"En 1959 fijé mi residencia en Vigo. Vine por motivos familiares y me instalé profesionalmente en esta ciudad. Con mi teoría de olvídate de lo que dejas atrás y disfruta de lo nuevo que encuentras cambié de ciudad, de amigos, de costumbres, de todo, menos de familia. Y como no iba a ser menos, también cambié de ambiente fotográfico". Así se expresaba Ricard Terré en un texto titulado Vigo y mi fotografía, datado en 2003, que su hija Laura nos ha hecho llegar recién rescatado de los archivos personales de su padre. En su atenta lectura podemos encontrar algunas pistas sobre el "modo" de concebir la fotografía de este artista catalán que, cuando desembarcó en Vigo, ya tenía tras de sí una corta pero prestigiosa trayectoria. Porque aunque Terré (Sant Boi de Llobregat, 1928-Vigo, 2009) comenzó tardíamente (a los 27 años) su dedicación profesional a la fotografía, casi desde el primer momento entró en contacto con dos de los miembros más destacados de la Agrupación Fotográfica de Cataluña, Xavier Miserachs y Ramón Masats, con quienes lideró junto al grupo de AFAL (Asociación Fotográfica de Almería, a la que también perteneció), lo que bien podría definirse como el nacimiento de una "nueva fotografía española" que rompía, en palabras de Chema Conesa, con "la ortodoxia técnica y la subyugación al formalismo artístico domesticado" para proponer un novedoso lenguaje basado en "la modernidad expresiva y en la libertad de contenidos".

Terré estableció contactos con la Agrupación Fotográfica Gallega y realizó una serie de fotos en Santa Marta de Ribarteme -a cuya romería algunos de los ofrecidos acudían (y todavía acuden, aunque en menor número) dentro de ataúdes-, y el curro o rapa das bestas de Mougás. "La fotografía que se practicaba en la AFG -contaba Ricard Terré- se distanciaba de la de muchas de las agrupaciones o clubes fotográficos por tener un marcado interés por el hombre. Por esa razón me sentía más próximo a ella".

Las primeras exposiciones de Terré en Vigo tuvieron como sede la sala comercial del antiguo Foto Club: "La sala era pequeña pero suficiente para una visión ilustrativa de lo que hacía en aquel momento -refería Ricard-. Contenía fotos de distintos formatos, presentadas sin marcos ni cristal, que hacían de la muestra una manifestación distinta a las que en Vigo se estaba acostumbrado a ver en los salones de la Agrupación. La visitaron fotógrafos como Raniero Fernández, Manuel García Ferrer, Luis Zamora, Maneiro, Cid Palacios, Bene... También la visitaron algunos interesados por el arte en general como Fernando Alonso Amat (intelectual y escritor), Alexandre Cribeiro (director de cine), Pepe Bar Boo (arquitecto) y Xosé Luís Méndez Ferrín. Fue el primer contacto en Galicia donde experimenté comentarios directos sobre mis fotos".

El decaimiento de la actividad de la Asociación Fotográfica, el "cambio de la fotografía humana por la fotografía mal llamada abstracta y de paisaje" y el hecho de que "por una serie de circunstancias, partir de 1960 sólo me dediqué a proyectos fotográficos de decoración" provocaron un cierto hastío, un "aburrimiento" que desembocó en una decisión inesperada: Ricard Terré abandonó indefinidamente la práctica fotográfica. De tal calibre fue aquella decisión tomada en 1964 que no la revocó hasta después de 20 años. ¿Por qué? Él lo explicaba así: "A principios de los 80 ocurrieron dos hechos que estimularon mi interés por fotografiar nuevamente: la exposición de ocho fotógrafos catalanes en el Palacio de la Virreina de Barcelona y su posterior itinerancia a París en la Sorbona. Al manejar de nuevo mi archivo de negativos reviví la época de los cincuenta/sesenta y, al observar que mi fotografía seguía siendo actual, a la vista de lo que se exponía en París, empecé de nuevo a tomar fotografías en 1984".

A medida que Ricard se acostumbró a la ciudad fue ampliando ya no sólo su círculo de amistades personales sino también el constituido por "gente con quien podía hablar de fotografía". En ese sentido, Terré no ahorra elogios para quienes organizaron su muestra retrospectiva en la Casa das Artes, José Luis Suárez y Manuel Sendón, por lo demás impulsores de iniciativas como la Fotobienal, la habilitación de la Sá dos Peiraos como local permanente de exposición fotográfica y la creación de VigoVisións.

¿Cómo definir la fotografía de Ricard Terré? No es tarea fácil. Carlos Pérez Siquier, colega suyo en AFAL, sostiene que al margen de sus valores ya reconocibles y patentes como renovador, "el tiempo le dará cada vez más importancia, porque ha dejado imágenes imborrables en nuestra exigente memoria".

Laura Terré, quien, además de hija, es seguramente la más destacada especialista en la obra de su padre, desmiente a quienes lo consideran un documentalista (por lo menos un documentalista al uso) y afirma que "lo importante en sus fotos reside en el shock emocional, en la verdad que destilan".

Ricard Terré no solía titular su fotografías (siempre en blanco y negro) individualmente. Las integraba en series que se constituían mediante un rigurosísimo proceso selectivo. Las que incluimos en estas páginas pertenecen a las denominadas Entroido, Nenos de San Francisco, Muerte póetica y Muerte (así identificó a las de Santa Marta de Ribarteme).

Puede llamar la atención en un principio su fascinación por el Carnaval, al que siguió en varias ediciones, pero Laura Terré nos avisa al respecto: "Realmente mi padre no tenía fascinación por el Entroido en sí. Él siempre decía que no buscaba las fotos, que solamente buscaba las circunstancias en las que las fotos se producían. Decía que en las manifestaciones callejeras había una espontaneidad especial en la que él veía el espíritu a flor de piel... Creo que le gustaba especialmente el Enterro do Meco porque todos los signos fúnebres le recordaban a la Semana Santa y a los rituales de muerte que en otras épocas del año la gente se toma tan a pecho. A él le gustaba muchísimo jugar al engaño: que las fotos de Carnaval parecieran de Semana Santa y las de Semana Santa pareciesen Carnaval. Porque la fotografía de mi padre es profunda, pero no seria. Todo hay que verlo con sentido del humor... ¡Y también con ternura!".