Tania y Víctor son los componentes de Ladilla Rusa, un grupo que surgió del cachondeo y que cuida todo lo que hace para que sus seguidores (ladillas) disfruten al ritmo de sus temas. Los dos viejos amigos mantienen su puesta en escena y transmiten el esfuerzo dedicado que les ha llevado a alcanzar el éxito. Aseguran encajar en sitios diferentes y reivindican la diversidad.

-Son dos amigos de toda la vida, periodistas, a los que se les ocurre formar un grupo y llamarlo Ladilla Rusa ¿Cómo surge todo esto?

-Siempre teníamos trozos de canciones muy ‘chorras’ y teníamos claro que teníamos que hacer algo juntos así que al final decidimos materializar la creatividad que tenemos en forma de grupo. Vaya, nació todo sin ningún tipo de expectativa, fue más bien una broma que otra cosa. El nombre surge mientras buscábamos opciones, no se nos ocurría ninguna, y de repente de manera espontánea, conocimos a una rusa y hablando con ella hicimos juegos de palabras del tema de la ensaladilla rusa. Y se nos ocurrió Ladilla Rusa, dijimos: «¡Hostia! este nombre tiene ‘power’». Define muy bien al grupo porque es descarado y divertido y, además, un juego de palabras que es lo que nos gusta a nosotros, el cachondeo.

-Al principio no les gustaba que les llamasen cantantes...

-Teníamos un poco de pudor a la hora de considerarnos cantantes o músicos, no nos gustaba definirnos así. Nos consideramos más bien artistas porque somos 360º; cantamos, bailamos y le echamos mucho morro a la vida. Tenemos nuestra propia personalidad y yo creo que nos defendemos bien en el escenario. Lo que sí somos es cantautoras, porque las letras las componemos nosotras, eso sí que lo somos.

-¿Se consideran la sucesión de la tecno-rumba de Camela?

-Somos totalmente diferentes. Nosotros nos introducimos un poco en este estilo porque lo hemos mamado mucho en nuestra adolescencia y porque venimos del extrarradio de Barcelona, donde se escuchaba esta música pero nos gusta jugar con todos los géneros musicales. De hecho, en las nuevas canciones que vamos a hacer va a haber de todo. La tecno-rumba la vamos a aparcar un poco para empezar a hacer cosas que no sabemos hacer e intentar meternos de lleno y echarle muchísima cara dura desde el desconocimiento.

-Se caracterizan por la fiesta, ¿tiene eso una dificultad añadida a la hora de que les tomen en serio?

-Tenemos un grupo que encaja en muchos sitios diferentes, sí que es cierto que cuando empezamos nos lo tomábamos como una broma pero esto es un grupo ahora mismo que vive de la música. Todo lo que hacemos está súper cuidado, trabajamos con profesionales y somos un grupo de verdad. Es cierto que a la música humorística se le da un valor un poco menor pero cuando la gente ve todo el esfuerzo que hay detrás, se da cuenta que es un proyecto muy sólido.

-Lanzaron una campaña para financiar el próximo disco ¿cómo va?

-¡El dinero nos lo hemos fundido ya! Nos lo hemos gastado en el último videoclip y en lo que viene siendo el disco. No sabemos cuándo va a salir porque vamos con la calma trabajando y dedicándole nuestro tiempo. Va a tener la esencia del primero, eso lo tenemos claro, pero intentando ir más allá en lo musical, currándonos las melodías y los arreglos para dar pasos adelante.

-Con motivo del Orgullo han participado, junto a otros artistas, en la campaña de Spotify que lleva por nombre Ocupa tu espacio ¿qué significa estar en una pantalla en la Plaza de Callao empoderando al colectivo LGTBIQ+?

-Muy orgullosos, nunca mejor dicho (ríen). Muy guay, es una buena campaña porque viene de un gran monstruo empresarial como es el caso de Spotify y, por lo menos, si llama a grupos independientes como nosotros está muy bien. A la gente que pertenecemos a este colectivo muchas veces nos cuesta hacer conciertos en grandes festivales, subirse a un escenario porque normalmente les llaman para el mes del Orgullo pero el resto del año no se tiene oportunidad. Es lo habitual. Nosotros reivindicamos siempre la diversidad, en nuestros conciertos todo el mundo es bienvenido, gente muy diversa de todos los géneros y condiciones sexuales.

-Llevan siempre una vestimenta muy llamativa a la hora de actuar, ¿le dan mucha importancia al estilo?

-Sí, cada vez nos gusta más ir guapas. Al principio nos costó definir una estética en concreto, por eso nos vamos poniendo lo que nos apetece en cada momento. Nos gusta salir vistosas y nos cansamos rápido de lo que llevamos. Somos un poco Madonna, en ese sentido, vamos cambiando de traje para tener varias personalidades. Así no te sientes en ningún momento como si llevaras el mono de trabajo o el uniforme.