Discos de la semana
Suzanne Vega, la voz cálida que declara el estado de emergencia en 'Flying with angels'
La cantautora neoyorquina canta a la libertad de expresión, la hostilidad de la ciudad y los refugiados de Ucrania en un álbum tocado por acentos punk, el primero que lanza en nueve años
Los nuevos elepés de Monnone Alone y Jenny Hval, también reseñados

Suzanne Vega / COOKING VINYL
Rafael Tapounet
'Flying with angels’
Suzanne Vega
Cooking Vinyl-Popstock!
Pop-canción
★★★★
Así que el álbum del que nos habló el verano pasado Suzanne Vega (cuando vino a actuar a Porta Ferrada) no se titula finalmente ‘The survival of the fittest’, frase que procede de una de las nuevas canciones, ‘Rats’. En lugar de apuntar a la violencia del darwinismo, a esa “supervivencia de los más aptos”, la cantautora neoyorquina se acoge a una idea más poética, la de sobrevolar las tribulaciones mundanas bien acompañada de ángeles, con el deseo de que no la abandonen.
Es su primer disco de estudio en nueve años, desde el que dedicó a la escritora Carson McCullers (2016), y la muestra más bien intranquila, pendiente de las convulsiones que se suceden a ras de suelo (o por debajo de él) y adoptando en ciertos momentos un registro sonoro directo y urbano, distanciado del registro de narradora filo-folk.
Las dos canciones que ya adelantó en su gira del año pasado apuntan hacia ahí: ‘Speaker’s corner’, la que abre el álbum, es un canto a favor de la libertad de expresión montado sobre un resolutivo andamiaje pop-rock, mientras que ‘Rats’ va más allá con su tacto pospunk, de guitarra y sintetizador new wave, a cuento de la invasión de roedores perceptible en Manhattan, metáfora de las tensiones cotidianas en la gran urbe.
Homenaje a Lucinda Williams
Ella se ha confesado últimamente admiradora de Fontaines D. C., en coincidencia con su productor Gerry Leonard (también aliado de Rufus Wainwright y Laurie Anderson), como si experimentara un despertar del apetito por las sonoridades crudas que estaba latente desde que, en 1979, con veinte años, asistió a un inspirador concierto de Lou Reed. En esa línea está ‘Witch’, que empieza suave y camina hacia la distorsión, advertencia de que “vivimos en un estado de permanente emergencia”. También ‘Lucinda’, un homenaje nítido a Lucinda Williams, presentada como “una especie de ángel” y “a veces, una bestia”.
En ‘Chambermaid’, Bob Dylan aparece como coautor, y es porque se trata de una reinvención del clásico ‘I want you’ (1966), donde el punto de vista lo pone la camarera citada. Llama la atención la vibración funk-soul, y el falsete, de ‘Love thief’. Y la secuencia de mayor peso llega en ‘Last train to Mariupol’, con graves arpegios de guitarra ‘cohenianos’ y la voz de su hija Ruby encarrilando un lamento por los refugiados de la guerra de Ucrania.
Todo ello da a ‘Flying with angels’ una amplitud cromática y un dinamismo, con profundidad narrativa y pulsiones sónicas que proyectan a una Suzanne Vega muy contemporánea sin dejar de ser ella misma, con su cálida voz en primer plano. También en las secuencias más reconocibles: la introspección y los recovecos de la pieza titular, y de ‘Alley’, y de la acústica ‘Galway’, que reserva para el final, dejando que el paisaje de la costa irlandesa deje una estela de esperanza al término de ese paseo con los ángeles.
‘Here comes the afternoon’
Monnone Alone
Meritorio Records
Indie rock
★★★★
Mark Monnone, exbajista de los nunca suficientemente reivindicados The Lucksmiths, entrega el cuarto elepé de su proyecto personal (que no solitario), un gozoso artefacto de pop de guitarras que aúna la herencia ‘jangle’ del ‘sonido Dunedin’ (vía The Bats) con la psicodelia amable de la escudería Elephant 6 y la invitación al baile de los primeros Stone Roses, grupo cuya huella es especialmente perceptible en ‘Dry doubt’, la irresistible canción que abre el disco. Rafael Tapounet
‘Iris silver mist’
Jenny Hval
Art-pop
4AD
★★★★
La creadora y multinstrumentista noruega vuelve a merodear una noción de música pop en la cuerda floja, colgada en su nube, desplegando canciones vaporosas y dotadas de un extraño candor clínico. Da título al disco un perfume creado por el francés Maurice Roucel, señal de la naturaleza intangible y poética de su música, en la que apunta a vínculos maternofiliales y a ritos funerarios fundiendo el frío del sintetizador con la atmósfera sugerente y la melodía con ángel. J. B.
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