Entrevista
Alejandro Palomas: "Los niños hablan sobre todo cuando no hablan, se manejan en el silencio mejor que los adultos"
"No arriesgamos nada con ellos porque nos da miedo hacer daño, y los estamos dejando a la deriva"
"La generación de cristal no es la de los adolescentes, sino la de los adultos"
Fidel Masreal
Alejandro Palomas publica 'El día que mi hermana quiso volar', una novela que demuestra que la salud mental, el duelo, las profundidades del dolor y de las relaciones humanas también se pueden recrear en forma de thriller. La propuesta de Palomas dará que hablar porque -como es habitual en este escritor y activista contra los abusos a la infancia- va crudamente al fondo de cuestiones universales, en este caso a partir de la muerte de una adolescente.
-Los adultos acostumbramos a tapar estas cosas.
-Los adultos lo tapamos todo, la muerte de un adolescente, de una mascota... porque proyectamos nuestras debilidades en los demás, creemos que todo el mundo es tan frágil como lo somos nosotros y sobreprotegemos al resto. Y es un error, porque los adolescentes nos demuestran que están mucho más preparados para según qué cosas que los adultos.
"Creemos que todo el mundo es tan frágil como lo somos nosotros y los adolescentes nos demuestran que están mucho más preparados"
-En la novela aparece la necesidad de saber escuchar.
-Los niños hablan sobre todo cuando no hablan. Se manejan en el silencio mucho mejor que el adulto. El adulto lo único que tiene que hacer es interpretar el silencio de los niños, que dicen todo el rato. No callan porque no tengan nada que decir, callan porque están aprendiendo a hablarse a sí mismos.
-No tenemos bien elaborada nuestra relación con los adolescentes, en especial tras la pandemia y el incremento de problemas de salud mental.
-Nunca lo estuvo. Hacemos mucho hincapié en la enfermedad mental de los adolescentes y no nos damos cuenta de que después de la pandemia hay una gran plaga de enfermedad mental en los adultos, por eso los adultos son más incapaces de lidiar con los adolescentes.
"Hay una plaga de enfermedad mental en los adultos, por eso son incapaces de lidiar con los adolescentes"
No es que se hayan convertido en más difíciles de lidiar, es que quien debe hacerlo no tiene las capacidades.
-En relación a esa generación, igual todo pasa por preguntarle a ellos ...
-Un psicólogo dijo que tenemos que decirles: 'enseñadnos'. Se equivoca. Los adolescentes nos piden que nosotros les enseñemos cosas. Tenemos que ser responsables y enseñarles lo que sabemos. Equivocarnos, arriesgar. Y no arriesgamos nada porque nos da tanto miedo hacer daño... y al no arriesgar les estamos dejando a la deriva.
"Tenemos que ser responsables y enseñarles lo que sabemos. Equivocarnos, arriesgar"
-Ahora está de moda culpabilizarlos, decir que son la generación de cristal.
-Se les acusa sobre todo de frágiles. La generación de cristal no es la de los adolescentes, sino la de los adultos que cuidan de los adolescentes. Es el cristal con el que se les mira. Si coges a un adolescente y hablas con él en serio interesándote por él en los temas más crudos, está feliz. Se le abre el mundo.
-Hablar de la muerte con ellos parece que sea tabú entre padres y en la escuela.
-Es el problema de los padres. Y entre los profes es hipertabú, porque tienen miedo de los padres. Los padres hacen un flaco favor a los hijos no hablando de estos temas.
Decidí utilizar el poder de la ficción para sanar a un niño
-En el libro hay duelo y sufrimiento extremo. Y se habla de la negación de este hecho para sobrevivir en un primer momento.
-Escribí esta novela tras la muerte de mi madre, que ha sido el primer gran duelo que he tenido. Uno de los grandes terrores que tenemos es la orfandad, quedarnos solos. Esto es típicamente infantil. Y, por otro lado, tengo un amigo psiquiatra en un hospital y le llegó un caso así. Pensé: voy a utilizar el poder de la ficción para sanar a un niño.
-El libro es esperanzador.
-Es de como un adolescente nos enseña muchas cosas. En primer lugar, la cautela. Para el tiempo, deja de hablar y piensa qué puede hacer para no empeorar. Tiene una serie de posibilidades y se deja ayudar, cuando los otros adultos no se dejan ayudar. Queda en shock pero sigue mirando, funcionando, y está abierto a que venga alguien. Es uno de estos pequeños héroes cotidianos, pequeñitos, que me roban el corazón.
-Hay un homenaje a la psiquiatría
-Siempre lo hay, en mis novelas. Me fascina lo que es la escucha. No escuchamos, nadie escucha a nadie. Mira el ruido que hay. ¿Cómo vamos a escucharnos si no nos oímos?
-Aparece también el bullying y el acoso... ¿Por qué ha querido ir al fondo, también aquí?
-Yo tuve muchos problemas con esto, y me pareció que una cosa tan fuerte puede llegar a ser secundaria. Incluso al protagonista, porque hay otra cosa que le importa más.
Siempre hay un plan B si encuentras a la persona dispuesta a trabajarlo contigo
-El texto remite a la posibilidad de sanar...
-Esto lo sanas con terapia. De ahí vamos al tema troncal de la novela, que es la terapia. Es una novela sobre cómo una terapia te ofrece un plan B. Una terapia realmente terapia, no un coach de diez horas. Siempre hay un plan B si encuentras a la persona dispuesta a trabajarlo contigo.
-No valoramos el papel de psiquiatras y psicólogos...
-Minusvalorarlos nos sirve para justificar no utilizarlos. Un amigo me dice que no quiere contar su infancia al psicólogo. Entonces no quieres un psicólogo, quieres un tarotista.
-Aparece también el tema de los niños y niñas con altas capacidades. ¿Se acaba convirtiendo en un lastre?
-Siempre. Yo soy uno de ellos y para mí fue un infierno porque si ya te sientes mal por otras razones, encima con lo de querer corregirlo todo porque sabes que está mal y no poder controlar el querer corregirlo porque es injusto que esté mal, sufres muchísimo. En mis informes aparecía siempre 'cero tolerancia a la frustración'.
-Hace unos años reveló haber sufrido abusos. ¿Cómo ve la lucha cuando se suceden casos en los que no se puede investigar a los abusadores porque el delito ha prescrito?
-He aprendido que el tiempo político y el emocional es totalmente distinto. Lo que puedes conseguir con política y activismo es siempre el 10% de lo que en un principio quieres. No quiere decir que no vayas a intentar lograr el 100%, como la lucha para que estos delitos no prescriban. Pero ya estoy luchando con la cabeza, no con el corazón.
-Del contenido de la novela no podemos anticipar casi nada, pero sí podemos prever que los lectores llorarán...
-Claro, pero es que a mí me encanta hacer llorar. Me encanta provocar una emoción tal que tengas que llorar, que sea muy liberador.
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