Viñetas de leyenda

Evita y el Che, dos superhéroes en manos de Oesterheld, el maestro de la viñeta desaparecido por Videla

A finales de los años 70, Héctor Germán Oesterheld escribió sendos guiones para narrar las vidas de Eva Perón y el Che Guevara, héroes de la juventud maravillosa de la época, que vuelven ahora a las librerías de la mano de Reservoir Books

Un episodio de la vida de Che Guevara en las páginas interiores de 'Che / Evita' (Reservoir Books).

Un episodio de la vida de Che Guevara en las páginas interiores de 'Che / Evita' (Reservoir Books). / Cedida

Eduardo Bravo

Hubo una época en la que los jóvenes más políticamente concienciados recelaban de los superhéroes del cómic. Originarios de la cultura estadounidense hegemónica, las aventuras de esos personajes eran consideradas productos alienantes, de baja calidad y cuyo único objetivo era desactivar el pensamiento crítico de los lectores, para inculcar entre la población los principios del capitalismo y el anticomunismo. No es extraño, por tanto, que desde esos mismos sectores surgieran historietas que, además de potenciar la calidad de los guiones y la ejecución gráfica, fomentasen esa crítica social y política. Un fin para el que, en ocasiones, recurrían a figuras relacionadas con las luchas por la justicia social, el antiimperialismo y los movimientos emancipadores con las que esos jóvenes lectores más críticos se sentían identificados.

Uno de los impulsores de esa particular forma de entender el cómic fue Héctor Germán Oesterheld, guionista y escritor argentino creador, junto al dibujante Francisco Solano López, de El Eternauta, epopeya de ciencia ficción en la que un grupo de vecinos de un barrio de Buenos Aires debe enfrentarse a unos extraterrestres que, ayudados por una nevada de copos letales para los humanos, pretenden conquistar la Tierra.

Publicada por primera vez en la revista Hora Cero Semanal entre 1957 y 1959, El Eternauta tuvo varias secuelas, en las que la trama original, que siempre contuvo críticas más o menos veladas contra el imperialismo, evolucionaba en paralelo a la situación política de la Argentina y a la militancia de Oesterheld que, junto a sus cuatro hijas, se había encuadrado en la organización guerrillera Montoneros. De esta forma, en su segunda parte, escrita después del Golpe de Estado de Marzo de 1976 cuando Oesterheld ya había pasado a la clandestinidad, Juan Salvo, El Eternauta, se convertía en un líder político que luchaba contra la injusticia como un guerrillero más.

La edición más reciente de 'El Eternauta'.

La edición más reciente de 'El Eternauta'. / Cedida

Cuando la historia fue finalmente publicada, el guionista y sus cuatro hijas —Estela, Diana, Beatriz y Marina de 25, 24, 19 y 18 años respectivamente—, habían sido secuestradas por la junta militar. Mientras que las jóvenes, dos de ellas embarazadas, serían asesinadas, Oesterheld engrosa, todavía a día de hoy, la lista de los más de treinta mil desaparecidos de la dictadura cívico militar religiosa encabezada por Jorge Rafael Videla.

Además de El Eternauta o títulos como Ernie Pike o Mort Cynder —en los que, aunque más tímidamente, también incorporaba referencias a la realidad social del momento—, Héctor Germán Oesterheld exploró el cómic político puro y duro, a través de las biografías de Ernesto Che Guevara y Eva Perón, dibujadas por Alberto y Enrique Breccia y recuperadas recientemente para el público español por Reservoir Books.

Hasta siempre comandante

El 9 de octubre de 1967, Ernesto Guevara, conocido como Che por su origen argentino, fue asesinado en una escuelita de la localidad Boliviana de La Higuera. El líder guerrillero, que había contribuido al éxito de la revolución cubana, que asumió las labores de Presidente del Banco Nacional de Cuba y que renunció a sus pompas y a sus actos para crear nuevos focos guerrilleros en Angola, había regresado a Latinoamérica unos meses antes para iniciar en Bolivia una revolución que esperaba se extendiera por todo el continente. A pesar de la humildad de sus recursos bélicos, Estados Unidos consideró que el Che era una amenaza suficiente para la región como para apoyar al ejército boliviano en su persecución, captura y asesinato.

La muerte del Che conmocionó a toda esa juventud comprometida con la justicia social tanto desde la izquierda como desde los movimientos de católicos del tercer mundo. Consciente de ello, cuando el editor argentino Jorge Álvarez decidió poner en marcha Vidas ilustradas, una colección de biografías en cómic que mezclaban personajes de diferentes épocas históricas, tuvo claro que debía incluir la vida del Che.

Héctor Germán Oesterheld, célebre autor de cómics argentino desaparecido por la dictadura de Videla.

Héctor Germán Oesterheld, célebre autor de cómics argentino desaparecido por la dictadura de Videla. / Cedida

Según el plan de edición, la biografía de Ernesto Guevara debía salir en 1968, coincidiendo con el primer aniversario de su asesinato, pero se retrasó hasta 1969, en plena dictadura de Juan Carlos Onganía. Con objeto de evitar problemas con las autoridades de facto, Álvarez decidió publicar la historia en un sello editorial ficticio llamado Ediko, con el que se suponía no tenía relación alguna, y sin que aparecieran los nombres de sus autores de la cubierta, algo a lo que Oesterheld se negó. A pesar de las cautelas del editor, la policía ató cabos. Las oficinas de Álvarez fueron allanadas, se destruyeron las copias impresas del cómic, se secuestraron los originales para evitar toda reimpresión de la obra y tanto Álvarez como Oesterheld pasaron a engrosar la lista de subversivos contrarios a la dictadura.

No obstante, los intentos de las autoridades no impidieron que algunos ejemplares de esa primera edición se salvaran. Partiendo de ellos, la editorial española Ikusager publicó en 1987 una nueva versión restaurada de Vida de Ernesto Che Guevara, obra que repasa la vida del guerrillero a través de una narración fragmentaria, en la que se combinan escenas de la captura y muerte del Che en Bolivia con otras de su etapa de formación y compromiso político. Entre ellas, recuerdos de su infancia, su paso por la facultad de medicina, su mítico viaje en motocicleta y su implicación con la salud de las comunidades rurales que fue encontrando a lo largo de ese periplo. Además de la original narración de Oesterheld, la biografía destaca también por el estilo expresionista de Alberto Breccia, que contrasta con el dibujo limpio y estilizado que empleó posteriormente su hijo Enrique en Evita. Vida y obra de Eva Perón.

El dibujo expresionita de Alberto Breccia en 'Vida y obra del Che', una de las obras recogidas en 'Che / Evita' (Reservoir Books).

El dibujo expresionita de Alberto Breccia en 'Vida y obra del Che', una de las obras recogidas en 'Che / Evita' (Reservoir Books). / Cedida

Eva eterna

Aunque su origen fue muy semejante al de Vida de Ernesto Che Guevara, la suerte de Vida y obra de Eva Perón fue muy diferente. Planteada como un título más de la colección Vidas ilustradas, el guion de Oesteheld estaba escrito y los dibujos de Enrique Breccia acabados cuando la policía entró en las oficinas de Jorge Álvarez. Sin embargo, que la rotulación no estuviera finalizada, impidió su publicación.

Paginas interiores de 'Evita. Vida y obra de Eva Perón', una de las obras recogidas en 'Che / Evita' (Reservoir Books).

Paginas interiores de 'Evita. Vida y obra de Eva Perón', una de las obras recogidas en 'Che / Evita' (Reservoir Books). / Cedida

Ante semejante imprevisto, el proyecto cayó en manos del editor Héctor A. Marafoschi, que publicó el trabajo de Breccia, añadiendo color a los dibujos, pero sin los textos de Oesterheld que, con tantas tribulaciones, se creían perdidos. Para sustituirlos, se recurrió al escritor y periodista Luis Alberto Murray, que trazó una semblanza de la líder peronista despolitizada, aséptica y falta de esa emotividad y heroísmo que sí transmitía Vida de Ernesto Che Guevara.

Habría que esperar hasta 2002 para poder leer la historia tal y como Breccia y Oesterheld la habían concebido. Ese año, el editor Javier Doeyo encontró de manera fortuita el guion del autor de El Eternauta en la casa del dibujante Alberto Breccia, que había fallecido casi una década antes. Tras obtener la autorización de las viudas de ambos creadores, Doeyo colocó en los dibujos originales los textos de Oesterheld recreando la rotulación de Breccia y, tras corregir algunos errores históricos que se conocieron posteriormente a la escritura del guion —por ejemplo, el lugar en el que reposaban los restos de Evita— el libro fue publicado.

Desde que Evita. Vida y obra de Eva Perón y Vida de Ernesto Che Guevara fueron concebidas, han sido muchos los títulos de cómic que se han adentrado en temas sociales y políticos. Por ejemplo, los reportajes sobre Palestina de Joe Sacco; las consecuencias de la revolución islámica de Irán en Persépolis, de Marjane Satrapi; las vivencias infantiles en la España franquista narradas por Carlos Giménez en Paracuellos; la masacre de Kent State, de Derf Backderf o Modotti y Pinturas de guerra, de Ángel de la Calle.

La imagen creada por Félix Saborido en 1983 para reivindicar la figura de Osterheld y averiguar su paradero.

La imagen creada por Félix Saborido en 1983 para reivindicar la figura de Osterheld y averiguar su paradero. / Cedida

En todo caso, las obras de Oesterheld y los Breccia mantienen el atractivo de haber sido pioneras en combinar la militancia política y el arte, con el añadido de que, cuando lo hicieron, esa decisión era mucho más que un asunto creativo, sino un compromiso ético que podía pagarse con la muerte o la desaparición —como en el caso de Oesterheld—, aunque no con el olvido. Cada 27 de abril, fecha de su desaparición en La Plata, los militantes por los derechos humanos, aficionados al cómic o no, comparten la imagen creada por Félix Saborido en 1983 en la que muchos de los personajes creados por el escritor portan una pancarta en la que se lee una pregunta para la que todavía no hay respuesta: "¿Dónde está Oesterheld?".

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