Un madrigal de Gutierre de Cetina del siglo XVI fue el primer poema que Farruco Sesto aprendió, recogido del canto de su madre. Quizás por esos versos que clamaban "ojos claros, serenos" nació en Sesto una querencia por la poesía. "Debe tener alguna relación con ese poema", explica. Para él, el primer paso en la creación de versos"es algo misterioso que uno no sabe nunca cómo sucede". Desde ayer, ha vuelto a conectar con esa raíz que lo trajo al mundo en Vigo. En la urbe de sal con cemento y sus alrededores, pasa unos días con su familia atlántica de corazón. El que es ministro de Cultura del Gobierno de Venezuela, se ha convertido también en académico correspondente de la Real Academia Galega. Su obra poética ha sido recopilada por Yolanda Castaño en el libro Pequenos encontros, as marcas deixadas. Obra poética reunida (1967-1995) editada por Espiral Maior.

-Entre sus múltiples facetas, se encuentra la de bloguero. ¿Esta apuesta por las nuevas tecnologías lo han llevado también a componer versos en el ordenador?

-Es una mezcla de todas las cosas. Como no tengo mucho tiempo realizo anotaciones en un papelito, a veces, en servilletas y después terminan siempre en un ordenador. Ahí adquiere la forma definitiva.

-Poetas como Machado revisaban sus textos siempre que se reeditaban cambiando incluso versos completos. Usted...

-Cuando ya está impreso ya se queda así, cuando ya es conocido. A mí, no me interesa mirar lo de atrás sino mirar hacia adelante. Vivir el escribir por placer y el sufrir de escribir.

-¿Sufre cuando escribe?

-El acto de creación conlleva una angustia. Usted lo sabe como periodista. Una página en blanco siempre implica esforzarse un poco. Pintar, en realidad, da mucho más placer que escribir.

-Muchos políticos abren blogs pero destaca que no es su creación. ¿Usted ha hecho alguna vez algo semejante?

-Jamás nadie ha escrito por mí una frase, ni una palabra. Tengo una manera muy personal de enfrentarme a todas las tareas, incluyendo los documentos que tengo que hacer en mis cargos.

-¿Usted, como el alcalde de Madrid en los años ochenta Tierno Galván, también introduce retórica o juegos de palabras en los documentos oficiales?

-Depende de las cosas que sean. Tengo un gran respeto por la palabra escrita; donde quiera que vaya mi firma, va el amor por la palabra.

-¿Qué objetivos se marca usted para su gobierno en el futuro?

-Nosotros tenemos una tarea, que es culminar la independencia que empezó hace 200 años y no ha sido culminada. Es una tarea de todo un continente que siempre ha tenido dueños e imperios, una historia de dominación. Nuestro fin es construir la felicidad colectiva.

-Un grave escollo es la violencia en la calle, la falta de seguridad.

-Los muchachos de ahora de 25 años a 30 años que atracan... son los hijos de la pobreza cuando la crisis golpeó más duro. Son esos niños que no iban a la escuela. Las generaciones que vengan, los que ya nacieron con la revolución, vendrán con otros valores. En la medida en la que se superen los problemas de pobreza, se superará el problema la seguridad.

-Un cargo como el suyo es blanco fácil de dianas de opositores y detractores. No obstante, ¿no le hiere que digan que ha firmado contratos en su provecho?

-Fíjese, a mí, me gusta la batalla de las ideas, de argumentos. A veces, por razones políticas, la descalificación, la calumnia son parte de las cosas que vienen. Uno está acostumbrado. No son críticas genuinas, son posiciones políticas antagónicas que se expresan así. En Venezuela, hay una oposición muy corrupta, una clase política que arruinó al país. Cree el ladrón que todos son de su condición. Nosotros somos un gobierno sano, humanista, revolucionario y pacifista que cuenta con el apoyo del pueblo.

-¿Cómo le afectaría a Venezuela que en Cuba haya una contrarrevolución hacia el lado capitalista?

-Es inimaginable una cosa así en Cuba. No me corresponde hablar de cómo llevan su proceso interno. Siento mucho respeto por el pueblo cubano que ha afrontado muchas crisis en su historia.