Juan Juan Almeida, hijo del comandante y vicepresidente de Cuba Juan Almeida, relata la descomposición de la elite cubana en sus memorias, que publicará en septiembre Espuela de Plata, mientras que el Gobierno cubano le impide salir de la isla para reunirse con su familia y tratarse su enfermedad.

Es más: mientras Fidel Castro, en 1965, daba el discurso del IX aniversario del desembarco del "Granma", alguien le pasó un papelito, el Comandante en Jefe lo leyó y desde su tribuna de la Plaza de la Revolución anunció que acababa de nacer el hijo del comandante Almeida, o sea el autor de estas "Memorias".

Acusado de espionaje y de haber ayudado a escapar de la isla a cubanos durante el periodo en el que trabajó en México, acusaciones por las que nunca ha sido procesado, Almeida fue detenido cuando, el pasado 6 de mayo, trató de salir ilegalmente de Cuba por la zona oriental para reunirse con su familia en Estados Unidos y tratarse el reúma degenerativo que padece.

Pese al dramatismo de la situación, Almeida ha optado por la ironía para escribir sus memorias, baste la alusión al anuncio de su nacimiento por parte de Castro: "si el advenimiento del niño Jesús en aquel pesebre de Judea hubo de ser precedido por el lucero azul; el mío, allá en el Hospital Naval de las afueras La Habana, fue anunciado por nuestro padre Fidel. Inequívoca señal divina."

O como la frase que acuña en estas páginas para referirse a la situación política latinoamericana: "Sólo manejan el arte de vivir aquellos que hablan como los de izquierda, piensan como los del centro y viven como los de derecha".

Almeida evoca su educación elitista y cuenta que su madre contrató una especie de institutriz a la que debía llamar "señorita Julieta Mier" que, según estas memorias, "además de música nos enseñaría a sentarnos, a vestirnos, y a conversar despacio sin decir el improperio 'compañero'".

La tal "señorita Mier" enseñó piano a las hermanas de Juan Juan, pero no a él porque, como advierte en su libro, los revolucionarios consideraban que "los varones que tocaban ese instrumento terminaban pajaritos".

De ir de cacería en helicóptero cuando era poco más que un niño ha pasado a manifestarse en solitario, hace apenas dos semanas, en la misma Plaza de la Revolución en la que Fidel anunció su nacimiento, pidiendo que le dejen salir del país, por lo que ha sido nuevamente detenido.

De ahí que el editor de estas memorias, Abelardo Linares, sostenga que el verdadero heroísmo de Juan Juan es "el de sobrevivir y el de haberse atrevido a contar, con humor admirable, su verídica y personal historia", desde su "niñez asombrosa y feliz" a "su expulsión del paraíso y el descenso a los infiernos de todo el que en la isla entra en conflicto con su poderosísima maquinaria de poder".

A pesar de su situación actual, el autor prefiere el humor al patetismo o la épica, como demuestra al final del libro: "Pensaba terminar con la palabra 'Libertad' pero eso está muy gastado. Luego me vino a la mente 'La histeria me absolverá'; pero esta frase, como muchos sabemos, me podría causar problemas."