El auditorio y la iglesia parroquial de Mera fueron incapaces ayer de acoger a los centenares de personas que se congregaron en ambos lugares para rendir un último homenaje a María Dolores Casanova González, Ana Kiro para todos los gallegos, quien fue enterrada a última hora de la tarde en el cementerio de San Julián de Serantes. Durante toda la jornada fue incesante el paso de amigos, compañeros de profesión, admiradores y de simples vecinos de Mera por el auditorio, donde fue instalada el viernes la capilla ardiente de la artista pocas horas después de su fallecimiento a los 68 años, víctima de un cáncer.

Entre quienes acudieron al recinto figuró el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, quien transmitió sus condolencias a la familia en el escenario del auditorio, totalmente cubierto de coronas y ramos de flores enviados desde toda España y entre los que destacaban los enviados por los centros gallegos, locales en los Ana Kiro actuó en centenares de ocasiones para llevar la música de Galicia a las personas que, al igual que ella, se vieron forzadas a abandonar su tierra en los años de la emigración.

Xosé Manuel Piñeiro, Susana Seivane, Xosé Ramón Gayoso, Pili Pampín, Sabela, Isabel Blanco, Antón Reixa, Manuel Lourenzo y Farruco fueron algunos de los artistas que llegaron a Mera para despedir a la popular cantante, presentadora y actriz.

El actor Roberto Vilar, ex componente del dúo cómico Os Tonechos, era quien se mostraba más afectado y expresaba su ánimo a las personas que sufren el cáncer y a sus familiares. "Ana es la reina del rock and roll de Galicia. Muere la rockera más grande de este país", proclamó Vilar.

Media hora antes de la llegada del cortejo fúnebre, la iglesia parroquial se hallaba atestada de público, entre el que se encontraban el conselleiro de Cultura, Roberto Varela, y el delegado de la Xunta, Diego Calvo. Un coche fúnebre partió del auditorio con el féretro, precedido por cuatro vehículos que portaban las coronas mortuorias y seguido por numerosas personas que acompañaron a Ana Kiro en su último recorrido por los caminos de Mera, localidad en la que pasó los últimos treinta años de su vida y en la que su cordialidad y sencillez le granjearon la amistad de los lugareños.

Durante el oficio fúnebre, en el que intervino la Coral de Mera y que se desarrolló en lengua gallega, el párroco tildó a la fallecida de "mujer de cualidades excepcionales y de principios firmes". El sacerdote afirmó que Ana Kiro poseía una "fuerza interior impresionante" y que era una persona "cercana a los demás" y a la que la "apenaban las injusticias". Tras el funeral, la considerada como la más popular cantante gallega de música ligera fue enterrada en el cementerio de Mera, el lugar que ella eligió como su última morada por la estrecha vinculación que mantuvo con sus vecinos durante casi la mitad de su vida.