El Festival Internacional Little Ópera que arranca su programa de actividades y conciertos este jueves en Zamora, celebra por todo lo alto su sexta edición en torno a una de las figuras más importantes pero más desconocidas del mundo de la ópera del siglo XIX: Michelle Pauline Viardot. Una reputada soprano, pianista y profesora de música francesa de origen español. Y lo que es más importante: una de las pocas mujeres compositoras de ópera de la historia.

Pauline Viardot.

Una conferencia en torno a su figura que se celebra a partir de las 19.30 de esta tarde en La Alhóndiga y el estreno de una de sus obras el próximo domingo 25 de julio en el Teatro Principal, servirán de homenaje a esta artista que nació en París en 1821 bajo el nombre de Paulina García Sitches.

Benjamina de una saga fundamental para entender la ópera del siglo XIX, su padre Manuel, sevillano de nacimiento, fue tenor, maestro y un compositor fundamental de la época. Su madre Joaquina Briones una reputada soprano de origen madrileño. Su hermana, la gran mezzo María Malibrán, y su hermano Manuel Patricio, un barítono y pedagogo, inventor del laringoscopio y de un método de canto que llegó a utilizar la mismísima María Callas.

Aún con todo esto Pauline se sobró y se bastó para crear su propia biografía: “Es un personaje enorme. Además de cantante, maestra y compositora, fue musa de los grandes músicos del diecinueve. Alumna de Lits, tanto él como Wagner, Chopin, Schumann, Brahms o Berlioz compusieron para ella y cayeron rendidos a sus pies”. Lo cuenta Andrés Moreno Mengíbar, musicólogo y autor del libro “Los García, una familia para el canto”, que hablará esta tarde en Zamora de esta mujer de vida fascinante: “Sus casas de Badem Badem y del barrio Latino de París fueron los grandes centros de reunión de la cultura europea durante la segunda mitad del siglo XIX. En España su historia ha sido bastante ignorada hasta ahora que aparecen biografías o novelas con personajes basados en ella. Afortunadamente la celebración de su segundo centenario está revolviendo el baúl de la memoria sacándola del olvido”.

Moreno, uno de los precursores de esta “resurrección”, asegura que como cantante de ópera no era la mejor de las voces: “Era una soprano completa, capaz de dar las notas más graves manteniendo la cobertura en las agudas. Pero lo que realmente destacaba de ella era su extraordinaria capacidad como actriz dramática. Era un portento”.

La Viardot, como era conocida en el mundo artístico, cantó de todo y tuvo una carrera relativamente corta como cantante de ópera: “Llevaba un repertorio muy diverso y pronto se le deterioró la voz. Se retiró con 42 años”. Algo que le permitió dedicar más tiempo a sus composiciones, a sus alumnos de canto y de piano, a sus cuatro hijos y a los dos hombres de su vida. Y es que si la carrera de esta francesa de sangre española fue espectacular, su trayectoria vital fue del todo extraordinaria.

Su matrimonio

Con tan sólo 19 años se casa con el escritor e hispanista Louis Viardot, veinte años mayor que ella y del que toma el apellido. Como recuerda Andrés Moreno: “Fue un matrimonio concertado por su madre y por su íntima amiga la escritora George Sand. Pauline tenía muchos moscones y se consideró que lo que necesitaba era casarse con alguien que le diera estabilidad y seguridad, alguien mayor. Así que se casó con un íntimo amigo de su padre”.

Fue un cariño más familiar que otra cosa y a la joven le faltaba la pasión. Cuenta Moreno que : “Durante su primer viaje a Rusia conoce a Iván Turguénev, un poeta de su misma edad que le ofrece el arrebato y el amor loco que no le da su marido”. El ruso abandona su país por ella y la sigue allá por donde va. También a su marido, dando pie a una extraña y romántica relación a tres: “Ella siempre respetó las normas sociales y aunque el joven poeta estaba loco por ella supo mantener las distancias. Siempre respetó a su esposo. Turnéguev se convirtió en un miembro más de la familia. Compartía vida y viajes con la pareja, cuidaba de los niños... La amó hasta el fin de sus días y a su vez se convirtió en el mejor amigo de viejo Viardot con el que salía a menudo a cazar”.

El final de esta historia de amor a tres es también digno de un libreto operístico. Marido y amante mueren en la misma casa con pocas horas de diferencia: “Los dos están en el lecho de muerte en diferentes estancias y cuando Turguénev siente que ha llegado su hora le pide a Pauline que le deje despedirse de su amigo. Saca las camas al pasillo y allí sus dos hombres se dicen adiós con ella en medio. Horas después muere el viejo Viardot”. Ella vivirá 30 años más en su casa del barrio Latino de París, convertida en el centro del universo intelectual del nuevo siglo XX.

De su relación entre Pauline y Turnéguev no nacieron niños pero sí varias obritas operísticas. Una de ellas, 'El último hechicero' que se podrá disfrutar el domingo en Zamora.