Entrevista

Vanesa Martín: "El contrato fatal es la vida. Soy una apasionada; siempre creo que la vida se escapa"

La malagueña está de vuelta en nuestro país tras una intensa y exitosa gira por Latinoamérica y hoy hace parada en Murcia para presentar, sobre el escenario de la Plaza de Toros de La Condomina, su octavo álbum de estudio, 'Placeres y pecados' (2022)

Vanessa Martín.

Vanessa Martín.

Ángel H. Sopena

Después de su exitosa gira por Latinoamérica, Vanesa Martín regresaba a España para centrarse en la gira nacional de promoción de su octavo disco de estudio, Placeres y pecados (2022), que salió a finales de noviembre. La cantante malagueña empezó a escribir como forma de desahogo: el desamor fue su primera musa, pero después llegaron la pasión, la igualdad, la introspección y los temas sociales. Pero no solo en temáticas Martín cuenta con un cancionero variado. Este último disco, por ejemplo, fue grabado entre Madrid y Miami, con varios productores (Julio Reyes, Tato de la Torre y Vitto & Renzo), y tiene guiños para su público al otro lado del charco, como la colaboración con el dúo mexicano Jesse & Joy. Pero sin perder sus raíces. Lo demostrará esta noche en la Plaza de Toros de Murcia. 

¿De dónde nació la idea de Placeres y pecados? ¿Cuál es tu pecado favorito?

Mi pecado favorito es vivir y no tenerle miedo a la vida ni a lo que me depare. Dicen que los placeres primarios para el ser humano son comer, aprender y el sexo. A lo largo de mi vida, yo vengo buscando el placer de diferentes maneras, no solo en estas tres líneas, sino también en el viajar, disfrutar con la familia, querer evolucionar en todos los sentidos y a todos los niveles... El pecado, como yo lo concibo, es negarte a tu propia identidad, a vivir, a evolucionar, a ser mejor ser humano. En ese sentido, tenía ganas de transmitir ese mensaje con mi música y, en especial, con las canciones que van en este disco. Tratan desde la pasión a la despedida, el amor en todas sus dimensiones, y no solo de pareja, sino también hacia uno mismo.

De dicotomías parece que va este álbum. ¿De qué material están hechas estas nuevas canciones? ¿Te has propuesto reflexionar sobre qué es el placer y qué es el pecado?

Todas las canciones llevan una reflexión interna, unas vivencias. Obviamente no todas son mías, porque no me da la vida para tanto, pero sí que son vivencias creo que muy naturales del ser humano, y conllevan todas una carga emocional, una intensidad, una intimidad y una búsqueda del equilibrio. Y una practicidad, que la vida cambia, sucede, y hay que aceptar y continuar.

Esta vez has probado a trabajar entre Madrid y Miami con varios profesionales al mismo tiempo. Son productores muy diferentes, que han proporcionado riqueza y variedad. ¿Qué hilo une las canciones?

El disco está grabado entre Miami y Madrid, y el hilo conductor han sido mis propias canciones, la manera que tengo de entender la música, mi manera de interpretarlas... He estado con cada uno de ellos [de los productores] volcando mi esencia y comunicando con lo que yo quería transmitir en un disco, y ellos, de una manera superrica y muy profesional, muy moderna y actualizada, le han proporcionado una fuerza, una actualidad y unos sonidos mucho más evolucionados, más modernos, y entre todos han hecho un equilibrio increíble. Cuando terminamos –algunos no se conocen entre sí–, todos estaban agradecidos de poder tener la oportunidad de firmar el mismo disco junto con otros compañeros de profesión tan importantes, y todos han entendido la esencia y han acabado remando a favor de Placeres y pecados; cada uno lo ha hecho lo mejor que ha sabido, y ha resultado un disco muy variado, muy rico, con mucho poder y con mucha intimidad al mismo tiempo. Y la gente lo está recibiendo muy bien.

¿Te ha costado mucho cerrar el repertorio del disco? ¿Cómo elegiste la docena final?

Mira, este disco ha sido el disco para el que menos canciones he tenido que escribir, porque cuando nos sentamos en Warner para elegir el repertorio, después de un rato escuchando temas, me dijo el AR Alfonso Pérez: "Vanesa, ya no puedo escuchar más porque todas me gustan. A partir de aquí haz un disco, y ya veremos el siguiente cuándo lo sacamos". Yo llevaba 27 o 28 canciones, y cuando llegamos a la 17, 18, me dijo Alfonso: "Paramos. Vete a Miami, disfrútalo, y me traes el disco". Así fue.

¿Cómo se grabó Álgebra, una sencilla balada en principio al piano?

Es una canción muy especial, yo creo que uno de los pesos pesados de Placeres y pecados, y se grabó en una sola toma. Eso que escucháis es una sola toma: Julio Reyes al piano, yo en la pecera cantando, de espaldas los dos, uno con el otro, que ni siquiera nos estábamos viendo –para improvisar así–, y fue muy mágico; terminamos los dos con las lágrimas en los ojos y abrazándonos. De hecho, él me pidió que dejásemos el saludo del final y los pasos que se escuchan al final de la canción, porque fue muy mágico ese momento. Es una canción muy desnuda que no necesita más, y que en los directos (el 27 de mayo en la plaza de toros de Murcia) sonará tal cual.

Otra canción, Marzo, nace de mezclar una chacarera con unos tanguillos de Cádiz.

Sí. Viajar tanto te influye. Argentina es un país que me ha dado mucho: me demuestra una fidelidad y un amor incondicional, y de viajar y de ir escuchando música de tantos lugares, te va llegando. La chacarera propia de Argentina y de esos lugares tiene mucho que ver con el tanguillo, porque en definitiva, cuando te pones a analizar el tres por cuatro o el seis por ocho, te das cuenta de que unos le dicen ‘chacarera’, otros ‘tanguillo’, otros... equis, pero comparten mucha esencia a la hora de combinarla (si lo haces bien, claro).

Creo que esta canción partió de una apuesta.

La canción en sí nace de una letra que tenía que hacer hablando del mes de marzo para TikTok, la plataforma, por una promoción que había. Warner me llaman y me dicen: "Tienes que hacer, si te nace, una letra que hable del mes de marzo, o a alguna letra que tengas le cambias la palabra y dices ‘marzo’". Al final me puse en mi casa como de broma a hacer esta primera estrofa de Marzo tal cual la escucháis en el disco. La colgué en TikTok y de repente se revolucionó. Era como miles y miles de reproducciones, y entonces recibo una llamada a las dos horas de Warner y me dicen: "Oye, que tienes que terminar la canción, que va en el disco, que está revolucionando TikTok". Pues ya la terminé.

¿Tienes un contrato fatal con una musa? ¿Qué te remueve?

El contrato fatal es la vida. Soy una apasionada; siempre creo que la vida se escapa, siempre procuro vivir el momento como si fuera casi que el último, y valoro mucho todo lo que me está pasando. Valoro mi raíz, de dónde vengo (de Málaga, de mi familia), y todo lo que me está permitiendo vivir esta profesión, y esto me hace ser inquieta, querer mejorar, divertirme, y no querer que la profesión me coma a mí, sino disfrutar yo de ella.

«Maldito imán de las cosas difíciles, de los momentos difíciles». Al final, ¿qué nos engancha? ¿Lo más difícil?

Particularmente, yo soy más partidaria de engancharme a lo complejo que a lo fácil. Yo disfruto de las cosas sencillas, ojo, muchísimo, de los placeres más sencillos y más básicos, pero a la hora de engancharme o de prestarle atención a algo, me gusta más la complejidad, las conversaciones profundas, difíciles, con argumentos, y me aburro si todo es banal, sencillo o demasiado primario.

¿Consideras que este es un disco muy abierto a no tener miedo, a no tener pudor ni prejuicios?

Sí, cien por cien. En todo mi repertorio siempre, y en todas mis canciones, tengo un compromiso con los valores humanos, con la libertad de cada uno, con los derechos, con la igualdad de género. Todo esto va en las canciones, desde dónde me coloco yo como mujer hasta dónde vivo a través de la libertad de mis letras.

¿Qué te ha enseñado trabajar con niños en La Voz Kids?

Muchísimo. Los niños son grandes maestros. Esa espontaneidad, generosidad, inocencia que no debiéramos perder nunca, y ese valor al enfrentarse a un programa en directo con una banda (bueno, los niños no son en directo, pero sí lo grabamos como un falso directo). Cuando ves que no tienen miedo a nada y se presentan en ese plató, que es el más grande de Europa, el de La Voz de aquí de España, y esos músicos en vivo tocando con ellos, y ellos tan tranquilitos ahí cantando, de repente te da mucha ternura y mucha ilusión. La inocencia no la tendríamos que perder nunca, pero..., bueno, es inevitable. Cada uno tiene su trabajo interno por hacer.