El ópalo, la amatista, la malaquita... A Ángeles Sales no solo le gusta la sonoridad de estas palabras, sino el color, el brillo o su transparencia. Por eso la última obra de esta coruñesa es un intento de llevar al papel las cualidades de los minerales.

Sales expone en el Café Dársena, con Alina Granados (A Coruña, 1966), once cuadros estampados con acuarela y tinta china. Una técnica que está entre la pintura y el grabado, "una especie de monotipias hechas a mano", explica.

En estas estampaciones, que no dejan de ser abstracciones, Sales echa mano del rodillo, el peine o la esponja para lograr diferentes texturas. Afirma que le divierte hacer uso de materiales como la acuarela, que le plantea el reto de resolver la obra contra el tiempo, debido a que se seca con gran rapidez.

Sales se confiesa autodidacta y dice que siempre se dedicó a la pintura: "Desde muy joven, y siempre me expresé a través de la abstracción", señala.

Estas estampaciones de minerales, de colores delicados, encajan bien con los gustos de Ángeles Sales, que ha pasado la mayor parte de su vida -de una forma u otra- en el mundo de la moda. De ahí que para ilustrar lo que intentaba con esta serie de cuadros -su particular manera de interpretar el mundo mineral- evoque colores como el "azul turquesa" o el "verde esmeralda". "Adquieren una dimensión simbólica", dice.

Alina Granados muestra cinco cuadros de una serie inacabada de 18 obras dedicada a las olas. "Son olas de aquí, olas coruñesas, olas gallegas", recalca la pintora, "y son olas con mucha materia, con mucha pintura", agrega.

Granados no utiliza el pincel sino que se vale de sus propias manos para llevar la obra al lienzo. Por eso sus cuadros rebosan pintura. A veces usa la espátula. Recurre a ella cuando busca en su obra, precisamente, "la ausencia de materia".

Su técnica, explica, consiste en aplicar pintura en grandes proporciones para luego amasarla con las manos, o bien arrastrarla a continuación con la espátula para que en el cuadro quede solo la pintura que la tela es capaz de absorber.

A lo largo de la muestra, que estará hasta el 30 de septiembre, Granados irá cambiando los cuadros de la exposición a fin de enseñar toda la serie de sus olas.

Esta pintora, rendida admiradora de Rothko, explica que su obra trata de transmitir "la fuerza y la energía" de la naturaleza y, darle como el pintor norteamericano, "un sentido universal, un sentido filosófico", señala.

Dos formas de hacer pintura y dos maneras de ver el mundo: la violencia de las olas atlánticas de Alina Granados, en contraste con la suaves sombras minerales de Ángeles Sales.