Crítica

Julio Llamazares: el alma de una luciérnaga

El escritor, que presenta estos días con Alfaguara su obra ‘Vagalume’, es autor en diversos géneros literarios, además de su dilatada experiencia como periodista. Esta es su sexta novela, donde Llamazares conecta el periodismo con la literatura

El escritor Julio Llamazares.

El escritor Julio Llamazares. / JOSÉ LUIS ROCA

Santiago Ortiz Lerín

Hace un par de semanas escribía Vargas Llosa que el periodismo en Francia es casi tan bueno como su literatura. En ocasiones también ha sido un argumento literario, por ejemplo, a través del memorable personaje creado por Antonio Tabucchi en su novela Sostiene Pereira, el director del suplemento cultural del diario Lisboa, acechado por una portera afín a la dictadura de Salazar en los años treinta del pasado siglo, o ahora, con la nueva novela de Julio Llamazares que publica AlfaguaraVagalume.

Hay casos destacados de escritores que también fueron periodistas, como García Márquez o Miguel Delibes. El año pasado también se publicó una curiosa novela del periodista italiano Nicola Pugliese, Aguamala, o la de Enrique Vila-Matas, Montevideo, pero en esta ocasión Julio Llamazares, del mismo modo que en Sostiene Pereira, que se adaptó al cine y donde Marcello Mastroiani interpreta al protagonista, el periodismo se convierte en un elemento narrativo con el que armar la historia, tal y como nos muestra Llamazares: un periodista veterano regresa a una ciudad de provincias donde ha fallecido un compañero en el diario en el que comenzó su carrera periodística, y que también en este caso fue el responsable de la sección cultural, donde descubre inesperadamente varias novelas escritas por su amigo, del que fue discípulo como periodista en sus inicios.

Julio Llamazares, oriundo de la provincia de León, es lo que podríamos denominar un escritor total, en el sentido de haber escrito en casi todos los géneros literarios, es decir, desde la narrativa, la poesía, el guion de cine, la literatura de viajes, o el ensayo. Llamazares, que estudió Derecho, se dedicó al Periodismo y a la Literatura, en 1985 publicó su primera novela, Luna de lobos, que en 1987 sería adaptada al cine.

Riquezas

El título de esta novela, Vagalume, aun habiendo sido escrita en español, es una palabra de la lengua gallega que significa luciérnaga. El protagonista, fallecido desde las primeras páginas de la narración, es el periodista Manuel Castro, que era gallego y escribía por las noches a la luz de una lámpara, motivo por el que su familia le decía vagalume. Una de las características y riquezas de España es, sin duda, su pluralidad lingüística, como se aprecia con esta palabra para significar a esos insectos luminosos en las noches de los bosques gallegos. Llamazares nos viene a plantear, ¿qué es ser un vagalume?

Escribir y leer durante horas intempestivas de la noche, aunque el narrador, también es periodista, no escribía para que sus novelas fuesen best-sellers, sino por su ambición literaria, digamos que su visión de la literatura no consistía en vender libros a granel. En la entrevista que Juan Cruz hizo al autor, este dijo que "la literatura se ha trivializado, parece que el éxito comercial determina la calidad literaria".

Durante la narración, el protagonista recuerda una frase de Manuel Castro, que dice "escritor es aquel que continuaría escribiendo aunque no publicara", son palabras entre el romanticismo y lo ascético, y que Max Beerbohm, ya a principios del siglo XX, en su cuento Enoch Soames, nos previene de la vanidad de ser publicados y reconocidos a toda costa, cuando el demonio tienta a un escritor mediocre para viajar al futuro y conocer si verdaderamente su obra se ha publicado y se encuentra en las bibliotecas.

Misterio

El narrador, que para captar al lector comienza la historia con melancolía, se tropieza con un misterio que acaba siendo el conflicto de la narración, y es que alguien le hace llegar una novela olvidada que escribió su amigo, y que días más tarde la viuda descubre entre las pertenencias del protagonista varios manuscritos literarios. ¿Por qué lo hacía a escondidas? El narrador comienza a tirar del hilo para desvelar el alma oculta de su amigo.

Un elemento técnico de la novela es un narrador a lo Nick Carraway, de Francis Scott Fitzgerald en El gran Gatsby, es decir, que una de las diferencias entre la novela de Julio Llamazares y la de Tabucchi, que utilizó un narrador anónimo, fue justamente la de un personaje que descubre una historia y nos la cuenta. El autor, que se caracteriza por un lenguaje limpio y un ritmo narrativo con el que toma la mano del lector para llevarle hasta el final, nos cuenta una historia aparentemente sencilla en la que Llamazares es capaz de desarrollar un conflicto narrativo donde la literatura es la gran pasión humana del protagonista, es decir, una reivindicación de sí misma a través de un vagalume.