La escritora, periodista y activista india Arundhati Roy nació en Shillong Meghalaya en 1961. Con influencias de una madre cristiana-siria-ortodoxa de Kerala y de un padre hindú de Bengala, ocupó las portadas de todos los medios de comunicación con El Dios de las pequeñas cosas, título con el que en 1997 recibió el Premio Booker y por el que en España se le concedió el Gran Premio de los Lectores de la revista Qué Leer. En sus libros, Roy analiza las controvertidas alianzas entre la India y Pakistán.

Según algunos estudiosos, la historía de la transición de la India desde la etapa del socialismo de Jawaharlal Nehru (1889-1964) hasta la globalización es digna de un estudio sobre los beneficios del mercado libre y la liberación. Su hija Indira Priyadarshini Gandhi (1917-1977) ensayó un artefacto nuclear subterráneo de doce kilotones en Pokhran, al noreste del país,. En 1994, tras el asesinato de musulmanes en Gujarat, cuando le preguntaron sobre la matanza a Rajiv Gandhi (1944-1991), quién no se había destacado por su elocuencia, exclamó: “¡Cuando se derriba un árbol, la tierra tiembla!”. En las elecciones de 1985, el Partido del Congreso triunfó de un modo aplastante.

27 años han pasado desde entonces, y muy pocos han sido castigados por lo ocurrido. Pakistán, en 1998, llevó a cabo seis pruebas nucleares. Actualmente, en la India, ese gran coloso, las cosas están como están...

Con un prólogo de John Berger (en uno de sus libros), Roy nos demuestra que lo humano no debe de sernos ajeno y proclama la necesidad de pensar por nosotros mismos, de cuestionar todos los actos y los discursos del poder, ya sea los que conciernen a la destrucción del valle de Narmada en la India y la dudosa privatización de la electricidad en un país donde algunos no la tienen o las bombas sobre Afganistán son algunos de sus temas. Es en su Final de la Imaginación donde sigue claramente los trabajos anteriores y denuncia las pruebas llevadas a cabo con armas nucleares realizadas por el gobierno indio en Rajasthán en 1998.

Nos preguntamos ¿de quién estamos hablando? En la India, su madre es conocida, pues ha conseguido que las mujeres pudieran heredar y la propia Roy ha contado que siendo niña sufrió por razones de casta: “Mi padre era hindú, un brahmo. No lo conocí hasta que fui adulta. A mi alrededor no había más que fisuras y grietas marcadas por las castas”.

Quizás haya sido ese uno de los motivos que la hayan impulsado a escribir artículos y libros sobre “contra las castas, ayer hoy y mañana” A los 16 años se traslada a Delhi y comienza un estilo de vida calificado de bohemio.

¿Qué han dicho?

Según Salman Rusdhie (1947), escritor muy conocido por sus Versos Satánicos o su ya famoso Hijos de la medianoche (Premio Booker), “la polémica que provocan los ensayos de Arundhati Roy es necesaria e importante. Ella combina la información y la inteligencia y la audacia para descubrir los negocios encubiertos bajo la máscara del progreso. Yo saludo su valor y su inteligencia”. El primer ministro indio Narendra Modi, aparecía en todos los medios de comunicación haciendo yoga… Algo que para muchos ha sonado a un claro lavado de cara. Este acto supone para el periodista y escritor indio Nilanjan Mukhopadhyay “un cambio de imagen de Modi como agresivo líder hindú y marca una transición en su mandato como dirigente de la democracia más poblada del mundo casi 1300 millones de habitantes”

Ashis Nandy nació en la India británica en 1937. Acaba de publicarse el trabajo traducido por el profesor del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia de Comillas Mario López Areu Enemigo íntimo. Pérdida y recuperación del yo bajo el colonialismo. López Areu, que realizó un trabajo complementario a este, Pensamiento político y modernidad en la India, ha traducido la obra de Ashis, quién ha dicho: “Es evidente que Modi se ha recauchutado como tipico producto político de clase media; posee mayores ambiciones, de carácter panindio y aplica un enfoque transversal sobre las culturas locales lo que significa que no puede sino pavonearse de los valores que se identifican con la clase media india”. Estas palabras suscriben lo dicho en su momento por el marxista británico Clements Dutt (1896-1974): “A pesar de la elogiada espiritualidad india los efectos de los factores económicos parecen ser más claramente demostrables en India que incluso en la materialista Europa Occidental”.

Sus palabras nos hacen volver a Roy con una traducción de Carmen del Valle en Espectros del capitalismo, donde nos describe cómo miles de agricultores se suicidan cada año incapaces de hacer frente a sus deudas. Son dalits, de los cuales habla Agustín Pániker en su recomendada La sociedad de castas. Religión y política en la India. ¿Sabía usted que en el Estado de Arunachal Pradesh, situado en el Noreste y escasamente poblado, pero militarizado, se están construyendo 168 grandes embalses, la mayoría de propiedad privada? ¿Y que en los Estados de Manipur y Cachemira se están construyendo enormes presas que supondrán el anegamiento de distritos enteros? Ambos son estados muy militarizados, en donde se mata a la gente solo por protestar contra los cortes de energía eléctrica.

Cierra este mismo volumen con un epílogo Discurso en la Universidad Popular: “Ahora por si gastar billones de dólares de vuestro dinero para administrar la ocupación de Irak y Afganistán no fuera suficiente se habla de una guerra contra Irán. Desde la Gran Depresión la fabricación de armas y la exportación de la guerra han sido métodos claves a través de los cuales Estados Unidos ha estimulado su economía”. Y es ahora cuando vuelve a ocupar las páginas de todos los medios de comunicación como hizo con su El Ministerio de la Felicidad Suprema y se pregunta “¿cómo contar una historia hecha pedazos?”.

No quiere ser

Es un icono de la antiglobalización, como la han descrito, pero una autora que nos describe cómo es el mundo en los ensayos reunidos en Mi corazón sedicioso, donde destaca especialmente El médico y el santo, una verdadera tesis doctoral hablando del mito de Gandhi y Bhimrao Ramji Ambekar (1891-1956), conocido como Babasaheb Ambedkar, uno de los políticos y pensadores indios más importantes de la primera mitad del siglo XX. Arundhati lo opone a Gandhi, quién habría tenido una postura mucho más ambigua sobre el sistema estamental que en parte elogiaba como aglutinante social en su imaginario de una India rural, primitiva. Con los años, Gandhi llegó a abrazar la causa de los intocables pero siempre con un tono paternalista. Ahora mismo India y el mundo están como están, por eso hablamos de un instante por descubrir con los ojos de una autora de nuestros días.