Los músicos barceloneses Klaus Stroink, de 25 años, Guillem Boltó (26) y Rai Benet (29), no eran conscientes de que sus canciones sobre el confinamiento les iban a cambiar la vida. El 14 de marzo, después de hacer la compra para abastecerse durante las primeras semanas sin salir de casa, los tres amigos y compañeros de un ático situado en la Esquerra de l'Eixample (Barcelona), abrieron unas cervezas y, mientras tomaban el aperitivo, sacaron la guitarra y en diez minutos improvisaron una canción en portugués sin conocer el idioma. Les dio por grabarse con el móvil y Rai subió el vídeo a Instagram titulándolo Coronão. Sobre un ritmo de bossa nova, las menciones al coronavirus y a la cuarentena ("Estou do confinamento, Mais eu não quero do lamento"), unido a versos de canciones de Chenoa o Raphael, triunfaron entre familiares y amigos.

Al día siguiente, como tenían todo el tiempo del mundo, compusieron otra canción, Stay Homa. Esta vez en inglés y con un ritmo reggae: "Por favor, quédate en casa / No queremos el corona", rezan los primeros versos de la canción en su traducción al castellano. Le tocaba a Guillem publicarla en su perfil y la magia de lo viral hizo el resto: versiones del tema desde Sri Lanka, la India y, otras, más profesionales como la de Michael Bublé, la llamada del sello discográfico Sony para grabar o las colaboraciones con artistas de la talla de Manu Chao o Pablo Alborán.

Lo que empezó de forma espontánea para "echarse unas risas" y levantar la moral en las primeras semanas de pandemia con canciones de ritmos eclécticos y letras que desprenden humor y buen rollo, ha dado pie a formar Stay Homas, uno de los fenómenos musicales de 2020. Nueves meses después de su primera confination song -antetítulo de casi una treintena de canciones interpretadas desde su terraza-, acaban de publicar su primer disco, Agua, y el 3 de abril inician una gira de tres meses que les llevará por escenarios de España, Europa y América Latina.

La vida antes de la pandemia

La entrevista se realiza mediante videoconferencia. El grupo catalán conversa desde su piso, pero no están en la terraza, sino en el salón. Al fondo se observan unos cuantos bártulos entre los que parece que sobresale su ya famoso cubo de la fregona, que hace las veces de tambor y es una de las señas de identidad de la banda. En sus canciones del "confineo" también han hecho uso de botellas de cristal, tapas de ollas, una espátula de barbacoa o botes de especias a modo de instrumentos.

Mientras hablamos, entran al piso periodistas del programa Crónicas, de TVE. Les van a grabar para uno de sus reportajes. Están con la promoción de su nuevo trabajo y se les nota enchufados. Pero antes de toda la vorágine en la que ahora habitan, antes de una constante montaña rusa de emociones, tuvieron otra vida.

"Guillem y yo nos conocimos a través de Klaus", dice Rai. "Antes del piso no habíamos tocado los tres juntos", añade. El bajista y guitarra del grupo conoció a Klaus en la Scola Superior de Música de Catalunya (SMUC). Klaus combinaba la carrera de filosofía con los estudios de trompeta y Rai estudiaba bajo, pero coincidieron en las clases de música moderna y jazz. Después, ambos han sido músicos con el cantautor Neil Moliner y lo siguen siendo en Búhos, uno de los grupos más populares de la escena catalana.

Por su parte, Guillem toca el trombón y es vocalista del grupo de mestizaje Doctor Prats desde los 18 años. "Salir del bachillerato, decir 'tengo un grupo' y estar tocando en la Mercé y en escenarios que nunca lo hubiera imaginado, pues piensas que no sé puede pedir más. Yo creía que eso era el techo, pero ahora ha llegado Stay Homas y tocas otro techo", cuenta el percusionista y uno de los vocalistas del trío barcelonés. En los últimos tiempos también ha trabajado como músico de estudio.

Se podría decir que los tres miembros de Stay Homas llevan unos años viviendo o malviviendo de la música. "Entre infinitas comillas", puntualizan. "Por el momento, el presente y el futuro son inciertos por la pandemia: ahora hay un concierto, ahora se cancela... Al no haber mucha actividad, digamos que por el momento podemos trampear y compaginar nuestros proyectos musicales con Stay Homas", explica Guillem.

Terraza, confinamiento y éxito

Aunque Rai lleva tiempo con la idea de irse a vivir fuera de Barcelona porque "la ciudad le agobia", sigue viviendo con Klaus y Guillem: "Hace dos meses que no pago", ríe. Son como un matrimonio a tres y, aunque se conocían de antes, fue el piso lo que les unió y donde empezaron a tocar juntos. "Rai vino a vivir al piso en febrero con la idea de pasar solo unos meses, y llegó la pandemia y el confinamiento. Guillen ya estaba aquí", dice Klaus.

Además de sus canciones positivas y pegadizas en tiempos oscuros y de preocupación por un virus que asola al mundo, otra de las claves del éxito de Stay Homas han sido sus vídeos y su gran invento, las "cibercolabos" con el móvil. "Mientras componíamos la segunda canción Stay Homa que tenía un rollo jamaicano, pensamos en Sr Wilson para colaborar con una estrofa. Pero claro, estábamos todos encerrados en casa así que nos ocurrió invitarle a que grabase un video cantando su parte a capela sobre un audio y nosotros tocamos encima de su parte siguiendo la canción", explica Guillem.

La colaboración el conocido cantante de reggae español les abrió las puertas del cielo y llegó la llamada de Sony para grabar y registrar el tema. En su cuarta canción, Gotta Be Pattient, entró por el móvil la cantautora Judit Neddermann recitando su parte en catalán. "I just wanna see my friends / I wanna walk the streets again / But I gonna be patient / Let´s enjoy this confination", cantan en inglés los Stay Homas en una estrofa que llegó a oídos de Michael Bublé. Al artista canadiense le gustó tanto que publicó la canción en su cuenta de Instagram y más tarde la versionó junto al grupo Bareanaked y la cantante mexicana Sofía Reyes.

"Su equipo contactó el nuestro. Nos lo contaron y teníamos tanto curro que dijimos 'sí, sí, claro, lo que digáis' ", recuerdan los tres músicos. Un día se despertaron y lo que no se llegaban a creer se había convertido en realidad. A partir de ahí, llegaron otras colaboraciones con artistas como Macaco, Pablo Alborán, Manu Chao, El Kanka o Silvia Pérez Cruz.

"Durante las dos primeras semanas del confinamiento subíamos una canción a diario. Después, cada dos días, y así lo hemos ido dilatando durante cuatro meses", subraya con tono jocoso Klaus. "Ahora publicamos cada dos meses", reconoce Rai. Aunque llevan otro ritmo "menos tóxico", Guillem confiesa que a medida que el confinamiento se prolongaba deseaban que se acabase para recuperar la libertad y también porque se les agotaban las ideas: "La verdad es que estábamos muy a tope. Dormíamos cuatro horas o así. Te levantabas porque ya no podías dormir pensando en el tema del día siguiente. Por la noche veíamos nuestros vídeos a ver qué tal iban, lo más narcisista del mundo [risas]".

Cuando ya pudieron salir a las calles de Barcelona con la fase cero, aunque seguían en una nube, tenían ganas de llevar sus temas al estudio y dotarlos de instrumento y la producción a la que están acostumbrados. A través de una encuesta en Google pidieron a sus seguidores que votaran por sus cinco canciones favoritas de entre las 30 que habían tocado desde la terraza y de ahí salió el Desconfination Mixtape.

Con la llegada del verano pudieron estrenarse como grupo encima de los escenarios. El 30 de julio fueron una de las sensaciones en el Festival Grec de Barcelona, el 30 de agosto pasaron por el Festival de Cine de Málaga y llegaron a actuar por el WiZink Center durante el Madriz Summer Fest. Además, tuvieron tiempo de escaparse una semana a una casa rural para componer los temas de su primer disco.

"Siempre decíamos, 'en 2023 no hagáis planes que algo haremos juntos', y el confinamiento ha adelantado todos nuestros planes", ríe Guillem. "La verdad es que no nos podemos quejar. Hemos estado surfeando la ola de toda esta mierda y de alguna forma estamos sacando provecho. Es como que te sientes mal", confiesa Klaus.

Son conscientes de su suerte en un momento en el que su ámbito, el de la música, está muy dañado por los efectos del coronavirus. "Ojalá podamos hacer la gira, que se acabe el puto covid y que pueda volver la cultura", concluyen (y desean).