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Si no lo leo no lo creo

Tarde de Samaín a bocinazos en Orillamar

ANTÓN PERULEIRO

Lo tradicional en la jornada del Samaín por parte de los más pequeños es recorrer las calles al grito de «truco o trato» para hacerse con el mayor número posible de dulces. Pero un grupo de niños optó el pasado viernes por una diversión más original, ya que se subieron a las bicicletas de la estación de BiciCoruña —un pasatiempo bastante habitual entre la juventud coruñesa— y desde allí esperaron a que pasaran los coches para ponerse a gritar a todo trapo a los conductores que tocaran sus bocinas. La verdad es que muchos de ellos lo hicieron, con la consiguiente satisfacción de los chavales, aunque más de un automovilista se llevaría el susto de la noche de Samaín.

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