El editor de manuscritos iluminados Manuel Moleiro se muestra completamente convencido de que el Códice Calixtino está seguro y acabará apareciendo, porque "solo un estúpido destrozaría algo que sabe que vale un montón de dinero". Y señala, a renglón seguido: "Por bien tonto que sea, como mínimo podrá obtener un millón de euros. Hay un montón de personas que se lo darían encantadas", agregó sin titubeos, aunque terminó reconociendo que había realizado "una afirmación fuerte".

Como especialista en la materia, Moleiro insiste en que los amigos de lo ajeno nunca destrozan los objetos de valor. "Cuando entran a robar en una casa, las cosas buenas las llevan", no las estropean. Sin embargo, reconoce: "La única desgracia que puede tener" el Códice Calixtino es "que le corten páginas y que las vendan sueltas". De todas formas, considera improbable que se produzca ese tipo de mutilación, porque "tiene muy pocas páginas interesantes de miniaturas", salvo una al principio del libro; todo lo demás es texto. "El texto tiene menos valor", desde el punto de vista de los coleccionistas.

Moleiro considera "menos grave" el robo del Códice Calixtino -en la catedral de Santiago, dotada en aquel momento de insuficientes medidas de seguridad-, que el realizado en la Biblioteca Nacional en 1997, para lo que cortaron dos páginas del mapamundi de Ptolomeo. Y resaltó que él mismo le había dado la pista definitiva al ministro Molina para que se descubriera el paradero de los originales, al reflejarse en una revista la subasta de las piezas, por tan solo 63.000 dólares, algo que evidencia que se trataba de documentos robados. Moleiro recuerda que estuvo examinando el Códice Calixtino en 1998, con la intención de reproducirlo, a pesar de que reconoce que "las miniaturas que tiene no son representativas". Pero no pudo culminar el proyecto, porque le confiaron la tarea a una persona que no tenía nada que ver con la publicación de manuscritos. Lo hizo "un marino, que era amigo del deán", por lo que el resultado "fue pésimo".

Manuel Moleiro publicó cuarenta códices o manuscritos iluminados, que se conservan en distintos museos del mundo, correspondientes a fechas que oscilan entre el siglo III antes de Cristo y el XVI. Reproduce los ejemplares en el mismo tipo de pergamino o papel, con el mismo grosor, color y olor de los originales, por lo que los denomina "clones". Realiza una tirada de 987 ejemplares de cada original, que vende a coleccionistas y amantes de este tipo de volúmenes en todo el mundo por un precio que va desde 500 a 20.000 euros. Y revela que a pasar del coste, la mayor parte de ellos están agotados. Desde ayer, expone 24 copias de algunos de los manuscritos más relevantes en el Centro Cultural de la Diputación de Ourense.

El ejemplar más antiguo que ha reproducido el editor ourensano de Cea Manuel Moleiro es un tratado de medicina, del siglo III antes de Jesucristo, confeccionado por el sacerdote, médico, brujo y científico Nicandro. El último, del siglo XVI, es el Splendor Solis (1582), un tratado de alquimia que se conserva en Londres. Ofrece las claves para lograr la piedra filosofal, que permitía convertir los metales en oro.