La tradicional actividad agrícola en Galicia convirtió desde el siglo XVIII a los hórreos en una construcción indispensable en toda casa. Su función no era otra que la de almacenar y conservar las cosechas a lo largo del año. "Siempre han estado ahí pero nunca hemos reparado en ellos. En cualquier rincón se encuentra alguno", asegura la etnógrafa gallega Beatriz de la Torre, encargada de catalogar cerca de 2.000 hórreos en toda Galicia y que ha puesto al alcance del público a través de la página web www.horreosdegalicia.com. El estudio cataloga hórreos de diferentes estilos con sus medidas, partes, localización y fotografías.

La página está orientada para profundizar en las características del hórreo gallego y fomentar que la gente conozca "las joyas arquitectónicas que están en todas partes de Galicia". "Los que se encargaron de levantar estos pequeños edificios no eran arquitectos ni ingenieros, pero superan a estos profesionales en cuanto a la funcionalidad", afirma. Por eso, los constructores no sólo reparaban en las funciones de guardar y conservar, sino que tenían en cuenta la ventilación y el acceso de los ratones.

Las características de cada una de las construcciones depende de las necesidades, el espacio y el clima, pero el gusto también es influyente a la hora de decidir el estilo. "Los hay cuadrados, redondos o en forma de L, pero los más comunes son los rectangulares", explica Beatriz de la Torre.

Hay diferentes estilos dependiendo de la zona donde se ubiquen y se emplean diferentes materiales. En el norte, al contar con un clima más frío, los hórreos son más cerrados y por lo general de madera y piedra. Hacia el sur y en la costa, como las temperaturas son más suaves, estas construcciones típicas de Galicia son más anchas y cuentan con una mayor ventilación.

En las zonas de interior se empleaba madera, por eso se conservan muy pocos. Por su parte, los hórreos de las zonas de montaña son más altos porque la ventilación no es tan buena. "Por provincias, A Coruña y Pontevedra son las que más hórreos conservan al estar construidos gran parte de ellos en piedra", reconoce la etnógrafa.

Acompañada del fotógrafo Fernando Rodríguez Rodríguez, Beatriz de la Torre recorrió miles de kilómetros a lo largo de cuatro años para catalogar los hórreos que ahora expone en internet. En la página web hay una pequeña explicación de los hórreos y su estructura y permite a los usuarios escoger las construcciones por provincias, por largura, por anchura o por capacidad, entre otros criterios.