El divorcio de las Thyssen

El director artístico de la pinacoteca madrileña explica los motivos por los que el patronato del centro rechaza el proyecto expositivo presentado por Francesca, la hija del barón

Carmen Cervera junto al director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza, Guillermo Solana. / efe

Carmen Cervera junto al director artístico del Museo Thyssen-Bornemisza, Guillermo Solana. / efe

Mila Trenas | Madrid

El Museo Thyssen-Bornemisza explicó ayer que no dio luz verde a los proyectos de arte contemporáneo presentados por Francesca von Habsburg al considerar que estos no se ajustaban a lo tratado inicialmente, una decisión que ha motivado que la hija del barón anunciara "la ruptura de comunicaciones".

El director artístico del museo, Guillermo Solana, asumió y se hizo responsable de la decisión adoptada por el Patronato después de estudiar los proyectos. "El asunto no es que la baronesa no quiera descolgar los cuadros de Macarrón del hall del museo. Las objeciones a los proyectos son de más alcance, se han tomado en serio e implican al director artístico de esta casa".

En desacuerdo con que se quiera presentar el asunto como un conflicto entre Carmen Cervera y la hija del barón, Solana recordó que Francesca presentó un primer proyecto atractivo "con el que creo quiso seducir a la baronesa y al museo". En la reunión del patronato en abril la propuesta fue bien recibida pero de forma expresa, como consta en el acta, "se dejó para discutir la ubicación concreta, las salas en las que se iba a instalar y las fechas, así como el presupuesto de la exposición. Se habló solo a grandes rasgos; la cantidad parecía muy exagerada y se planteó la necesidad de patrocinio". Pasaron los meses sin que se presentara la lista de obras y los presupuestos. Finalmente, en noviembre, Francesca planteó que el proyecto inicial, Ficciones naturales, que había gozado de buena acogida por parte del museo, del ministerio y de la baronesa, ya no era posible porque había obras que tenían que viajar a Japón. Entonces propuso un proyecto distinto, "menos atractivo, más duro, más radical, nada seductor, muy discursivo, muy político". Solana comentó a Francesca que iba a ser poco convincente para el Patronato y que él personalmente no lo veía. "Pero ella dijo que de ninguna manera quería aplazarlo y que lo presentaría en el patronato, como así hizo". Allí se le hizo ver que el presupuesto era muy alto, no había patrocinador y la exposición no era muy atractiva ni prometedora. El Patronato propuso encajar el proyecto en la programación de las salas de temporales o mostrarlo en las llamadas salas de Moneo. Estas propuestas fueron hechas "por todo el patronato y por Tita, lo que desmiente eso de que ella ha impedido a Francesca exponer sus obras". La reacción de Francesca "no fue muy buena" y la reunión concluyó sin que aceptara las alternativas planteadas. "El patronato no ha sido ni inflexible, ni intransigente, ni se ha cerrado en ningún sentido a la entrada de las obras que Francesca proponía. La discusión ha sido con argumentos racionales" por lo que el "aplazamiento indefinido" está absolutamente justificado. Francesca, en un comunicado, ha considerado "inaceptable" la cancelación de la instalación especialmente encargada al artista brasileño Ernesto Neto "simplemente porque ella (Tita) no quiere descolgar del vestíbulo los retratos de Macarrón". Sobre este punto, Guillermo Solana comentó que la pieza de Neto "artista muy importante y brillante", tenía un problema fundamental "que ha impedido finalmente que se haya aprobado, ya que nunca se aprobó en el Patronato". Este problema estriba en que la ubicación de la pieza de Neto, de grandes dimensiones, era un espacio fundamental del museo que se alquila para celebrar eventos. "La pieza de Neto, fantástica, virtualmente inhabilitaba el espacio durante muchos meses y nos privaba de unos ingresos que son fundamentales para el sostenimiento del museo". Esa es la razón fundamental "y no descolgar los retratos de Macarrón, que ya se han movido en ocasiones anteriores".

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