Más de veinte años después de que sus primeras maquetas fuesen desechadas por no sonar "suficientemente negras" o "suficientemente blancas", Lenny Kravitz ha publicado ´Black And White America´ en el que enarbola el sueño de Martin Luther King, "que no se ha cumplido aún", pero cree que "avanza".

"En 1963 mi padre se casó con una mujer negra", canta en el corte que da título a ese álbum Kravitz -hijo de un productor judío y de una actriz de raíces caribeñas y africanas-, que considera que la presidencia de Barack Obama en EEUU representa "un nuevo comienzo", aunque hay que seguir "hacia adelante".

"El sueño de King no trataba sólo de blancos, negros o de cualquier otro color, sino de todo el planeta conviviendo como un solo ser y sin violencia", ha dicho hoy en una entrevista con Efe en Madrid, donde ha presentado su noveno disco de estudio, publicado el pasado agosto.

Kravitz (Nueva York, 1964) ha explicado que ´Black And White America´ irrumpió en su mente cuando estaba inmerso en otro proyecto llamado ´Negrophilia´, que aparcó para facturar este canto a la mezcla de colores, estilos y temas, y ha recordado cómo en sus comienzos, su música fue desechada por no tener "el color adecuado".

"Desde mi primer álbum hasta ahora, he mezclado los géneros y seguiré haciéndolo", ha defendido el cantante, para quien su nuevo disco constituye "un amplio reflejo" de lo que es él a día de hoy.´

Funk, rock y soul se entrecruzan en este trabajo, en el que la religión -como sucediera en ´Baptism" (2004)- vuelve a ocupar un lugar destacado, tras publicarse en varios medios que se había acercado a Dios en los últimos años, incluso por la vía de la abstinencia sexual.

"Siempre he intentado acercarme más a Dios, ser mejor persona. Eso lleva tiempo, es un proceso", ha ratificado Kravitz, que destaca canciones del nuevo disco como ´Life Ain't Ever Been Better´, que habla de lo "agradecido" que le está a Dios por lo que tiene.

Autor de éxitos como ´American Woman´, ´I Belong to You´ o ´Fly away´, Kravitz ganó el premio Grammy a la mejor interpretación vocal de rock por parte de un artista masculino cuatro años seguidos, de 1999 a 2002, y se calcula que ha vendido alrededor de 35 millones de discos en todo el mundo.

Kravitz no considera que sea imposible conciliar su vena espiritual con el mundo del rock and roll, ni con su imagen de "sex symbol". "No pienso en ello", dice entre risas el artista, que agradece el cumplido, pero para quien esa faceta de su carrera "es la última cosa" que ocupa su mente.

Tras su participación en ´Precious´ (2009), Kravitz ha repetido experiencia como actor en ´Los juegos del hambre´, adaptación de las novelas de ciencia ficción de Suzanne Collins, a cargo del director Gary Ross.

"Ha sido una experiencia fabulosa y el director ha sido maravilloso", apunta Kravitz, que se muestra "muy satisfecho" con su participación en el filme y que asegura que, con toda seguridad, volverá a trabajar como actor.

En esos primeros pasos en el mundo de la interpretación, coincide con su hija Zoe Kravitz, fruto de su matrimonio con la también actriz Lisa Bonet, y que ha intervenido en películas como ´X-Men. Primera Generación´ (2011).

"Hace lo que ama, tiene una gran ética profesional, trabaja duro y estoy muy orgulloso de que empiece a dar sus propios pasos", indica al referirse a su hija, con quien no descarta una futura colaboración musical.

"Estaría bien", concluye el cantante, que esta misma noche actúa en Madrid en la inauguración de un nuevo local, híbrido de restaurante y espacio musical, con el sello de la emisora ´40 Principales´.