Daisy Aller.A CoruñaLas obras realizadas durante los últimos meses en la esquina de la plaza de María Pita con la calle San Agustín ofrecen una nueva imagen a la zona. Los operarios dan los últimos retoques al edificio que permaneció en ruinas durante más de quince años.La nueva construcción del inmueble ha situado su fachada principal a la misma altura que los del resto de de la plaza y ha incorporado los soportales, las galerías y los tres grupos de ventanas que tienen los demás. Con esta actuación ha desaparecido la escalera exterior que daba acceso a los edificios y se han construido escalones para subsanar el desnivel de la plaza con la acera de San Agustín, tal como se autorizaba en el Plan de Protección y Reforma Interior (Pepri) de la Ciudad Vieja y Pescadería, redactado en el año 2002.La fachada de la calle San Agustín es la que ha sufrido más modificaciones. Su creación ha dejado más espacio a la imaginación de los arquitectos, quienes han diseñado un revestimiento en piedra con galerías de cristal tintado, que da al conjunto arquitectónico un aspecto más moderno.El número 27 de la plaza, ha recorrido un largo camino para presentar el aspecto que ofrece hoy. Fue propiedad del Ayuntamiento desde 1986, cuando Joaquín López Menéndez ocupaba la Alcaldía y se autorizó su adquisición por 15 millones de pesetas. En 1989, el ingeniero municipal de caminos alertó de los riesgos de derrumbe de la casa, y aconsejó su inmediata demolición. Pero no fue hasta diciembre de 2002 que el Concello autorizó, con la creación del Pepri, alinear su edificio con el resto de la plaza para culminar la fachada de María Pita. La Junta de Gobierno Local autorizó en noviembre de 2004, la venta del inmueble a los propietarios de la casa colindante por 708.143,55 euros. Los compradores tuvieron que respetar las condiciones impuestas en el plan de protección.