Decía Nietzsche que sin música la vida sería un error. Parafraseándolo, Rogelio Groba, el compositor de Ponteareas, recogió su Premio da Cultura Galega en la categoría de Música asegurando que no se "atrevería a decir tanto", pero que, en su caso, su "existencia sin música estaría vacía".

Seguramente opinará lo mismo Carlos Núñez, aunque no lo expresó en voz alta cuando recibió el premio por su labor Promoción Cultural de Galicia. Sí realizó durante su intervención un llamamiento a la unión para poder sortear las dificultades del momento actual, una idea que también dejó caer el escultor Manolo Paz cuando recogió su galardón en la categoría de Artes Plásticas.

Así, Carlos Núñez, tras reconocer que la situación está "dificilísima", recordó a todos los gallegos que, como "irmandiños", deben actuar unidos para mantener la "esperanza en el futuro". Al respecto sugirió que "sabemos lo que funciona de nosotros" e invitó a promocionarlo fuera para lograr algo similar a lo que ocurrió con la gaita. "Cuando empezaba a tocar la gaita percibíamos que había que salvar una tradición, pero ahora hablamos de un mercado internacional. Cambiaron mucho las cosas", subrayó.

No es de extrañar que el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, que cerró el acto, calificara a los siete galardonados de "antídotos contra la esperanza". Se comprueba en el escultor Manolo Paz, que dijo: "Apoyemos a nuestra tierra. Ayudemos un poquito todos".

Quico Cadaval, que fue elegido en el apartado de Artes Escénicas, apuntaló el espíritu positivo al recordar que él trabaja para "la celebración del gallego a través del teatro" y que a ambos se les anunció su "desaparición hace mucho tiempo". "Pero la mala salud de ambos es de hierro", bromeó.

Los galardones también reconocieron la labor de dos gallegos que trabajan lejos de la comunidad: la actriz María Pujalte y el escrito Arcadio López Casanova. La primera sugirió que debía ser la "proyección de su carrera fuera de Galicia lo que se valoró" al elegirla en la categoría de Creación Audiovisual. No obstante, recordó cómo sus primeros pasos los dio en Galicia al lado de cómicos que trabajaron "con esfuerzo e ilusión".

El escritor lucense, que se definió a sí mismo como "poeta habitado de exilio", aseguró que sigue "fiel a las raíces de su tierra". De algún modo, esa tierra también fue premiada ayer. En ella, en concreto en Ourense, se hallan los restos del campamento romano Aquis Querquennis y de la Via Nova. La Fundación que lleva cuatro decenios trabajando para su recuperación y puesta en valor fue recompensada en la figura de su presidente, Luis Fernando Quiroga, y del profesor Antonio Colmenero, quien aprovechó para anunciar que pronto se publicará un completo estudio de la vía romana, para lo que solicitó la ayuda de la Xunta.

Ésta debería llegar, porque el conselleiro de Cultura, Roberto Varela, en su discurso, ratificó el "compromiso" de la Xunta con la cultura gallega, donde reside, dijo, el "alma" de Galicia.