José Antonio Lobato (Soto del Rey, 1956) ha fallecido en Oviedo a las cinco de la madrugada de hoy tras luchas durante los últimos tiempos contra la enfermedad. El cuerpo del actor será incinerado mañana en el Tanatorio El Salvador. "La familia no recibe", indica en la esquela.

Lobato desarrolló una extensa y fructífera carrera en el teatro. Cuerpo y alma del grupo "Teatro Margen", compañía con más de cuatro décadas de vida saliendo a escena, Lobato estrenó dos películas en cartel recientemente: "Enterrados", dirigida por el también asturiano Luis Trapiello, con un dramático papel de minero que se las sabe todas, y "Vitoria, 3 de marzo", en la que encarnaba a un obrero veterano.

Aunque la mayor parte de su carrera respira teatro, Lobato también ha participado en series populares como "El Ministerio del Tiempo" encarnando a Armando Leiva, "Hospital Valle Norte", "El Continental", "La Catedral del Mar", "Vientos de agua" o "La Zona". Actor todoterreno, Lobato fue siempre ejemplo ampliamente reconocido y admirado entre sus compañeros de profesión por su compromiso con el trabajo honesto y por su derroche de compañerismo. Para él, el teatro siempre ha sido un trabajo de equipo.

Nacido en Soto de Rey en 1956, Lobato estudió en el Conservatorio Superior de Arte Dramático, Música y Danza de Córdoba. En 1977 unió vocación y talento con nombres como Arturo Castro, Etelvino Vázquez, Ceferino Cancio -que fue quien le metió el veneno del teatro en el cuerpo-, Monchi y Miguel Ángel Granda para alzar el telón de "Teatro Margen", del que era actor y también administrador-director. Su inconfundible y poderosa voz fue familiar para varias generaciones de espectadores acostumbrados a escucharla e identificarla en docenas de documentales, anuncios y trabajos de doblaje. Entre los títulos de su filmografía destacan "El vivo retrato", "Mi nombre es Sombra", "Una pareja perfecta", "El portero" o "La torre de Suso".

En 2018 participó en el montaje de la zarzuela "Luisa Fernanda" que Emilio Sagi estrenó con gran éxito en el teatro Campoamor. Hay un episodio de su infancia que resume su temprana pasión por la interpretación: sus padres eran grandes cinéfilos y el pequeño Lobato estaba familiarizado con los nombres de las estrellas de Hollywood. Cuando un día le preguntaron qué quería ser de mayor, respondió: "Marlon Brando". Cosas de la vida, décadas después Lobato "trabajó" con Brando al doblar a Karl Malden en "El rostro impenetrable".