Nada más conocer la noticia de lo ocurrido en Santiago, en la Universidad de Salamanca acudieron a su cuarto de manuscritos a comprobar que su Códice Calixtino, posterior al que se conserva en la catedral gallega, estaba sano y salvo. Así lo confesó la directora de la Biblioteca de la Universidad, Margarita Becedas, quien no ocultó su preocupación por el destino que puede correr el códice como objeto -más allá de su valor "cultural", que no alcanza siquiera a delimitar-, sobre todo en lo que respecta a sus ilustraciones.

Así, indicó que la humedad "puede perjudicar al color" de las miniaturas, aunque la obra cuenta con una ventaja: está confeccionada en pergamino. Esta especialista explica que "es una suerte porque se trata de un material muy flexible y muy resistente". "En su composición lleva agua y es capaz de absorber agua, pero después puede volver a como estaba", explica. Es más, gracias a estar confeccionado con este material, y "salvo en el caso de malas manipulaciones, que sea tratado con descuido o sometido a elevados contrastes de temperatura y humedad", no duda en afirmar que "un códice del siglo XIII hecho a mano con mucho más cuidado posiblemente sea más resistente que un libro del siglo XVIII".

Becedas, que dirige la universidad que prestó el códice salmantino a Galicia para la exposición Ex libris Gallaeciae, que se celebró en la Biblioteca de la Cidade da Cultura, explica que su ejemplar fue "posiblemente copiado en Santiago a finales del XIII, principios del XIV". "Ese conjunto de códices se hicieron en su momento como casi publicidad del Camino", explicó. En aquella época no había otra forma, incide, en dar publicidad a algo, y los monjes se pusieron a ello "en el momento en que se quiere hacer de Santiago un lugar de peregrinación". El Códice, señaló, es, "con todas las reservas, como una guía turística" y, por lo tanto, también hay que atribuirle "un gran valor documental".

El valor cultural de estos manuscritos les viene "de que son escasos, y este", en alusión al desaparecido, de modo especial, porque es el más antiguo". No obstante, a Becedas la consuela un poco el hecho de que el contenido no se pierda ya que muchas obras, como las de Manuel Díaz y Díaz, aporten "mucho trabajo sobre él".

Becedas recuerda que en el caso del que se guarda en Salamanca se han asegurado de digitalizarlo en color para facilitar el trabajo a los investigadores y para evitar que el original sufra cualquier vaivén. De hecho, ni siquiera es tarea fácil lograr que sea cedido para una exposición como la de la Cidade da Cultura. Aunque la directora de la Biblioteca Universitaria no quiere dar cifras exactas, sí estima que poder "mover" la obra a una exposición implica seguros de hasta dos millones de euros, además de incontables autorizaciones, entre ellas del propio Ministerio de Cultura.

"Lo malo, y también lo bueno", subraya, "es que estas obras son totalmente exclusivas". Y añade: "Aunque el texto se repite en otros códices, como ocurre en este caso, cada ejemplar, como el que ha sido robado, es único".