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A Coruña, a la cola en alza de sueldos y a la cabeza en alquiler: «Los precios son prohibitivos»

Entre 2016 y 2023, los sueldos subieron un 17,5% en A Coruña, el menor incremento de las ciudades gallegas y varios puntos por debajo de la inflación. En los mismos años, los alquileres de la urbe fueron los que más subieron de Galicia después de los de Pontevedra y, señalan los arquitectos, son «prohibitivos»

Edificios de viviendas en la plaza de Lugo. |  Iago López

Edificios de viviendas en la plaza de Lugo. | Iago López

A Coruña

A Coruña está a la cola de las ciudades gallegas en el incremento de los sueldos medios, pero a la cabeza del incremento de los precios de los alquileres. Entre 2016 y 2023, de acuerdo con datos que acaba de publicar el Instituto Galego de Estatística, el salario promedio de la ciudad aumentó un 17,5%, el menor incremento de las siete urbes gallegas y menor que la inflación, que entre estos años fue del 21,7%. Y, si los coruñeses perdieron capacidad adquisitiva en general, el fenómeno se hace particularmente grave para los que alquilan. De acuerdo con datos de la Xunta, los precios medios de los arrendamientos de 2016 eran de unos 426 euros, y en 2023 rozaron los 619, un 45,2% más.

De entre todas las ciudades gallegas, solo Pontevedra tuvo un alza superior, del 45,8%, pero A Coruña es la urbe en la que el arrendamiento se encareció más en relación al salario. Una situación que para la presidenta de la delegación coruñesa del Colexio Oficial de Arquitectos de Galicia, Ruth Varela, ha llevado a que el alquiler, y también la compra de vivienda, no sean «asequibles» para los coruñeses de a pie. «Los nuevos alquileres son prohibitivos», resume, y el mercado está «cerrado» a los habitantes promedio de la ciudad con una subida de salarios que «no llega a cubrir la inflación, y menos el incremento de la renta».

Y es que A Coruña es la punta de lanza del problema de la vivienda, de acuerdo con los datos que maneja Varela. «Dinamarca y España están en el top de tensión de alquiler de Europa, y nosotros en el top de España, con lo que estamos en el top de Europa, indica la arquitecta, que señala que «seguimos sin ser capaces de poner el derecho a la vivienda encima de la mesa» frente a la especulación. Así, añade, la ciudad sigue «con un drama habitacional, con salarios que no están acompasados a los precios, es muy duro para la ciudadanía».

A finales de julio, a petición del Concello, el Gobierno central declaró el municipio como zona de mercado residencial tensionado, una medida que prohíbe a los arrendadores subir el alquiler más allá de unos porcentajes reglados, ofrece beneficios fiscales a los que bajen la renta y marca precios máximos para los pisos que entren en el mercado. Pero Varela, aunque admite que esto «sirve para frenar en cierta medida los precios», advierte de que no es «una herramienta completa» para abordar el problema. Como ya publicó este diario, las inmobiliarias coruñesas detectan que hay propietarios que pasan sus pisos al alquiler de temporada, que no sufre las limitaciones de precio.

«Esto es como el agua que entra en un edificio, si no tapas todos los agujeros, entra igual», indica la arquitecta. Para evitarlo, defiende extender la limitación a esta modalidad y modificar la Ley de Arrendamientos Urbanos, para evitar el «corrimiento» a esta modalidad o hacia el alquiler turístico.

A esto añade que su asociación ha denunciado fallos en el sistema de precios de referencia, que no incluye ciertos datos, y que «no se establece un régimen» para castigar a los propietarios que no cumplan las medidas de la zona tensionada, con lo cual ve probable que muchos actúen «de manera no deseada». «La normativa nos permite enfriar el mercado, pero no hay un compromiso con el cumplimiento: falta régimen sancionador, información, presupuesto para desarrollar medidas necesarias para bajar la tensión, medios para inspeccionar», enumera la arquitecta.

Más trabajo para pagar un piso

Pese a que en el resto de urbes gallegas han subido más los salarios, A Coruña mantenía en 2023 el sueldo bruto por hora más elevado de Galicia, de 11,4 euros. Este es un salario mayor que el que percibe el trabajador, pues no tiene en cuenta los impuestos que se le descuenta, pero, aunque se cobrase por entero, habría que trabajar 54,3 horas, más de una semana y cuarto, para pagar un alquiler promedio de los firmados ese año. En 2016 eran 43,9, es decir, 10,4 horas menos.

En el resto de ciudades gallegas, las subidas fueron más moderadas. En Ourense las horas aumentaron en 4,6 y Ferrol en 4,8, mientras que Lugo llegó a 6,1 y Santiago de Compostela a 9. El esfuerzo para pagar un alquiler medio subió en Pontevedra y Vigo, respectivamente, 8,5 y 8,7 horas de salario bruto, y son las dos únicas ciudades en las que el arrendamiento es más inasequible que en A Coruña para el sueldo medio, si bien por poco. En Pontevedra hay que dedicar 55,4 horas, antes de descontar los impuestos, para pagar una vivienda, mientras que en Vigo se llega a las 55,6.

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