Me gustaría que fuese amarillo. Y con la pegatina en forma de triángulo. Cada cara tendría seis canciones. En la A, estarían los singles. Mientras que, en la B, los acústicos. Siempre me ha llamado la atención ese contraste: discos que comienzan a todo trapo y terminan con la vena hecha un harapo. La portada sería en mate, apoyada en una ilustración de trazos multicolor. No en vano, mi primer álbum se llamaría Garabatos. Las letras estarían serigrafiadas. Y, ya dentro, el cartón se abriría para mostrar los créditos que los amantes del soporte físico revisan con tanto fervor. El libreto, en cambio, lo utilizaría a modo de relato: ahí contaría el origen de cada uno de los temas. ¿A quién no le apetece saber los entresijos que esconden?

Mi nombre artístico sería otro bien distinto del que firma estas palabras. Y, por soñar, contendría un dúo con Andrea Corr. Quizá, una versión íntima de su popular Summer SunshineSe lanzarían 500 ejemplares, una edición limitada que (quién sabe) tal vez en el futuro se volvería un objeto de culto. La fantasía ya está pensada, por lo que sólo quedaría llevarla a la realidad. El primer vinilo de mi (inventada) carrera estaría listo en 10 semanas. 

Mad Vinyl comenzó su andadura en 2020, cuando Eugenio López y Michael Robinson constituyeron la empresa. ALBA VIGARAY

"Ahora, todo el mundo quiere el suyo", dice Eugenio López. Él es el copropietario de Mad Vinyl, la pequeña fábrica ubicada en Algete (Madrid). Es la tercera (junto a Press Play Vinyl en Vizcaya y Krakatoa Records en Castellón) que ha abierto en España tras la anunciada muerte del formato. Desde diciembre de 2020, funciona a pleno rendimiento. Lo que hace pensar que el vinilo está viviendo una segunda juventud. Los datos así lo avalan: por primera vez en 31 años ha logrado superar en ventas al CD. En nuestro país, por ejemplo, ya representan un 54% frente a un 44%. Tal y como recoge Promusicae, durante los primeros seis meses de 2022, la demanda ha crecido un 25,6% hasta alcanzar los 13,6 millones de euros. Así, se ha pasado de despachar 140.000 copias en 2013 a 1.624.000 en 2021.

Sin embargo, no deja de ser un auge marginal: el 81% de los ingresos proceden del streaming cuando, en 1999, se vendieron en España alrededor de 50 millones de CD. No obstante, demuestra cierta recuperación de un sector especialmente afectado en la última década. Entre los motivos de esta resurrección se hallan el auge del coleccionismo, la experiencia física, la reedición de iconos populares y la apuesta de titanes como Taylor Swift, ABBA, C. Tangana y Rosalía.  

Eugenio acoge la propuesta con entusiasmo. Para él no hay nombres grandes o pequeños, sino buenas composiciones. Por ello, se deja la piel para darles el mejor soporte posible. El vinilo es el más artesanal de los que existen, por lo que no basta con tener sólo las máquinas. "He vivido una relación muy directa con ellos desde pequeño y eso ha hecho que mi dedicación haya ido en aumento", apunta. A su alrededor están los últimos proyectos a los que ha metido mano: Marlango, Robe, Mónica Naranjo, Zahara y Guitarricadelafuente dan calidez a un sitio en constante movimiento.

La nave tiene 400 metros cuadrados que, en un amplio porcentaje, están ocupados por cajas. Son los pedidos que entregarán en breve, lo que hace pensar que las 24 horas que trabajan a diario se quedan en ocasiones escasas. "Hoy es fácil acceder a nueva música, pero cuando era adolescente la única opción era ir a la discoteca. Recuerdo que, cuando mis amigos se iban de juerga, yo me metía en la cabina del deejay", rememora el especialista, que empezó a pinchar en Pachá Madrid con 15. La irrupción del CD en los 80 puso todo patas arriba.

Paso 1 | Enviar el audio en un máster con unas calidades específicas para registrarlo en un disco de acetato. ALBA VIGARAY

"Muchos álbumes dejaron de editarse en este formato. Estoy seguro de que el vinilo no murió por el rechazo del público, sino porque dejaron de producirse", sostiene. En 2006, descubrió de casualidad que en España no quedaba ningún taller desde 1997, cuando cerró el gigante Iberophone. No lo podía creer, así que empezó a investigar. Estudió la infraestructura, analizó la evolución, habló con ingenieros… Incluso tuvo la tentación de comprar alguna que otra pieza, pero nunca concluyó la operación. La mayoría era chatarra que, en ningún caso, le permitiría poner en marcha su negocio. Ésta procedía principalmente de Estados Unidos, donde se deshicieron casi de inmediato de las existencias nada más cambiar el estado de la industria.

En cambio, Alemania y República Checa las conservaron casi intactas gracias a diversos subsidios gubernamentales. Esto es lo que explica que ambos territorios hayan liderado la facturación mundial gracias a su monopolio sobre los artefactos originales y sus conocimientos para ponerlos en marcha. En la actualidad, han logrado generar nuevos equipos ya adaptados a las necesidades digitales que imperan en el mercado. Su precio de base supera los 250.000 euros

Paso 2 | Calentar a 140 grados las pegatinas que serán colocadas en el vinilo para evitar que se suelten. ALBA VIGARAY

El tiempo fue pasando hasta que, en 2014, averiguó que en Suecia se estaban dando nuevos avances. "Volvieron a comercializar piezas de repuesto, en previsión de lo que estaba por llegar", puntualiza. Por aquel entonces, Reino Unido ya estaba notando el interés. Así que empezó a prepararlo todo: financiación, inversiones, contactos… Gracias a un amigo conoció a Michael Robinson, quien además de mítico futbolista era un melómano empedernido. Le encantó la idea y, el 2 de marzo de 2020, constituyeron la empresa. El 11, nos confinaron. Pero esto tampoco les frenó.

El primer disco vio la luz el 20 de noviembre: "Al principio, veníamos los fines de semana para ir haciéndonos con la maquinaria. Pensábamos que la nuestra sería una compañía pequeñita: con 300 elepés al mes nos dábamos por satisfechos". Lejos de aquel pensamiento, hoy producen hasta 3.000 en 24 horas. Y no sólo de rock, como creían que ocurriría: por sus instalaciones han pasado bandas de pop, flamenco, reguetón, indie, electrónica… Y sus clientes son tanto artistas locales como multinacionales. 

Paso 3 | Se introducen en la máquina los patrones metalizados y se comienzan a calentar las 'semillas' de cloruro de polivinilo. ALBA VIGARAY

UN HORNO A 140 GRADOS

En mi caso, pertenecería a la primera categoría: músicos que quieren publicar sus canciones en vinilos que, más adelante, venderán en sus conciertos. En estos casos, las tiradas suelen ser más escuetas, pero también las más atrevidas. "Hay quienes hacen auténticas obras de arte. Tienen un concepto bien definido de lo que quieren, con detalles que los vuelven únicos. Últimamente, pocos buscan ya el modelo básico. Quieren darle al físico el valor que se merece", añade. Para conseguirlo, el primer paso es enviar el audio en un máster con unas calidades específicas. Éste, una vez revisado, se registra en una rueda de metal con una capa de acetato: "Se utiliza un altavoz inverso con dos imanes que empujan dos brazos que se mueven con la vibración del sonido. De esta manera, se escarba una zanja que deja grabada la melodía".

La clave está, por ende, en calcar esta hendidura. A esta pieza se la conoce como lacquer y de ella se obtienen los estampadores que se emplearán para repetir las copias. Pongamos que Eugenio ya tiene el mío, pero para pasar a la siguiente fase sería necesario contar con el arte. Al menos, con las etiquetas centrales. 

Paso 4 | Un tornillo calienta el material formando una 'pelota' de plástico que será prensada. ALBA VIGARAY

"Son especiales, puesto que no llevan pegamento. Se adhieren por presión y calor. De ahí que deban introducirse en un horno a 140 grados antes de proceder a su colocación, algo que tiene lugar en el instante en el que se prensa el disco", prosigue el experto. Lo normal es que, junto a ellas, reciban las fundas y las portadas. Éste es un servicio que Mad Vinyl presta en colaboración con una imprenta. Ahora bien, el cliente puede optar por otras vías y mandar el resultado a la fábrica. A continuación, se incorporan al dispositivo las placas base que se habían preparado y se comienzan a calentar las semillas de cloruro de polivinilo. Éstas pueden ser de la tonalidad deseada: azul, rojo, verde, rosa, blanco y naranja son algunas de las más solicitadas. Igual que el amarillo, del que sería nuestro Garabatos.

"Un tornillo lo calienta para formar una pelota que, a los tres segundos, se aplasta con los moldes insertados. Además, le añadimos vapor a 200 grados para que se marquen mejor los surcos y las pegatinas no se suelten". He aquí el truco para que suene con la mejor calidad posible. De lo contrario, al igual que pasa con las impurezas y el polvo, la aguja podría saltar e interrumpir la reproducción.

Paso 5 | A la hora de prensar el disco, se añade vapor a 200 grados para que los surcos se marquen mejor. ALBA VIGARAY

EL (POLÉMICO) CASO DE ADELE

Tan sólo quedaría cortar el borde para quitar el sobrante. Terminado el proceso, los discos se apilan en una bobina para que se enfríen y puedan enfundarse en la carátula correspondiente. "Existe la posibilidad de plastificarlo antes de su envío. En total, el procedimiento dura 25 segundos. Es muy poco tiempo, en comparación con lo que tardamos en tener los materiales", asegura Eugenio, que cifra en 2.300 euros nuestro hipotético pedido.

De media, hoy necesitaría 10 semanas para completarlo. Un plazo que dista bastante de los 21 días que necesitaban al inicio. Pero igualmente de los nueves meses que están dando otras fábricas hoy. ¿A qué se debe esta diferencia? A la escasez de componentes: "Nosotros hemos sufrido la falta de plástico o cartón. Por ello, almacenamos más cantidad para no vernos afectados". El mayor parón tuvo lugar en 2021, cuando Adele colapsó la industria de todo el mundo con la publicación de 30: se editaron 500.000 copias que arrasaron con las provisiones y dejaron muchos planes en stand by. Entre ellos, el de Ed Sheeran. "Tuvimos que ingeniárnosla para encontrar un hueco", desveló el cantante en Twitter.

Paso 6 | Tras dejarlos enfriar en la bobina, toca el turno de enfundarlos e introducirlos en su carátula.

Asimismo, este taponamiento está siendo provocado por las reediciones: las majors están relanzando su catálogo a cascoporro. De esta forma, no es extraño encontrar antiguos trabajos de Rocío Jurado, Raphael, Julio Iglesias o Cecilia en este formato. Lo que sumado a fechas como el Record Store Day o el Black Friday está dificultando la producción. Así, numerosos grupos están haciendo encaje de bolillos para colarse en la cadena. Incluso la propia Adele se vio perjudicada entonces: su sello la obligó a terminar su cuarto cancionero seis meses antes para esquivar los problemas de suministros y llegar al día del lanzamiento.

En el caso de Garabatos, lo conseguiríamos de sobra. En dos meses y medio, estaría disponible. Es cierto que la tirada se alejaría bastante de las 12.000 unidades que se editaron del Cable a tierra de Vetusta Morla, pero la dedicación y el mimo posiblemente serían los mismos. Es parte de la magia del vinilo. En él no sólo cabe música, también acoge esa energía tan particular que conecta al público un poquito más con el artista. Este primer-disco-ficticio-amarillo-de-letras-serigrafiadas-muy-popero se quedará en este reportaje, aunque bien podría haber pellizcado el corazón de alguien. 

Paso 7 | Finalmente, pueden plastificarse. Aunque esto es opcional: hay artistas que los prefieren envolver por su cuenta. ALBA VIGARAY