La muerte en directo

El mítico entrenador escocés Jock Stein sufrió un infarto mortal mientras dirigía a la selección de su país en un decisivo encuentro frente a Gales

Un joven Alex Ferguson, junto a Stein. / l. o.

Un joven Alex Ferguson, junto a Stein. / l. o.

Juan Carlos Álvarez

Jock Stein no podía vivir sin el fútbol. Después de cumplir los sesenta años en el banquillo de la selección escocesa hubo mucha gente de su entorno que le insistió en la necesidad de acudir a los estadios sólo de visita los domingos, como hacía el resto de aficionados de su edad. Era imposible. Fiel exponente de la raza de técnicos británicos que no entendían la vida sin calzarse unas botas con tacos, este escocés testarudo insistió en mantenerse en el cargo. Había metido a la selección de su país en el Mundial de España de 1982 -se quedó fuera de los cuartos de final por la diferencia de goles- y quería estar en México en 1986 pese a que futbolistas esenciales como Kenny Dalglish, Steve Archibald, Alan Hansen o Graeme Souness habían puesto el punto final a su etapa internacional. Eran tiempos, por tanto de renovación. Pasaron apuros en la fase de clasificación que se disputó durante el año 1985, pero llegaron al último encuentro con un punto de ventaja sobre Gales pero con la amenaza de que el último partido de la fase de clasificación debían jugarlo en Cardiff, donde a buen seguro les esperaría un ambiente infernal. Stein hacía tiempo que no estaba bien. Los que trabajaban a su lado decían que antes del encuentro en el Ninian Park se le veía más cansado que de costumbre, serio, incluso huraño. El partido resultó de una tensión insoportable. Los galeses convirtieron el recogido estadio de Cardiff en una olla a presión y a los trece minutos Mark Hughes había estrenado el marcador. Nada iba bien para los escoceses que aún por encima recibieron en el descanso una noticia difícil de encajar. Su portero, miope, les dijo que había perdido una lentilla en un choque y que había olvidado traer las de repuesto. Todo pintaba mal para los chicos de Stein. Pero el técnico aún tenía un as en la manga: Cooper, un anárquico delantero del Glasgow Rangers por el que sentía especial devoción. A la hora de juego sentó a Gordon Strachan en el banquillo y situó en punta a Davie Cooper. Sólo restaban nueve minutos cuando su elegido marcó el gol del empate mientras crecía la tensión en la zona de los banquillos donde Stein se mantenía de pie y discutía con los fotógrafos que trataban de tomar su imagen en el preciso instante en que se certificase la clasificación. A falta de segundos para el final el seleccionador escocés se puso en pie con cierta dificultad y se acercó a su homólogo galés para saludarle. Fue justo en ese momento cuando sufrió un terrible infarto que le hizo caer en los brazos del seleccionador rival. Acabó el partido y los jugadores comenzaron a festejar el empate en el terreno de juego mientras se llevaban a su entrenador a los vestuarios. Fueron unos instantes dramáticos de los que los futbolistas fueron totalmente ajenos. Los médicos que le atendieron en las entrañas del estadio sólo pudieron certificar su muerte. Había fallecido en la enfermería, como los toreros de leyenda. Cuando los jugadores llegaron al vestuario con la idea de festejar con la persona que más empeño había puesto en la clasificación para el Mundial se enteraron de la terrible noticia. La muerte de Stein sumió a Escocia en una terrible tristeza, especialmente para su ayudante, un joven llamado Alex Ferguson al que había sentado unos años antes a su derecha en el banquillo y que días después heredó el puesto al frente de la selección de Escocia.

Jock Stein, el hombre que de no haber triunfado en el fútbol se habría ganado la vida trabajando en una mina, como la mayor parte de su familia, murió en acto de servicio. Con él se marchó un mito de los banquillos, el primer técnico que conquistó para las islas británicas una Copa de Europa. Fue en 1967 con aquel inolvidable Celtic de Glasgow formado por jugadores que habían nacido todos en un radio de 50 kilómetros a partir del Celtic Park, una hazaña descomunal, impensable. Aquella noche, en la que los Leones de Lisboa superaron en una demostración de fuerza gigantesca al Inter de Luis Suárez, Stein recibió la llamada de Bill Shankly, el inolvidable entrenador del Liverpool, que le dejó un mensaje inolvidable: "Jock, eres inmortal". Aún consiguió llevar al Celtic a otra final de la Copa de Europa, que perdieron contra el Feyenoord y su legado en el club católico de Glasgow es imborrable: una Copa de Europa, diez Ligas (nueve de ellas consecutivas, ocho Copas de Escocia, cinco Copas de la Liga) y el honor de haber formado a uno de los cuatro equipos que han sido capaces de ganar en una misma temporada Liga, Copa, Copa de la Liga y Copa de Europa. Su nombre es respetado en toda Escocia, especialmente en el Celtic Park donde nunca importó su origen protestante y donde escuchar su nombre obliga a una reverencia.

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