Películas de género
Del estigma a la aceptación: así ha cambiado la mirada del cine español sobre la experiencia trans
La Berlinale estrena una versión restaurada de 'Vestida de azul' (1983), el documental pionero de Antonio Giménez Rico sobre el colectivo transgénero y transexual

Una imagen de 'Vestida de azul' / FlixOlé
Nando Salvà
"Seré hombre para Dios, pero para la Tierra no soy ni hombre ni mujer, sino la ridiculez máxima". La frase se escucha en 'Vestida de azul', documental dirigido por Antonio Giménez Rico en 1983 y hoy considerado, con todo motivo, una obra pionera. A lo largo de su metraje, en plena Transición, seis mujeres hablaban sin tapujos de otro tránsito: el que ellas habían afrontado para poder vivir de acuerdo a su identidad de género. Se trataba de una colección de relatos increíblemente tristes que hablaban de de falta de oportunidades laborales, de detenciones y encarcelamientos -en prisiones para hombres-, de explotación sexual y drogadicción inevitables, de miseria y mucho sufrimiento.
Ahora, gracias al inminente estreno en la 75ª edición de la Berlinale de su versión restaurada en 4K, aquella película estrenada el mismo año en el que se despenalizó en España la cirugía de reasignación de género promete cobrar nueva vida para dejar claro -especialmente si se compara con el primer largometraje dirigido por la actriz Marta Nieto, 'La mitad de Ana', aún en cartelera-, cuánto ha cambiado en cuatro décadas la representación en la gran pantalla de la experiencia trans. La española Karla Sofía Gascón, nacida en Alcobendas, acaba de hacer historia al ser la primera actriz trans en ser nominada a “Mejor actriz” en los premios Oscar por su papel protagonista en la película 'Emilia Pérez'.

Una imagen de 'Vestida de azul' (1983) / FlixOlé
Para saber por qué 'Vestida de azul' fue una película revolucionaria conviene repasar el tratamiento que el cine español había ofrecido hasta entonces al colectivo transgénero y transexual. Su primera representación cinematográfica intencionada durante el franquismo había sucedido en 'Días de viejo color' (1967), que incluía en su reparto a una vedete francesa trans llamada Coccinelle; la sexualidad de su personaje ni siquiera se mencionaba en la película, pero su aparición de por sí resultaba transgresora en un tiempo en el que la realidad de la comunidad LGTBI+ estaba prohibida por Ley de Vagos y Maleantes.
También recurrió a ambigüedades el director Jaime de Armiñán en 'Mi querida señorita' (1971), la historia de una cuarentona de provincias -descomunal José Luis López Vázquez- que deja de ser una mujer para convertirse en el hombre que de hecho siempre fue. ¿Es el personaje un caso de hermafroditismo, una metáfora sobre cómo los sistemas represivos aplastan las identidades individuales o una alusión velada a la disforia de género? Mantener la duda al respecto era requisito para esquivar la censura.
Buenas intenciones
Tras la muerte de Franco, las dos primeras representaciones explícitas de la transexualidad en el cine español vieron la luz casi simultáneamente. 'Cambio de sexo' (1977), de Vicente Aranda, destacó por otorgar un papel principal a una actriz trans, Bibiana Fernández -entonces Bibí Andersen-, en la piel de una variación de sí misma; y 'El transexual' (1977), de José Jara, se inspiraba en el caso de Lorena Capelli -cabaretista cuya muerte había copado titulares- para hibridar el documental, el 'thriller' y el musical, e incluía el testimonio de la vedete trans y musa de Dalí Yeda Brown. Ambas son películas llenas de buenas intenciones y, en sintonía con la sociedad del momento, ambas aquejan una mirada claramente transfóba en cuanto que adoptan una actitud heteronormativa y de ningún modo cuestionan la marginalidad a la que la sociedad condena a sus protagonistas.

Victoria Abril y Bibí Andersen (Bibiana Fernández), en 'Cambio de sexo' / EPC
Algo posterior, la comedia 'Pepe, no me des tormento' (1981) destaca porque, como la película de Aranda, incluye un personaje trans al que encarna una actriz también trans, en este caso la hoy senadora Carla Antonelli, puesto que posteriormente las mujeres transexuales han sido encarnadas en el cine sobre todo por actrices cisgénero; otra temprana excepción a esa tendencia es 'Adela' (1987), 'thriller' de Carles Balagué protagonizado por la cabaretista Yani Forner.
Estereotipos y marginalidad
Desde esos años y hasta entrado nuestro siglo, la mayoría de los personajes cinematográficos transexuales y transgénero se ajustaron a estereotipos imperantes en la sociedad según los que las personas del colectivo eran peligrosas, enfermas o risibles, y a menudo vinculadas a la drogadicción y la prostitución; sirvan a modo de ejemplo de esa tendencia títulos como 'La chica de las bragas transparentes' (1981), de Jesús Franco; 'Perras callejeras' (1985), de José Antonio de la Loma; 'Las edades de Lulú' (1990), de Bigas Luna, y el musical '20 centímetros' (2005), de Ramón Salazar.
Entretanto, para sorpresa de nadie, el director que más ha hecho para atacar ese tipo de estigmas y contribuir a la aceptación de lo trans ha sido Pedro Almodóvar. Cuatro de sus películas incluyen personajes pertenecientes al colectivo, entre las que destacan particularmente dos: 'La ley del deseo' (1987), porque incorpora entre sus personajes no solo a una mujer trans (Carmen Maura) plenamente normalizada y muy segura de su identidad pese al entorno discriminatorio sino también a un personaje femenino cisgénero interpretado por una actriz trans, Bibi Andersen; y 'La piel que habito' (2011) porque, al contar la historia de cómo un cirujano plástico secuestra a un joven y lo convierte en mujer como parte de una venganza, habla de forma particularmente reveladora del sufrimiento, físico y mental, padecido por quienes no reconocen la identidad sexual que les fue asignada.

Antonio Banderas y Elena Anaya, en 'La piel que habito' / Prime Video
En las últimas dos décadas, es cierto, Almodóvar ha estado cada vez menos solo, puesto que la marginalidad y el fatalismo han ido desapareciendo de la representación cinematográfica de las personas trans a medida que sus problemas dejaban de considerarse algo individual a entenderse como algo social. En 'El calentito' (2005), la directora Chus Gutiérrez se situaba en los días previos al 23-F para explorar, entre otras cosas, los miedos del colectivo ante la posibilidad de una involución democrática; la reciente 'Te estoy amando locamente' (2023) recreó las primeras manifestaciones que tuvieron lugar en España en pro de los derechos de las personas homosexuales y trans; y el documental 'Testigos de un tiempo maldito' (2012), de Javier Larrauri, da voz a transexuales y travestidos que sufrieron la represión franquista.
También en el ámbito de la no ficción destaca 'Sedimentos' (2021), de Adrián Silvestre, que reúne a seis mujeres trans igual que en su día 'Vestida de azul', aunque dando más espacio a la calidez y la esperanza que a lo trágico. Silvestre también es el director del drama 'Mi vacío y yo' (2022), que cubre en su práctica totalidad el arduo viaje experimentado por una joven desde que se le diagnostica disforia de género hasta que adquiere su verdadero lugar en el mundo.
Diversidad de géneros y edades
Quizá el gran avance experimentado en los últimos tiempos por la representación de lo trans en nuestro cine es su creciente interés en hacerlo desde géneros distintos y prestando atención a diferentes sectores de edad. 'Norberta' (2024) se centra en un hombre maduro y enamorado de su esposa que pasa de ser aficionado al travestismo a convencerse plenamente de que siempre fue una mujer, y para ello adopta un registro cómico pero aun así distinto del de comedias como '3 bodas de más' (2013) o 'Perdiendo el Norte' (2015), que usaban sendos personajes trans simplemente como generadores de equívocos y motivos de chistes.
La premiada '20.000 especies de abejas' (2023), de Estibaliz Urresola, cuenta la historia de una niña atrapada en lo que tradicionalmene se ha considerado un cuerpo de niño y por tanto sometida a la incomprensión de todo su entorno familiar; en 'La mitad de Ana', Marta Nieto pone el foco en las inquietudes y las incertidumbres afrontadas por la madre de un niño que se pregunta "¿por qué soy una niña?" -se basa en el cortometraje 'Son', con el que Nieto dio sus primeros pasos como directora-; y en 'Orlando, mi biografía política' (2023), el burgalés Paul B. Preciado -uno de los filósofos más importantes del mundo sobre las teorías de género y la sexualidad- se inspiró en el Orlando de Virginia Woolf para ofrecer un ensayo sobre la vida trans contemporánea, una celebración de lo 'queer' y una crítica a la dictadura de lo normativo sirviéndose de un reparto compuesto de 27 personas trans abarcadoras de un amplio abanico de edades -entre 8 y 70 años- y colores de piel.
Como afirma el propio Preciado en la película, "existen muchas maneras de ser trans". En sincronía con la sociedad misma, el cine ha ido tomando cada vez más consciencia de ello.
- Rey: «Igual que no hay una carnicería en el cuarto izquierda, no puede haber un piso turístico»
- Kiko Matamoros se moja y cuenta el verdadero motivo por el que Sara Carbonero rompió con Iker Casillas
- El Estado tramita un cambio en la AC-12 para permitir edificar mil pisos en Monte das Moas
- Una periodista valenciana se rinde ante esta cualidad de los coruñeses: 'La gente de A Coruña es la que mejor...
- Uno de los futbolistas españoles del momento desvela su sentimiento por el Deportivo: 'En casa había un amor total
- Recta final en la renovación de Ximo Navarro con el Deportivo
- Así era la 'pequeña Ibiza coruñesa': una discoteca que revolucionó las noches de A Coruña en los 90
- Denis Genreau: «Mi padre se emocionó mucho cuando le dije que el Deportivo estaba interesado en mí»