A lo largo de los trabajos de restauración de muchos cuadros del Museo del Prado se han encontrado innumerables detalles importantes de las obras que se desconocían hasta entonces, pese a tener varios siglos de vida. Uno de los ejemplos más notables es el retrato de Felipe II realizado por Tiziano en el año 1551. 

Mientras la restauradora Isabel Molina y su equipo realizaban estudios científicos al lienzo en 1998, la radiografía que se realizó al cuadro sacó a la superficie otro retrato "en una posición reflejada, mirando para la izquierda". 

"Todo apunta a que se trata de un retrato empezado de su padre, Carlos V, aunque por el estado de las capas más inferiores no se puede determinar el grado de acabado que tenía", explica Ana González Mozo, técnico superior de Museo del Prado en el Área de Restauración y Gabinete Técnico. 

De hecho, se cree que ese lienzo que no se acabó es idéntico al retrato que Tiziano hizo de Carlos V y que desapareció en el incendio del Pardo de 1604, conocido por copias de Pantoja de la Cruz (Monasterio de El Escorial). 

"La mitad de la cara está superpuesta, se parecen mucho, y además aquí comparten un ojo", añade González, que destaca que es "muy habitual" que se reutilicen lienzos ya pintados o usados, por innumerables motivos. 

Entre estos está que fueran ensayos, que quien encargara la obra no quisiera pagar por ella porque no le gustara el resultado, que el mecenas falleciera o sencillamente que cambiara la moda. El artista se veía así con un lienzo preparado e imprimado al que se le podía dar una nueva vida. 

De hecho, los trabajos de restauración de otro cuadro de Tiziano, el San Juan Bautista, han desvelado que fue rehecho hasta tres veces. 

En el caso del hijo de Carlos V se desconoce qué ocurrió, pero sí se sabe que el resultado no gustó a Felipe II, o al menos no le convenció del todo. El 16 de mayo de 1551, el entonces príncipe escribía a María de Hungría: "Con esta van los retratos de Ticiano [...] el myo armado se le parece bien, la priesa con que le ha hecho y si hubiera más tiempo yo se le hiziere tornar hazer".

Esta carta se refiere indefectiblemente al citado cuadro, por ser el único conservado o documentado que muestra al heredero armado. El lienzo fue elaborado por Tiziano seguramente tras una de sus dos reuniones -Milán (1549) o Augsburgo (1550), cuando Felipe II tenía 24-25 años-. 

"Él dice que está hecho con prisa aunque realmente no se advierte en la factura del cuadro, que es bastante detallado", anota Miguel Hermoso, doctor en Historia del Arte especializado en pintura barroca española e italiana y profesor de Arte en la Universidad Complutense de Madrid. 

Lo único que el profesor cree que no está bien resuelto es la postura del cuerpo, "con ese brazo que parece que está en paralelo, pero en verdad está detrás".  

El ex primer ministro británico Boris Johnson observa el 'Felipe II' de Tiziano, situado al lado del 'Carlos V en la Batalla de Mühlberg'. EFE

"Seguramente con este cuadro Tiziano se quería ganar el favor de Felipe II como cliente", aprecia González Moro, que sitúa la elaboración de la obra en el momento en que el artista italiano es requerido por Carlos V en Augsburgo para retratarle en el Carlos V a caballo, cuando todavía es emperador.  

La restauradora cree que la crítica del retratado al resultado final no era tan importante sino que se debe a que en la corte de Augsburgo "están acostumbrados a pintores más detallistas [como Antonio Moro], y Tiziano se caracterizaba por la soltura de pincelada. Carlos V estaba más acostumbrado". 

"El rostro parece muy definido pero no está tan acabado", asegura González Moro, que sí destaca que Tiziano pintó al príncipe "más estilizado de lo que era, ya que él era más chaparrito". 

Radiografía del 'Felipe II' de Tiziano donde se observó que está pintado sobre un lienzo de Carlos V. MUSEO DEL PRADO

En todos los retratos de Corte hay mucho simbolismo, mensajes que los monarcas quiere lanzar. "Aquí Felipe II da la sensación de un poder estable, seguro", añade el doctor Hermoso, "porque no tiene nerviosismo en la pose. Tiene la mano apoyada en el yelmo como si estuviera dispuesto a ponérselo en cualquier momento para ir a la guerra, pero con calzas y zapatos de corte, como indicando que no desea ir". 

La trascendencia de Tiziano sobre la pintura española posterior es indudable, ya que se le considera "el impulsor del retrato de Corte, del velazqueño". "Tiziano de hecho inventa los prototipos que nos parecen naturales o asociados al arte español", subraya el doctor en Arte sobre el artista italiano, que antes de recalar en la Corte española de la mano de Carlos V, había pintado a nobles italianos, sobre todo a los Gonzaga de Mantúa.