Rozalén es una de las artistas más reconocidas de nuestro país. Continúa embarcada en la exitosa gira de El árbol y el bosque, presentando en directo los temas de su último disco, que alcanzó el número 1 en la lista de ventas; fue nominada en los Latin Grammy, y también recibió el Premio Nacional de Músicas Actuales que otorga el Ministerio de Cultura, y que en el pasado han recibido Joan Manuel Serrat, Martirio, Luz Casal, Santiago Auserón y Kiko Veneno entre otros. En octubre, Rozalén cumplirá diez años desde que su primer discoCon derecho a…, saliera de forma independiente, y anda trabajando, cuando el tiempo se lo permite, en un disco muy personal de canciones con raíz que han significado algo para ella. Este sábado, la cantante manchega (aunque muy vinculada a Murcia), que ya colaboró con Nunatak en Sol y sal, actuará en el Campo de la Era, en Cieza.

Mary, tienes una agenda tan apretada que no paras quieta ni un segundo.

Madre mía, te puedo decir que a veces pienso: "me estoy pasando de moda, ya no me quiere la gente, ya no voy a trabajar", te lo digo de verdad, y mira.

¿Pero cómo dices eso?

Pues para que veas la procesión que llevo por dentro, pero no, no, estoy supercontenta de volver a Murcia.

¿Quién cuida de tu huerto cuando estás de gira?

Lo tengo con regadío por goteo, y aún así, yo, claro, cuando no estoy trabajando, estoy aquí en casa. Hay días y semanas que le pego con mucho más cariño, al mismo levantarme lo primero que hago es dedicarle ahí un ratico al huerto, porque también me sienta muy bien a mí a la cabeza, y lo tengo este año… ¡Vamos, tengo ya un montón de fruto!

Tienes un disco nominado a los Latin Grammys, también has recibido el Premio Nacional de Músicas Actuales, que, por cierto, creo que has sido la más joven de todos los que lo han recibido, entre ellos Serrat, Luz Casal, Santiago Auserón, Martirio, Kiko Veneno…. Cualquiera.

¡Cualquiera! Cuando veía los nombres… Pues igual que me pregunto siempre: "¿Cómo me he colao aquí?". Sí, parece ser que soy la más joven, y eso para mí es un gran halago. También es mucha presión, porque sí que me siento como una recién llegada, aunque este año voy a hacer el décimo aniversario de mi primer disco. Yo creo que aún tengo mucho, mucho, que contar y que cantar.

¿Qué sentiste cuando te anunciaron la concesión de ese importante premio?

Pues surrealismo, porque lo primero es que te llama un ministro, bueno, te llama su secretaria, y yo no cojo teléfonos que no conozco, pero insistía mucho ese número, y al final lo cogí: "Oye, mira, que es que te va a llamar el ministro de Cultura", y yo: "¿Dónde está la cámara?". Y efectivamente, al ratico me llamó el Ministro para darme la noticia, y me quedé muy impactada, no me lo esperaba, precisamente por eso, porque normalmente se lo dan a gente con mucha trayectoria, que lleva mucho tiempo.

Está cambiando el perfil de mujer cantante solamente intérprete con canciones que les escriben hombres por un perfil más completo de mujer compositora, intérprete, productora, instrumentista, como es tu caso.

Estoy escuchando mucho a compañeras que están haciendo cosas increíbles, pero es un comentario que está muy ahí cuando estoy con compañeros músicos. Me parece que las cosas más interesantes las están haciendo ahora muchas mujeres: Zahara, Maika Makovsky, Rigoberta Bandini, las Tanxugueiras… Hay música muy diferente y muy innovadora que viene de la mano de mujeres. Estamos en el camino, aún no podemos hablar de igualdad ni algo parecido solo por ver los porcentajes mismos de nombres en los festivales, pero que algo está cambiando sí creo que es cierto.

Has hecho varios festivales este año. ¿Cómo llevas lo de tocar ante aglomeraciones?

¡Hemos vuelto al 2019! Después de los conciertos que hemos dado ‘pandémicos’, aúnque aún sigue la cosa, da mucho gustico ver cómo la gente ya puede bailar, sin la mascarilla, de pie, se dan besos y abrazos. Había muchas ganas de eso. A veces siento que hemos salido todos…. Igual que han salido todas las jigas de este año, la gente también tenía muchas ganas de vivir y que le pasen cosas bonicas. La música, la cultura, está ahí para movernos, y para hacernos olvidar las piedrecillas del camino.

Se ha detectado cómo durante la pandemia ha aumentado el problema de la salud mental. El suicidio lo había escondido la sociedad durante mucho tiempo. ¿Era un tema que tuvieras pendiente de tratar afrontándolo de forma valiente? ¿Desde qué punto de vista escribiste Agarrarte a la vida?

Pues mira, parece que he vuelto a la carrera, a Espinardo, a la Universidad.

Hace poco estuviste de ponente en una reunión de psicólogos de alto copete.

Claro, dimos la rueda de prensa en el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, y por ejemplo vino Pedro Jara, un profesor mío de la Universidad de Murcia que es pedazo psicólogo, y, claro, para hacer una canción que hablara de algo tan importante y con lo que hay que tener tanto cuidado, pues yo tenía que volver a los libros, a rodearme de expertos que me validaran. No puedo hacer una canción sobre algo así a la ligera. Te aseguro que desde el principio ha habido mucho cambio en la canción, en la letra, y al final la verdad es que estoy contenta. Es mucha carga emocional, porque al salir la canción no dejo de recibir mensajes de gente que no le encuentra sentido a nada, o de personas que han perdido a alguien de esta manera. La pandemia creo que lo que ha hecho ha sido destapar tantas cosas que no se estaban haciendo bien. Que por ejemplo tanta gente joven se quite la vida creo que tiene que hacer que nos preguntemos en qué tipo de sociedad o de sistema vivimos para que tanta gente no encuentre su lugar. A lo mejor tiene mucho que ver la presión, el que hay que ser feliz porque sí, el número uno, la carrera de los ‘likes’, las redes sociales, los filtros, el compararte todo el rato con lo que tú ves de los demás, que parece que todo son sonrisas y felicidad. Estoy aprendiendo un montón de cosas a raíz de esta canción, y hacerla también fue un viajazo para mí.

Últimamente se marcharon tu abuela y tu padre. Me imagino que entenderás la pérdida cómo una parte de la vida, pero ¿qué enseñanzas te dejaron ambos?

Yo estoy en pleno duelo. Claro, imagínate hasta esto, la vida, la muerte, las enfermedades, es que esto es la vida también, y no nos han educado en estas cosas, en la muerte, en que todo es equilibrio, estar unas veces arriba, otras abajo… Es verdad que algo muy fuerte cambia cuando pierdes a alguien tan bestial como es tu padre, tu madre, y yo estoy ahora mismo intentando aprender a vivir con esto, porque yo soy una ‘enamorá’ de la vida, pero ahora no me gusta tanto la vida porque ya sus leyes naturales me parecen muy crueles, pero sé que esto se transformará, y que me va a doler siempre, pero sabré verlo todo de otra manera, y también es verdad que se me ha ido alguna tontería de la cabeza, que las prioridades cambian de repente.

Con Yo no renuncio has participado en una iniciativa de Malasmadres y DKV para concienciar sobre problemas sociales a través de la música.

Me lo pidió Laura del club de Malasmadres. Yo las seguía desde hace mucho tiempo, porque visibilizan un montón de situaciones de la maternidad, de la conciliación familiar, de tantas y tantas cuestiones que hay detrás de la mujer y la maternidad, que me llamaba mucho la atención. Igual que hice la canción de Vivir para el cáncer de mama, con esta he hecho más o menos el mismo proceso: a raíz de muchas de las cosas que me iba enviando Laura y muchas de las ‘malas madres’, salió la canción. También estoy muy orgullosa, porque quería hacer algo divertido, así como muy inspirado también en Amparanoia, Que te den por ahí, ese rollo, la producción va por ahí, y me llama la atención que a muchas madres les emociona hasta la lágrima. Sobre todo el punto ese de que te juzguen todo el rato por cómo haces las cosas o cómo tú quieres educar a tus hijos, algo que yo aún desconozco, pero que en todas mis amigas que son madres así lo veo. A través de las canciones se pueden decir muchas cosas.

Y tú las dices no solo a través de las canciones, sino también a veces a través de las redes sociales. ¿Cómo llevas la exposición al público? ¿Cuál es el precio a pagar por eso?

Yo muestro de mí lo que quiero que la gente conozca de mí: que hay cosas que me duelen a nivel social, por qué tengo un huerto, que mis animales son de protectora, que mi gata es murciana (de Molina)… Ahora no se tiene el misticismo este que antes se tenía y que tú no sabías ciertas cosas de los artistas, pero ahora, para lo bueno y para lo malo, las redes sociales puedes usarlas para bien, o para lanzar mensajes que a ti te parecen importantes. Yo todo lo que lanzo son cosas que quiero que la gente sepa, o doy mi opinión en lo que también me parece que debo darla. Creo que siempre además lo hago con mucho amor y mucho respeto, así que ahí seguiremos.

Colaboraste con Nunatak, en la canción Sol y sal, emblemática para apoyar la ILP en defensa del Mar Menor. ¿Qué sensación te provoca la situación del Mar Menor, ya que estábamos con malos rollos? (hay que ponerlos encima de la mesa de vez en cuando).

Me parece importante que se le haya dado la visibilidad que se le da, porque antes parecía que era solo una cuestión de los murcianos, y yo ahora que vivo fuera, sí que es algo que se comenta a nivel nacional. Si nos cargamos la base que todo lo sostiene, que son nuestros montes, nuestros mares, nuestros lagos, no estamos siendo inteligentes, ya por puro egoísmo, porque si eso no va, no tira, la humanidad no avanza tampoco. No podemos vivir en un lugar donde la naturaleza esté muerta. Me entristece muchísimo, porque yo, el mar que más cerca he tenido siempre… Mi primer viaje a la playa con mis padres fue al Mar Menor a La Manga, y a Calblanque yo también me iba. Me entristece mucho, no lo comprendo, cómo puede haber poderes que estén por encima de lo más importante de la vida, que es la naturaleza.

Y ahora el desastre de los incendios.

Es que es todo lo mismo. Yo, cuando fui por ejemplo a mi sierra quemada, que es donde grabamos La puerta violeta, es como oír la muerte. Jamás había escuchado un silencio tan tremendo, porque no había un ruido de animal, una hoja que se moviera con el viento, y yo pensaba: "Si la muerte tiene un sonido, es este", el de todo abrasado por las llamas, o un mar sin vida. Es que no le encuentro sentido.

Han pasado ya 10 años de tu primer disco; tu carrera va como un cohete. ¿Qué se ha quedado por el camino, cómo te sientes en la cumbre?

Yo creo que no estoy en la cumbre, sigo en el camino, y no sé si para mí la cumbre ya llegó hace mucho tiempo, cuando tocaba en Ítaca, porque hacía lo que me hacía feliz, y fíjate que estudiando otra cosa me he acabado dedicando a eso, fíjate si la vida da vueltas, pero yo siento todo el rato que tengo que reinventarme, que tengo mucho trabajo por hacer. Después del verano me voy a Latinoamérica con toda mi banda por primera vez, es todo el rato siempre la lucha constante, y yo creo qu e nadie ha llegado a la cumbre y luego se ha mantenido en ella. Eso de cantar las mismas canciones, las que sabes que le llegan a la gente, todo el rato, no es real, porque la gente necesita cosas nuevas, tú también, te cansas cuando llevas con un mismo espectáculo… La gente creativa todo el rato quiere aportar algo nuevo, entonces mi cabeza no para, yo estoy así todo el rato: qué puedo hacer que me haga sentir bien, que me haga sentir honesta, que le haga sentir bien a la gente, así estoy todo el rato, pensando todo lo que tengo que trabajar y en qué puedo evolucionar.