Son escritores, profesores, filólogos, arqueólogos, economistas, abogados, filósofos o poetas -reunidos hoy en Córdoba-, que conocen a fondo la cultura y la lengua del país en el que actúan, ya que ejercen de "agentes" para poner en contacto a los protagonistas de sus actividades en español con la cultura del país donde se encuentran.

Y es que una de sus funciones es la promoción de las industrias culturales en español, lo que hace que, más allá de impulsar la enseñanza del idioma, traten de introducirlo en los sistemas educativos de cada país o de que el español aparezca en los medios de comunicación para que entre en el tejido social y se fortalezca.

Eso explica que, para ser director de un Cervantes -por un máximo de cinco años- se requiera "una personalidad abierta", además de cierta "experiencia en gestión cultural", explicaron a Efe fuentes de la sede central y subrayaron que el perfil de director de uno de estos centros responde a una gama muy variada.

Eduardo Lago es un escritor que lleva 20 años en Nueva York y es amigo de los grandes narradores norteamericanos; Inmaculada González Puy habla el chino como cualquier ciudadano de ese país, por cuya cultura se interesó desde muy joven, y el escritor Juan Pedro Aparicio, director en Londres, era técnico comercial del Estado.

Aunque la tarea de dirigir uno de estos centros requiere colaboración con las embajadas, éstas no siempre tienen un consejero cultural y los directores de los Cervantes tienen en cuenta la lengua, no la nacionalidad de sus protagonistas culturales, aglutinando una sola cultura, la de 400 millones de habitantes.

Lo más difícil para el Instituto, según las fuentes, es encontrar a gente para destinos donde se hablen lenguas del estilo del búlgaro, el checo, el polaco, el rumano o el griego moderno. Joaquín Garrigós, en Bucarest, es el traductor de Mircea Eliade, y Víctor Andresco, en Moscú, un escritor bilingüe en castellano y ruso.

Pablo Martín Asuero, en Estambul es un especialista en literatura turca, Carlos Varona, en Amán, un arabista que dirigió el servicio de árabe de la Agencia Efe, y Pepe Rodríguez, en Manila, ex delegado de EFE en Filipinas.

El director del Cervantes de Tokio -pendiente de inaugurarse- procede de la Casa Asia, mientras que Oscar Puyol, que encabezará el de Nueva Delhi cuando se inaugure este año, es el autor del diccionario sánscrito-catalán. Así sucesivamente se buscan grandes conocedores de culturas y sus lenguas.

Según dijo a Efe uno de estos responsables, resulta también crucial la "capacidad de liderazgo para la formación de equipos", dado que cualquier centro, por pequeño que sea, cuenta al menos con una plantilla de 15 ó 20 personas que gestionan a su vez grupos académicos, culturales, de biblioteca o administrativos.

El Príncipe de Asturias preside hoy en el Palacio de Congresos de Córdoba una reunión de estos directores, acompañado por el nuevo ministro de Cultura y ex-director del Cervantes, Cesar Antonio Molina, la nueva directora Carmen Caffarel y el secretario general del Instituto, Joaquín de la Infiesta.

Por la tarde el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, mantiene un encuentro con estos responsables de centros en el mundo.

Cinco de ellos, Antonio Martínez (Casablanca), Eduardo Lago (Nueva York), Inmaculada González Puy (Pekín), Olvido García Valdés, (Toulouse), y Abel García Murcia (Varsovia) se encargan, en esta cita, de exponer sus experiencias al frente de la institución.