El creador Alfonso Sucasas (Goiás, Lalín, 1940), considerado uno de los últimos clásicos de la pintura gallega contemporánea, falleció a consecuencia de un cáncer ayer, a los 72 años, en su casa de Vila de Cruces (Pontevedra). Su inconfundible estilo y su mundo personal, que gira en torno a las raíces gallegas, pero alejado de folclorismos, se expuso por última vez en una muestra retrospectiva que estuvo abierta en el centro cultural Novacaixagalicia de Vigo entre el pasado mes de enero y marzo.

"Los cuadros están ahí para que hablen, y punto", afirmó el artista durante la inauguración de esa última exposición en Vigo. En esa exposición pudo comprobarse su vocación por la pintura, que arrancó desde muy joven, ya que pudo contemplarse un bodegón que realizó en 1957, cuando solo tenía 17 años.

Comenzó su carrera en Brasil, pero regresó a Galicia en 1968 e inició una trayectoria artística en la que se caracterizó por el empleo de temas populares, pero sin olvidar componentes de denuncia social.

Desde primera hora de la mañana numerosos vecinos y amigos sacudieron al tanatorio de Lalín. La capilla ardiente se trasladará esta mañana a partir de las 12.00 horas al museo municipal Ramón María Aller a propuesta del Ayuntamiento, que decretó dos días de luto oficial. El cuerpo de Sucasas se velará en este recinto -como en su día Laxeiro- hasta las 18.30 horas para que, posteriormente, se celebre el funeral en la iglesia parroquial de Nosa Señora das Dores y la posterior inhumación en el cementerio antiguo de Lalín.

Al tanatorio acudieron también el conselleiro de Cultura, Jesús Vázquez, y a última hora de la tarde llegó el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, para dar el pésame a la familia.

El alcalde de Lalín, José Crespo, lamentó la muerte de Sucasas, "uno de los grandes de la pintura gallega". "Sucasas contribuyó al buen nombre de Lalín y del Deza en las artes plásticas, tierra en la que crecieron otros pintores tan reconocidos como José Otero Abeledo Laxeiro y Antón Lamazares", subrayó el regidor.

El presidente de la Diputación de Pontevedra, Rafael Louzán, se sumó a las condolencias por la muerte de un artista del cual ha recordado su "frecuente y fructífera relación" con la institución que preside, que editó un libro sobre su obra y que organizó alguna de sus muestras.

Louzán recordó a este creador singular como "una extraordinaria y bellísima persona, uno de los grandes clásicos de la pintura gallega contemporánea, un ejemplo de gallego, comprometido con su tierra y con sus gentes".

Alfonso Sucasas nació en 1940 en la parroquia lalinense de Goiás. Su formación se inició a los quince años en la Escuela de Artes y Oficios de Lalín y continuó en Madrid. Más tarde viajó a Venezuela y Brasil, y se puede considerar que inicia su carrera pictórica cuando regresa a Galicia, en 1978. Desde entonces ha desarrollado una brillante trayectoria expositiva.

La muestra organizada por Novacaixagalicia a principios de año incluía más de medio centenar de obras que ofrecían un amplio recorrido por la producción plástica de este artista que es considerado una referencia dentro de la pintura gallega.

Un autorretrato del año 1957 abría la exposición, en la que se podían contemplar las figuras y los personajes de su memoria en el valle del Deza, en grupos compactos, que protagonizan un mundo personal que gira en torno a las raíces gallegas. En el catálogo editado a propósito de la muestra, la crítica de arte Mercedes Rozas destacaba la representación de la imagen de la mujer, que el pintor trabaja como un mundo lleno de posibilidades. "En la galería de personajes, que pertenecen al ámbito de lo cotidiano, se evidencia un perfil casi nostálgico por aquellos que escriben el cuaderno de la existencia diaria más sencilla, protagonistas de un tiempo sin prisas, que charlan amigablemente, se disfrazan con máscaras para un ritual que derrocha alegría antes de que triunfe la Cuaresma, esconden la cabeza entre las manos aliviando el abismo de la tristeza o posan desnudos mostrando, como loó Xulio López Valcárcel, toda la melancolía de los cuerpos", indica la autora. El trabajo de Alfonso Sucasas es fundamentalmente expresionista, de colores expresivos y atrevidos, con pinceladas cortas y enérgicas. El negro tiene un valor esencial en su obra colorista construida sobre un dibujo extraordinario, en el que busca constantemente la línea curva con un resultado final de gran vivacidad. Alejado de folclorismos expresa la pureza de la memoria a la que cubre de cierta crítica social.

Frente a las palabras, las obras, predica el pintor. "Alfonso Sucasas pinta la vida y se la ha dejado en los cuadros", sostuvo durante la presentación de la que sería su última exposición el profesor de Historia del Arte experto en la obra del artista, Xerardo Fentanes, amigo, además, del creador. "La obra de Alfonso hay que gozarla, no abordarla con cuestiones técnicas", sentenció entonces.