza Villamisar, que asume que el hecho de que haya las mismas licencias desde hace varios años no significa que todos los coches estén trabajando a la vez ni que haya el mismo número de vehículos disponibles en el turno de mañana que en el de la noche.
«Actualmente, hay menos doble conductor porque la actividad no resulta atractiva para los jóvenes y notamos que, a raíz de la pandemia, la gente buscó otras alternativas. Aunque hay las mismas licencias y el que tiene una actividad, la explota, si está solo, no puede estar 24 horas en la calle», argumenta Villamisar, en una reflexión que comparte también Vázquez, que no niega que, normalmente, los titulares de las licencias eligen trabajar de lunes a viernes en el turno de mañana y que dejan al segundo conductor con la tarde-noche y los fines de semana. Esa circunstancia no ayuda a que las personas que saben conducir y que podrían desempeñar este trabajo se animen a dar el paso.
«Nos pasa un poco como a la hostelería, porque la gente busca trabajos en los que pueda conciliar la vida familiar con la profesional y el taxi es así», resume Vázquez.
En todo caso, el presidente de Radio Taxi defiende que, tras el volante y sacrificando el sueño o habituándose a librar entre semana en vez del sábado y domingo, se puede ganar un salario medio de entre 1.500 y 1.600 euros al mes en un trabajo que tiene demanda.
Frente a las dificultades que tienen por delante para encontrar relevo, los taxistas intentan sacar el mayor rendimiento a su jornada laboral y eso hace que apuesten por estar en las zonas y en las horas en las que hay mayor afluencia de clientes dejando libres otras paradas, algo que explica también que los usuarios no encuentren un coche disponible en una parada de barrio un domingo a las tres de la tarde ni a las dos de la mañana.
«No puede haber un coche toda la noche en la parada de Palavea ni en la de la Casa del Mar porque, si solo hay una urgencia que usa el taxi esa noche, el compañero se va para casa después de ocho horas con un servicio y nosotros vivimos de lo que facturamos porque es una actividad económica. Es lo mismo que en la estación, si no hay trenes, no va a haber taxis», explica Villamisar, que, en caso de que no haya servicio en una parada, recomienda a los usuarios que llamen a la centralita dando una dirección para que acuda algún coche a buscarlos o utilicen las aplicaciones disponibles para reservar un taxi.
A la espera del Concello
Los taxistas denuncian que las compañías VTC que prestan servicio en la ciudad (Cabify y Bolt) hacen trayectos urbanos, algo que no les está permitido y que circulan en las inmediaciones de las paradas de taxi en momentos en los que hay mucha demanda, para «coger clientes en plena calle» y, de este modo, ejercer una «competencia desleal» al servicio público.
El sector del taxi se reunió la semana pasada con el Concello para afrontar el desembarco de las compañías de Vehículos de Transporte con Conductor (VTC) a las que los taxistas acusan de cometer irregularidades en el desarrollo de su actividad. El Concello les ha pedido tiempo —no han establecido cuánto— para que la asesoría jurídica pueda estudiar el caso y ver cómo afronta la situación.
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