No existe la maternidad perfecta. Cuando eres madre, es fundamental repetirte este mantra. Lo mismo si eres padre, por supuesto. Hoy día, nos exigimos más que nunca a la hora de criar a nuestros hijos e hijas. Visitamos todos los colegios del barrio, aprendemos a cocinar saludable, devoramos todo lo que cae en nuestras manos sobre crianza y educación... y aún así esa duda constante: ¿lo estaré haciendo bien? Por no hablar de cuando pierdes los nervios y acabas martirizándote por haberte equivocado con tu mala reacción. Queremos hacerlo mejor, ser mejores padres.

De ahí lo recomendable de leer libros como "El poder de la presencia. Cómo la presencia de los padres moldea el cerebro de los hijos y configura las personas que llegarán a ser" (Alba Editorial), del profesor de psiquiatría Daniel J. Siegel y la psicoterapeuta infantil y juvenil Tina Payne Bryson. Los dos reputados especialistas, autores del bestseller "El cerebro del niño" (Alba Editorial), parten de una base científica para ofrecer una narración instructiva y clarificadora. Probablemente no nos equivoquemos si decimos que este libro puede convertirse en tu nueva biblia para una crianza positiva y feliz.

Siegel y Payne parten de la premisa de que no existe una forma de criar a los hijos libre de defectos. Y tranquilizan mucho cuando te ofrecen su primer consejo: «cuando no sepas bien cómo reaccionar ante tu hijo en una situación determinada, no te preocupes (...) En lugar de preocuparte, o de tratar de alcanzar una perfección que sencillamente no existe, basta con que estés presente.»

La portada del libro 'El poder de la presencia' (Alba Editorial), del profesor de psiquiatría Daniel J. Siegel y la psicoterapeuta infantil y juvenil Tina Payne Bryson.

La importancia del apego seguro

Dar a tus pequeños una presencia de calidad, poniendo toda tu atención y tu conciencia en ese momento, ofrece unos beneficios insospechados para ellos. Tan sencillo y tan complejo a la vez. Estar presente consiste, según los autores, en cumplir cuatro condiciones: ayudar a los niños a sentirse seguros (protegidos), vistos (les prestas atención), consolados (estás a su lado en los malos momentos) y a salvo (les ayudas a sentirse a gusto en su mundo). La consecuencia: conseguiremos un apego seguro, lo más importante que podemos hacer por ellos. Influirá incluso en la configuración de su cerebro.

Un apego seguro proporcionará a nuestros hijos e hijas más oportunidades de prosperar en el colegio, en las relaciones y en la vida y, por tanto, una mayor satisfacción y felicidad. Según numerosos estudios científicos, la respuesta a esa gran pregunta que es "en qué consiste ser una buena madre o un buen padre", pasa por esa presencia parental para otorgarles un apego seguro.

Entender tu pasado

Para lograr ese objetivo, los autores de "El poder de la presencia" aluden a la importancia de analizar nuestra propia infancia. ¿Qué tipo de apego recibiste? La respuesta es básica para entender en qué adulto te has convertido. Este sería uno de los muchos valores del libro: tras leerlo y hacerte reflexionar, podrás comprender cómo fuiste criado, podrás entender tu historia y darle una coherencia, para después corregir o mejorar la crianza de tu prole. La buena noticia es que el apego seguro, aunque uno nunca lo haya experimentado, puede aprenderse.

Siegel y Payne hablan de los diferentes apegos inseguros que existen y de cómo pueden influir en el desarrollo del niño y en el adulto que será. Los dividen en tres: evitativo (indiferencia ante las necesidades del niño), ambivalente (a veces responde a las necesidades, otras no) y desorganizado (con grave falta de sintonía antes las necesidades del niño). «Todos nacemos con impulso de conexión», razonan Siegel y Payne, por eso cuando carecemos de una conexión con nuestros cuidadores nos afecta aun sin ser conscientes. «Cuando damos sentido a nuestras experiencias y nos esforzamos por comprender las heridas de nuestros propios padres, podemos romper el ciclo y evitar transmitir la herencia del apego inseguro.»

Cómo estrechar vínculos

“El poder de la presencia” ahonda en los cuatro aspectos fundamentales para que un pequeño pueda sentirse seguro, visto, consolado y a salvo, ofreciendo consejos muy útiles para situaciones cotidianas: ¿qué hacer cuando le entra una pataleta y empieza a pegarte? ¿qué pasa si pierdes los estribos y te comportas mal con tus hijos? ¿cómo actuar si hay algo que no te gusta de ellos? ¿crees que les estás mimando demasiado?

De entre todas las sugerencias de Siegel y Payne, destacamos dos que pueden resultar especialmente valiosas. Una relacionada con situaciones de estrés: «Uno de los mensajes más poderosos que puedes transmitir a tus hijos cuando están alterados es: “Estás a salvo. Estoy aquí. No estás solo. Todo irá bien”.» Otra tiene que ver con las dudas sobre si deberías ser más rígida: «Malcriar a un niño es ceder a todos sus caprichos, o comprarle todos los objetos que desea. Pero, ¿prestar atención a sus necesidades emocionales? Eso no es malcriarlo. Eso no es mimarlo. A eso se llama estar en sintonía o conectar.»

A través de una serie de estrategias clave, de ejemplos reales muy clarificadores (algunos ilustrados) y de preguntas clave para hacerte reflexionar, los autores de “El poder de la presencia” te ayudan, sin duda, a convertirte en una mejor progenitora.