C. Tangana es a la música urbana. Un clásico. Desde que sacó 'Mala mujer' (2017) y corrió que estuvo en la cocina de Malamente -el bombazo de Rosalía, su ex-, Antón Álvarez Alfaro surfea en la ola de descargas de Spotify, en la lista de los 100 españoles más creativos del mundo de los negocios según Forbes y en el purgatorio al que le envía la crítica feminista por algunas de sus letras. El Madrileño -es su nuevo alias- saca el single 'Tú me dejaste de querer'.

- ¿C. Tangana ha muerto?

- C. Tangana como un artista relevante dentro de un momento pequeñito de la historia cultural de España vivirá para siempre.

- Ahora se prefiere El Madrileño.

- El Madrileño es un montón de cosas que ya hacía y que venía madurando.

- A saber.

- Siempre me he considerado un romántico, he tenido gusto por la cultura folclórica y he creído que tenía una forma sobria y elegante de hacer música.

- Bien. ¿Antón Álvarez se siente bien en el traje de malote?

- Yo solo trato de ser lo más puro y honesto posible.

- Romántico, puro... Pensar que hay quien le afea la conducta.

- Me gusta la polémica. Cuando veo que puedo hacer algo que sorprenda, lo hago y asumo las consecuencias.

- Un agente provocador.

- Yo no soy un cura, ni un político, soy un artista. Mi responsabilidad no es ser un ejemplo de moral intachable, es generar pensamientos nuevos.

- ¿Qué opina Patricia Alfaro, su madre, de sus letras?

- Evidentemente, es la madre de un niño que a veces dice barbaridades y que tiene que cargar con ellas cuando habla con el resto de la familia. Pero siempre confió en mí. Lo que pasa es que yo me he movido en esa línea en la que, en cualquier momento, podía echar a perder mucho talento. Ya en el colegio era el que podía haber estudiado más, sacado mejores notas, no suspender. Un niño bueno que a veces hacía cosas.

- ¿El resto también creyó en usted?

- Todos los seres humanos que conozco han dudado de mí en algún momento. Incluso yo mismo. Cuando rapeaba y no hacía nada; cuando sacaba maquetas durante tres años y no iba a ningún lado; cuando ponía mi alma en un disco y no ganaba ni un euro; cuando empecé a montar numeritos y había quien pensaba que se me iba la olla.

- Qué sufrimiento.

- Me caracteriza el pesimismo radical y la frustración constante, pero me han traído hasta aquí. Estoy aprendiendo a disfrutar cuando me va bien.

- En alguna parte ha dicho que su estado natural es la huida.

- Absolutamente. Lo único que me ha hecho crecer es huir de la persona en la que te conviertes cuando tienes éxito. Y cuando no lo tienes, también.

- Ahora es el rey de las descargas.

- Yo no sé pintar, ni hacer fotos, no sé de música, casi no sé hacer nada. Pero tengo visiones. Para hacer cosas que valgan la pena, necesito que mi intuición esté excitada; y para eso, debo situarme fuera de mi zona de confort.

- ¿Y en lo personal qué tal le va?

- Soy la típica persona que no se entera de nada. Yo pregunté quién era Fernando Simón tres meses después de empezar la primera cuarentena.

- Raro. Estudió Filosofía.

- Una de las cosas que me echa en cara mi viejo es que siempre doy una visión demasiado general de las cosas. Hablo desde una perspectiva de 2.000 años. Soy incapaz de atenerme al hecho político concreto. El desinterés hace que tenga una falta de información muy heavy. Estoy muy, muy despistado.

- Entonces, ¿qué ve desde la cumbre?

- Cuanto mayor me hago, más pienso que el éxito no tiene nada que ver con las reproducciones, ni con ser famoso. La cumbre es vivir de lo que amas hacer, el resto es ir sorteando montañas rusas.

- ¿Sabe amar?

- Soy tierno y muy sensible. Me he demostrado que sé querer y he aprendido que para mantener una relación es bueno reconocer los errores.

- En sus temas no hay forma de dejar de ver mensajes cifrados para Rosalía.

- Entiendo que la gente esté como obsesionada con Rosalía. A mí eso me pasó hace cinco años cuando la escuché por primera vez. Mi postura es dejar que la gente diga lo que quiera. En algún momento se hartarán, ¿no?