Qué poco dura la alegría en la 'casa roja'

N. Sotomayor

Poco duraron a Fernando Alonso y a Ferrari las alegrías de Alemania y Hungría. Ellos solos se encargaron de poner fin a su particular racha con una estrategia a contracorriente que cuesta entender. Plantear, pese a las previsiones meteorológicas, un fin de semana con configuración de lluvia cuando nadie más lo hace es defendible sólo en el caso de tener posibilidades remotas de ganar el mundial y como estrategia suicida. No era éste el caso. Para colmo de males, y después de escuchar insistentemente que la lluvia le favorecería, la presencia del líquido elemento a falta de pocas vueltas para el final no permitió aprovechar la ventaja que le daba su original estrategia sino todo lo contrario. Alonso fue el primer piloto en irse contra el guardarraíl. No cabe hablar de mala suerte ya que llovió para todos los que se encontraban en pista en aquellos momentos. Desde que no lleva neumáticos Michelín (Renault, año 2006) la lluvia no le es favorable al asturiano. Con Bridgestone sólo ha ganado una prueba (Alemania 2007) frente a las cuatro que, sin ir más lejos, ha conseguido Lewis Hamilton en idéntico periodo. Y aún así se clama por la lluvia. La única lectura positiva del aciago fin de semana la ha dado un enajenado Sebastián Vettel al autoeliminarse llevando con él a otro candidato al título, Jenson Button. Cada día el alemán es más sensible a la presión de ver cómo su veterano compañero Mark Webber le está ganando este mundial.

Tanto equipo como piloto han hecho buenos todos los preceptos de la ley de Murphy. Alonso llegó a Spa a menos de una victoria del líder y se va a casi a dos. El mundial se pone muy cuesta arriba por deméritos propios. La ventaja frente al líder no es insalvable, pero deben fallar tanto Hamilton como Webber. Necesitará tres victorias como mínimo y, al margen de los dos pilotos que lideran el mundial, Button y Vettel siguen ahí. Tienen el mismo objetivo que Alonso, con lo que la remontada se hace más complicada. La pregunta es si Ferrari está en condiciones de dar al asturiano un monoplaza capaz de dominar los seis grandes premios que restan. Con independencia del error de estrategia que marcó este fin de semana, Ferrari no ha dado la sensación de tener un coche ganador en Spa pues lo del viernes fue pura ilusión.

De las seis pruebas que restan por celebrarse me atrevo a decir que cuatro de ellas le vienen como anillo al dedo a los Red Bull. Me refiero a Japón, Brasil, Abu Dhabi y Singapur. Por sus características, trazados sin grandes rectas y con sucesión de curvas de media velocidad, los Red Bull deberían aprovechar las magníficas cualidades aerodinámicas de su monoplaza. De hecho, el año pasado vencieron en los tres primeros. No conozco el circuito coreano -aún sin finalizar- y Monza, dentro de quince días, es el más rápido del mundial y sus largas rectas no favorecen, en principio, a Webber y Vetel. Subrayo lo de en principio ya que tampoco Spa les era en teoría propicio y tanto en clasificación como en carrera han estado en todo momento por delante de los Ferrari. No sabemos dónde tienen el límite.

En Italia los McLaren deben aprovechar su principal arma: la velocidad punta. Ahora bien, esta no va a ser determinante a partir de entonces y si tuviera que elegir hoy un candidato al mundial me inclinaría entonces por Webber. Red Bull deberá apostar por un piloto en breve y el australiano ha hecho méritos para recibir ese trato preferencial. Respecto a Alonso y Ferrari, mucho han de cambiar las cosas para que el asturiano se corone campeón en Abu Dhabi.

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