La nueva normalidad ha llegado a ARCO. El primer día para público general ha traído el bullicio a la feria, pero mucho más contenido que en sus anteriores ediciones. Con el aforo reducido a la mitad, los galeristas y el público han agradecido y disfrutado este sábado una feria más pequeña y para algunos, mejor.

Niños correteando por los pasillos, familias y jóvenes han llegado hoy a ARCO para encontrarse con las últimas propuestas del mercado del arte y también, han vuelto, como no, los “selfies” junto a las obras más favorecedoras y los curiosos que buscaban alguna polémica, que este año no había.

La feria celebra su edición más atípica, la de la pandemia, que se ha movido de febrero a julio y ha dedicado un día más al público profesional.

Un año sin agobios

El ARCO de la pandemia no ha tenido colas, aglomeraciones, ni pasillos atascados. La feria tenía esta edición un aforo reducido a la mitad: solo 8.000 personas pueden estar a la vez en los pabellones de la feria, a la que este año han venido la mitad de expositores.

Los pasillos son más amplios -de entre 5 y 7 metros-, se han eliminado los recovecos del recorrido y se han impuesto otra serie de protocolos por la crisis sanitaria: el aire de los pabellones se renueva tres veces a la hora, hay controles de temperatura a entrada y salida y se ha dispuesto dispensadores de gel hidroalcohólico por toda la feria.

“Mejor así, se ve todo mejor, se disfruta más”

Ana Sigler, una joven estudiante madrileña, que suele venir todos los años a ARCO no se lo ha querido perder este tampoco, pese a que. Agradece el formato pequeño y que no haya tanta gente: “Mejor así, se ve todo mejor, se disfruta más”.

Los galeristas agradecen también los cambios. Acostumbrados a ediciones en que tenían que guardar las obras más delicadas con la llegada de las aglomeraciones, las jornadas de público de hoy y mañana se presentan más sosegadas.

Luis Valverde y José Martínez, dueños de la galería Espacio Mínimo, una de las más veteranas de la feria se mostraban hoy contentos con el ritmo pausado que ha adquirido la cita. “Estamos muy contentos, hemos tenido tiempo para hablar con los coleccionistas y eso se agradece”, explican a Efe.

Varias personas disfrutan de la feria de arte contemporáneo ARCO. EFE

Han conseguido también coleccionistas y clientes nuevos, algo que siempre se espera de una feria pero que no siempre se consigue.

Arco en Instagram

Lo que no ha faltado esta primera jornada de público general son los “selfies” y las fotos para redes sociales. A falta de obra polémica con la que hacerse la foto de rigor, los curiosos han optado por algunas de las más llamativas obras o “performance” desperdigadas por la feria.

Ha sido el caso de la losa de mármol con el lema “Yo perreo sola” de Dagoberto Rodríguez, ex del dúo Los Carpinteros, que parafrasea la conocida canción de Bad Bunny en la galería Sabrina Amrani, o las numerosos bustos de Jaume Plensa desperdigados por la feria.

“Guernica Guernikara”, la versión de Agustín Ibarrola de la mítica obra de Picasso, ha atraído también gran número de flashes y de público. Adquirida ayer por 300.000 euros al Museo de Bellas Artes de Bilbao, ha estado desde primeras horas de la mañana rodeado de curiosos que la fotografiaban.

También ha estado muy concurrida espacios que algunas galerías han puesto con precios populares. Juana de Aizpuru por ejemplo ha ideado una tienda con seriegrafías y pequeñas obras originales de autores como Miguel Angel Campano.

Los catálogos a partir de 5 euros y algunas láminas a partir de cien de Gordillo, Manolo Millares y otros autores consagrados para todos los públicos. Ya lo dijo su hija Concha Aizpuru: “El que no se lleva algo de ARCO es porque no quiere”.